Paisajes de otoño: seis lugares cercanos para una escapada de fin de semana
A medida que avanza la estación, las salidas al monte se convierten en paseos mágicos en los que disfrutar de rincones con encanto. Aquí te proponemos seis posibles destinos
Aunque para los animosos nunca hay un impedimento para salir al campo, al monte en cualquier época del año, lo más normal es que el invierno no sea la preferida de la mayoría. Solo los amantes de los deportes de invierno en sus múltiples variantes esperan con ansia la llegada de la nieve y el frío, el resto se recluye en sus rutinas más urbanas a la espera de que la primavera temple el ambiente. Aunque también los hay que emigran a parajes más cálidos.
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Quizá por eso en otoño se multiplican las salidas al campo, al monte o al bosque para disfrutar del particular y variado clima de esta época, de la luz de unos días en los que el sol ya no se levanta tanto, iluminando de forma rasante los sugerentes colores de unas hojas a punto de desprenderse de los árboles.
Desde aquí proponemos seis paisajes sugerentes en los que despedirse temporalmente de las excursiones campestres hasta que la primavera empiece a brotar en la naturaleza.
Sierra de la Demanda, en la muga entre Burgos, La Rioja y Soria
La Sierra de la Demanda se eleva en las provincias de Burgos, La Rioja y Soria. Sus dos picos más altos son el de San Lorenzo (2.270 metros), en La Rioja, y el de San Millán, en la provincia de Burgos. En sus laderas se encuentran la riojana estación de esquí de Valdezcaray y la burgalesa de Valle del Sol, cercana a Pineda de la Sierra. Mientras llegan las nieves para deleite de esquiadores y aficionados a los deportes de invierno, esta tierra de pinares, hayedos y robledales se convierte en un auténtico paraíso otoñal.
Se trata de un espacio natural tranquilo donde emprender una ruta, las hay para todos los niveles, para senderistas y montañeros expertos como para familias con miembros de todas las edades. Tanto la ruta de las Siete Villas como la de los Hayedos en los Montes de Ayago son de lo más recomendable. Entre los muchos pueblos de los que disfrutar no hay que pasar por alto el riojano Ezcaray, o los burgaleses Santo Domingo de la Calzada y San Millán de la Cogolla.
Un recorrido para conocer los seis pueblos más bonitos de Burgos
Valle de Iregua en el Parque Natural de Cebollera, La Rioja
Nunca se insistirá lo suficiente en animar a los excursionistas que visiten La Rioja a que vayan más allá de los paisajes vitivinícolas, que en esta época también lucen magníficos, y se acerquen a sus montes y valles, donde encontrarán todo un mundo de actividades en la naturaleza. Uno de estos paraísos naturales es el Valle de Iregua, en el Parque Natural de Sierra Cebollera, un remanso de paz y tranquilidad donde desconectar de la rutina y el ajetreo de la vida ciudadana.
Recorrer sus sendas mostrará una naturaleza en constante cambio que a la vez parece permanecer inmutable en el tiempo.
Valle de Salenques en el Parque Natural de Posets-Maladeta, Huesca
El Pirineo oscense nunca falla, por eso viajar hasta el Valle de Salenques en el Parque Natural de Posets-Maladeta no solo no defrauda a los amantes de recorrer trochas y ascender laderas. Este parque natural del Pirineo aragonés cuenta con un entorno moldeado por los ríos que lo cruzan y que hacen del agua un protagonista indiscutible.
Los amantes de los animales disfrutarán de una fauna acuícola en la que las truchas ponen la agilidad y los tritones y otros anfibios el color y el misterio. Entre sus frondosos senderos y umbríos rincones se descubre un paisaje ideal para disfrutar en familia de la naturaleza en todo su esplendor. Además, las rutas bien señalizadas impedirán sustos y aportarán información sobre el entorno.
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Huesca
Sin salir de Huesca, un clásico que no debe pasarse por alto: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. La sensación de soledad que se siente al recorrer cualquiera de los valles y montañas que lo forman causa tal impresión que son pocos los que se resisten a repetir destino y tratar de profundizar en sus rincones, que muestran una naturaleza salvaje que brilla aún más durante los atardeceres de otoño.
En esta estación, este parque nacional brilla bajo una variada gama de colores que alterna los ocres de los árboles de hoja caduca con los verdes eternos de las coníferas que salpican el paisaje. Los más preparados pueden intentar el asalto a la cima de Monte Perdido, el amo de estas montañas con sus 3.355 metros de altitud.
Hayedo de La Zamina, Cantabria
En Cantabria, bajo las poderosas cimas de los Picones de Sopeña, se extienden soberbios hayedos. En pleno corazón de los Valles Pasiegos, en el Valle del Miera, crece uno de los hayedos más singulares de la península: el Hayedo de La Zamina, uno de los pocos que crecen sobre un sustrato calcáreo.
Este detalle, precisamente, ha ayudado a conservarlo frente a otros territorios más aptos para pastos en estas tierras marcadas por la trashumancia de sus pobladores y la ganadería
La Sierra de Urbión y la Laguna Negra, Soria
La soriana Laguna Negra, a pesar de su popularidad, sigue manteniendo ese misterio que se ha forjado a su alrededor gracias a las historias transmitidas de generación en generación y que han inspirado a muchos escritores y narradores, como es el caso de La Tierra de Alvargonzález.
Las oscuras aguas de la misteriosa laguna invitan a que cada visitante imagine, recree o invente su propia leyenda, que se puede ir narrando mientras los excursionistas recorren el lugar. Además, el color del paisaje que la rodea, formado por un entorno de paredes grisáceas, verdes pinares y enormes hayedos, contrasta con la inquietante calma de la superficie de la laguna. Sin duda se trata de uno de los parajes más hermosos de Soria.