En un emotivo gesto de gratitud y reconocimiento, un grupo de personas que en algún momento de sus vidas han lidiado con el lastre de la obesidad, se reúnen anualmente en Usurbil para celebrar una cena en honor a Miguel Ángel Carbajo Caballero, el doctor vallisoletano que les hizo ver la luz al final del túnel. 

El doctor Carbajo saludando a sus pacientes Pedro Martinez

El denominador común que une a quienes acuden a estas cenas de confraternidad no se limita a la pérdida de peso tras la cirugía, sino que radica también en el cambio radical que esta misma produce en la salud de cada uno de los pacientes y en su perspectiva y calidad de vida. Ello se debe a que el profesor Carbajo, uno de los cirujanos de obesidad de mayor prestigio y reconocimiento internacional, ideó hace ya veintidós años una técnica que aborda esta enfermedad desde la perspectiva metabólica, es decir, desde su raíz y origen, logrando excelentes resultados.

Se trata de la técnica bautizada como Bypass gástrico de una anastomosis (BAGUA- OAGB), que se realiza como una intervención mínimamente invasiva y materializada en base a las necesidades de cada paciente. Aintzina Intxausti Muñoz, quien se sometió a la operación hace dos décadas, lo describe de manera excepcional: “Es como hacerse un traje a medida”. De hecho, fue este el motivo por el que, después de haber visitado cinco centros de prestigio, ella decidió ponerse en manos del doctor Carbajo y de su equipo, debido a la confianza que le inspiraron. 

Al igual que Intxausti, otros muchos pacientes que han confiado en el médico han visto que la obesidad y las enfermedades asociadas, como la diabetes tipo 2, el colesterol, la hipertensión o la apnea del sueño, desaparecen de sus vidas de forma permanente con la operación. “Es una técnica de gran poder metabólico. Los mecanismos que introducimos modifican las hormonas gastrointestinales, intervienen los mecanismos neurohormonales y la capacidad de absorción intestinal”, cuenta el doctor Carbajo. “Además el BAGUA solo deja como intestino absorbente el de los nutrientes que cada paciente necesita, en base a sus requerimientos individuales, manteniendo el status nutricional intacto, pero controlando y eliminando la obesidad, así como el riesgo cardiovascular y las enfermedades asociadas”, añade.

Reconocimiento internacional

Gracias a los resultados obtenidos a lo largo del tiempo, la técnica BAGUA se utiliza en la actualidad en los cinco continentes. El pionero doctor reconoce que “ha sido un largo y duro camino, pero muy satisfactorio para nosotros, ya que hoy en día, igual que se pueden beneficiar de ella los pacientes de Euskadi y del resto de España, también lo pueden hacer los de cualquier otro rincón del mundo”.

El antes y después de Mikel Garmendia.

Precisamente son ellos, los propios pacientes los mejores exponentes de la eficacia de la técnica desarrollada por el doctor Carbajo. Claro ejemplo es el donostiarra Mikel Garmendia, que llegó a la consulta de Valladolid hace 13 años, con 135 kilos y tras haber desarrollado una diabetes tipo II que estuvo a punto de costarle la vista y la vida. Él mismo explica que, por ese motivo, “tenía la moral por los suelos, así que me fui a Valladolid con mi hermana y de la misma cogimos la vez para operarnos los dos el mismo día”. De esta forma se despidió no sólo de los 70 kilos que le sobraban, sino de la consecuente diabetes.

Igualmente convencida salió de la primera consulta Clara Corredor, de Pamplona, que en su primer viaje aprovechó incluso para realizarse el preoperatorio y, después de cinco años, pasó de 125 kilos a 64, manteniéndose así en su peso ideal. En la misma línea, Arantxa Irazusta perdió todo su exceso de peso y, después de 12 años, se encuentra feliz en su peso. Y como ellos tantos más… 

Una rápida recuperación 

Entre los grandes beneficios de la técnica BAGUA destaca asimismo la rápida recuperación tras la operación, ya que al ser muy poco invasiva, el doctor Carbajo da de alta a sus pacientes pasadas apenas 24 horas. La mayor prueba de ello fue la presencia en la cena celebrada la semana pasada de Unai Begiristain, que había sido intervenido cinco días antes. Aunque no podía ingerir aún nada sólido, se personó en la cena para compartir con el resto de lo pacientes el ambiente familiar.

“El doctor Carbajo es como un hermano. Hablamos casi todas las semanas, se preocupa por todos nosotros más allá de los temas médicos”

Mikel Garmendia - Paciente

La primera vez que tuvo lugar este encuentro de pacientes con el doctor Carbajo tuvo lugar en 2010 por iniciativa de los propios pacientes. Desde entonces se ha venido realizando cada año, y actualmente se consideran “una gran familia”, tal como reconocían muchos de ellos en la cena. Ello se debe a que tanto el doctor como su equipo son, como los describen los pacientes, “sumamente humanos y con una cercanía tremenda”. Garmendia reconocía en este sentido que para él el cirujano “es como un hermano. Hablamos casi todas las semanas, se preocupa por todos nosotros más allá de los temas médicos”.

Cada año se suman nuevos pacientes a la cena. Pedro Martinez

 Por su parte, el propio médico relataba que estos homenajes constituyen “algo grande” y “un honor y un reconocimiento muy importante, porque no es algo habitual”. Por este motivo, tras la cena pronunció unas palabras de agradecimiento para todas aquellas personas que, lejos de ser meros pacientes, se han convertido en amigos. 

Centro de Excelencia para el Estudio y Tratamiento de la Obesidad y la Diabetes

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Ivan Rodríguez Roldán perdió 100 kilos

El antes y el después de Iván Rodríguez.

El antes y el después de Iván Rodríguez.

l errenteriarra Ivan Rodriguez Roldán, de 48 años, es uno de los muchos pacientes que le estará siempre agradecido al doctor Carbajo. El detonante para decidir operarse hace cuatro años fue, en su caso, la certeza de saber que si no tomaba cartas en el asunto, la obesidad terminaría dejando a sus hijos sin padre.

Cuatro años después y con alrededor de 100 kilos menos, asegura que aquella fue la mejor decisión de su vida

“Descubrí al doctor Carbajo por un amigo, oí que era una eminencia, indagué por Internet y enseguida concerté una cita. Fui y salí con la fecha de la operación ya cerrada”, cuenta. Tras cerca de cuatro horas charlando con el cirujano, recuerda salir de la consulta “devastado por la crudeza de la realidad”, pero convencido de que no podía seguir así. Cuatro años después y con alrededor de 100 kilos menos, asegura que aquella fue la mejor decisión de su vida.

Otros pacientes

El antes y el después de Arantza Irazusta.

El antes y después de Clara Corredor.

Número de Registro 33/20.