Los frutos secos son, tal y como así lo indican desde la Clínica Universidad de Navarra, "considerados como un 'extra' dentro de la dieta". Un alimento que, según apuntan los expertos, están constituidos por una gran variedad de productos vegetales, desde las nueces hasta los anacardos. "Algunos de esos productos son propios estas latitudes, como las avellanas, semillas de girasol o almendras, mientras que otros son más bien considerados exóticos, como los pistachos", añaden.
Tal y como explican los expertos de la Clínica Universidad de Navarra, "la mayor parte de los frutos secos tienen un contenido rico en minerales. Entre los que destaca el potasio, magnesio, calcio y fósforo. Además, contienen abundantes oligoelementos, como el selenio o el zinc". Aunque, como bien se sabe, no es oro todo lo que reluce. Los frutos secos también aportan muchas calorías, debido a que contienen grasas en abundancia, aunque en cierta forma, además, contienen proteínas. "Esas grasas no son del todo perjudiciales, ya que predominan las insaturadas, muy presentes en aquellas de origen vegetal, entre las que se incluyen ácidos grasos beneficiosos", argumentan. "En relación con ese contenido de grasas "sanas" que influyen de forma positiva sobre el perfil lipídico y, además, de otros ácidos grasos también adecuados, se ha llegado a defender su consumo razonable para ayudar a controlar los niveles de colesterol", añaden desde la Clínica Universidad de Navarra.
Según apuntan los especialistas, se recomienda la ingesta de frutos secos en personas con problemas nutricionales o que presentan intolerancia a determinados alimentos, con riesgo de presentar déficit en algún mineral esencial, como puede ser al calcio y el fósforo. Debido a su alto contenido en fibra, también se recomienda su consumo en personas con tendencia al estreñimiento.
Este fruto seco produce colágeno y ayuda a controlar el azúcar en sangre
Ricos en nutrientes, incluyendo minerales como el magnesio, cobre y zinc, esenciales para diversas funciones del organismo. Así son los anacardos. Un fruto seco que contribuye al control del azúcar en sangre gracias a su contenido de fibra, grasas saludables y carbohidratos de absorción lenta. La fibra ayuda a regular la absorción de glucosa en el intestino, previniendo aumentos bruscos en los niveles de azúcar. Por su parte, el magnesio presente en los anacardos mejora la sensibilidad de las células a la insulina, facilitando un metabolismo más eficiente de la glucosa.
Además, el cobre es fundamental para la síntesis de colágeno, una proteína estructural que proporciona elasticidad y firmeza a la piel, los huesos y otros tejidos conectivos. Este mineral "actúa como cofactor en las enzimas responsables de la producción de colágeno, ayudando a mantener la integridad de la piel y la salud articular", apuntan los especialistas.