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Barracas: el precio no frena a las familias

El recinto ferial, situado en la Rochapea, en el parque del Runa, cuenta con atracciones cuyos precios rondan desde los cinco hasta los ocho euros por persona

Diversión familiar en las barracasOskar Montero

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La voz de la gente emocionada, el olor a churros, gofres, manzanas caramelizadas o patatas, el sonido de las atracciones y los feriantes animando a los visitantes, ya se han convertido en unos sonidos conocidos al pasar por la zona del Río Arga, en el parque del Runa de la Rochapea.

Las fiestas de San Fermín han sido el motivo para volver a reunir a muchas atracciones, algunas ya conocidas por los pamploneses -y algunos visitantes- como "El nuevo río vacilón" o los autos de choque. Sin embargo, este año cuenta con tres novedades: el Sky Lab, la noria y el Megabross, tres atracciones para diferentes rangos de edad, pero con un objetivo común: hacer pasar un buen rato con amigos o familiares.

El recinto ferial está formado por varias barracas, cuyos precios rondan los cinco u ocho euros por persona, puestos de comida -siendo los más consumidos los de algodones de azúcar, gofres, churros o el de patatas asadas rellenas- casetas de tiro para todos los gustos -escopeta, dardos o pistolas de agua- y tómbolas, como la ya conocida Tómbola Antojitos, de la mano del riojano Juan Manuel Ortega que, desde 2006 -cuando vino por primera vez a Pamplona con motivo de los sanfermines - se ha convertido en una de las más concurridas durante las fiestas. 

Además, atracciones como "El río vacilón", aunque ha tenido que subir el precio a cinco euros por persona, “porque al final todo ha subido mucho en este último año”, también está teniendo mucha acogida por parte de la gente. “Trabajamos bastante bien, al final es una atracción familiar. Viene gente de todas las edades, desde niños chicos hasta personas más mayores”, añade Ángel Danef, feriante de la atracción. 

Sin embargo, también hay quienes piensan lo contrario. Este es el caso de José Nieto González, de los autos de choque, una atracción de cuatro euros por persona y que lleva viniendo unos ocho años. “Este año la acogida de la gente ha disminuido bastante con respecto a años anteriores, está siendo una feria bastante flojita. En otros lugares como Extremadura sí que tenemos más ingresos”. Aún así, la subida de los precios de este año no ha supuesto una amenaza para hacer nuevas incorporaciones. 

La atracción Sky lab, a cinco euros por persona, abría sus puertas y se estrenaba en los Sanfermines de este año. Lo que parecía ser una atracción tranquila, con unos vagones en forma de coches y una jaula que recuerda a la del barco vikingo, calienta motores con una inclinación de noventa grados en los asientos y una gran velocidad. Algo que no pasa desapercibido en todo aquel que se acerca a la feria. “Es una atracción que, aunque es nueva, está teniendo mucha aceptación y gusta mucho”, comenta Antonio Corchs, uno de los feriantes. Además, “su velocidad y fuerza, que hace que te quedes pegado al asiento, hace que la gente quiera montarse. Causa impresión”, aclaraba.

Otra de las incorporaciones, Megabross, ha supuesto también mucha aceptación. Sobre todo por los niños pequeños, a quienes va dirigida en su mayoría. Se trata de una adaptación, mucho más pequeña, de la montaña rusa El ratón vacilón, otra de las atracciones del recinto ferial.

Asimismo, Marisol García, hija de Antonio García, dueño de la noria, una atracción que cuesta seis euros por persona, afirma que “es algo típico de la feria y que está teniendo buena acogida”. Ambos coinciden en que “no hay nada como ver la ciudad desde lo alto”. 

Sin embargo, a pesar de la subida de precios, lo que realmente ven los feriantes como un impedimento es la ubicación. Desde que las barracas se sitúan en el parque del Runa, en la Rochapea, “la gente baja menos. Antes al estar en el centro te hacían más partícipe de las fiestas”, comentan varios feriantes.

El recinto ferial, que abría sus puertas a comienzos de los sanfermines, apagará sus luces y su música el próximo domingo 16 de julio, jornada en la que los precios al público tendrán una reducción del 50%.

Un broche final de las fiestas de San Fermín, después del Pobre de mí.