Tras ocho noches y nueve días intensos, muy intensos, varios bares de Pamplona se tomaban la mañana del día 15 de julio de descanso. Unos Sanfermines con récord de afluencia que se ha visto reflejado en la hostelería de la ciudad. Los hosteleros aseguraron haber superado “por mucho” las expectativas que tenían para la actividad de este año. Las fiestas han dejado un saldo “altamente positivo” para la industria hostelera local. 

“Hemos tenido mucha demanda. Otros años nos encontrábamos con horas muertas y este año, en cambio, hemos trabajado mañanas, tardes, vermú, café, cenas, bocadillos, cubateo...”, aseguró Tomás Zambrano, camarero de Gure Etxea. El trabajador del local ubicado en la plaza del Castillo destacó la importancia que tiene el clima en la afluencia de consumidores: “El día 6 nos llovió, y aquí en la plaza todos tenemos terrazas, que es donde se congregan la mayoría de nuestros clientes. A pesar de los toldos, mucha gente se echó para atrás y se fue a casa”. “Aunque el día 6 no tuviésemos la clientela esperada por las tormentas, el resto de días lo recuperamos de sobra”, aclaró.

“Ya sabíamos que estos Sanfermines no iban a ser peores que los del año pasado. Ahora que ya no hay Covid se esperaba más clientela, y así ha sido”, explicó Arkaitz Arroztoa, camarero del bar Bidezarra ubicado en Navarrería. La calle Calderería también superó lo imaginado: “Comparado con los resultados que obtuvimos el último año antes de la pandemia, este año ha sido una locura, sobre todo las tres primeras noches”, aseguró Thiago Gómes, trabajador del restaurante Pirelly Farm.

“Se venía diciendo que en estos Sanfermines iba a haber más gente, y se han superado las expectativas. El fin de semana fue bastante fuerte”, explicó Garabet Tarjenian, responsable del local Asador Maitagarri.

Franceses al alza 

Unas fiestas conocidas mundialmente, que transcienden fronteras, atraen a multitudes de visitantes de todas partes del mundo, con los franceses a la cabeza. “Los Sanfermines del año pasado fueron más de gente de aquí. Este año ha sido más diverso, se ha recuperado el público extranjero. Nos han venido muchos franceses, americanos e incluso rusos”, expresó Michael Villacorta, trabajador de Pirelly Farm.

“La mayoría de nuestros clientes son extranjeros, los de casa suelen pasar pero muy poco. Entre los consumidores que hemos tenido, destacaban los franceses, estadounidenses y mexicanos”, explicó el camarero de Gure Etxea. Óscar, camarero del establecimiento Escalerica Centro, relató prácticamente la misma situación: “Ha sido exagerada la presencia de los franceses estas fiestas, en especial el día 8 y los últimos dos días. Esta calle estaba repleta por ellos”. 

“Otros años se hablaba de la gran presencia de los australianos, pero este año no ha sido así, por lo menos en mi local. Sin duda, la mayoría eran franceses”, añadió Tarjenian.