El Gobierno de Navarra está últimando los pasos para hacer realidad la Ley Foral de Cambio Climático y Transición Energética que articulará legalmente la acción de Gobierno en temas medioambientales. Aportará un marco normativo, institucional e instrumental estable que comprometerá a la sociedad navarra en su conjunto. Por el momento, el anteproyecto ha sido elevado recientemente al Consejo de Navarra para su preceptivo dictamen, que una vez emitido, lo devolverá al Gobierno para su posterior aprobación en una nueva sesión antes de su remisión al Parlamento como proyecto de ley.

Los ejes sobre los que pivotan los objetivos de esta Ley se concretan en políticas y acciones de mitigación, que persiguen reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y las políticas de adaptación, que buscan reducir los riesgos que origina el cambio climático para el medio ambiente y las personas. Todo ello, en consonancia con las leyes, normas, planes y estrategias que se vienen implementando en el ámbito internacional, europeo, estatal y autonómico y que responden a una situación de emergencia climática que amenaza a la humanidad, la biodiversidad y el medio ambiente, así como a una necesidad de encaminar el planeta hacia un camino más sostenible e inclusivo.

Actuaciones

Navarra ya cuenta con instrumentos de planificación en el ámbito de la lucha contra el cambio climático (Hoja de Ruta KLINA) y de la transición energética (Plan Energético de Navarra Horizonte 2030). El objetivo de la futura Ley Foral es alcanzar los compromisos establecidos en esa planificación. Esto es, reducir el nivel de emisiones netas de CO2 y de los demás gases de efecto invernadero en, al menos, un 45% para 2030 y un 80% para 2050 con respecto al año 2005. Además, pretende que el 50% de la energía que se consume en la Comunidad Foral sea renovable en 2050 (partiendo del 23,2% en 2018).

En cuanto a la adaptación al cambio climático, la norma busca que Navarra sea un territorio sostenible y resiliente y contribuir así a reducir los efectos negativos del cambio climático. Asimismo, en consonancia con el Plan Energético de Navarra Horizonte 2030, la futura ley tiene como objeto articular la transición hacia un nuevo modelo energético, basado en una economía circular baja en carbono, que plantee la sustitución progresiva de las energías fósiles, causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero, por las renovables.

La consejera del Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, Itziar Gómez, subraya que este anteproyecto de Ley Foral "es ambicioso y acorde a la emergencia climática que vivimos". Gómez explica que "el Gobierno de Navarra propone este anteproyecto de Ley Foral para que podamos alcanzar los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático recogidos en las respectivas hojas de ruta de Navarra como son Klina y Plan Energético". Es, por lo tanto, "un anteproyecto de ley para que los objetivos no se queden en papel mojado y que regula la forma en la que podemos alcanzarlos".

Medidas concretas

La ley cuenta con seis capítulos y un apartado de disposiciones que busca un objetivo: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por sus riesgos para las personas y el medio ambiente.

Este anteproyecto de Ley Foral recoge medidas concretas para la mitigación y la adaptación al cambio climático de diferente calado y que competen a diferentes áreas como pueden ser los edificios; el alumbrado público; la movilidad; las energías renovables; el medio natural y la biodiversidad; el entorno urbano o, también, las personas más vulnerables.

Entre algunas de las medidas más relevantes está la creación de una Oficina de Cambio Climático de Navarra, para planificar y coordinar las políticas sectoriales relacionadas con la energía; y la puesta en marcha del Fondo Climático: una partida presupuestaria con una aportación económica que se decidirá en los próximos Presupuestos, y que servirá para financiar actuaciones.

Actuaciones entre las que estarán también medidas concretas contra la pobreza energética, prueba del carácter social de la norma y al que se dedica varios artículos. Hay otras esferas: la ley quiere impulsar las renovables, con una revisión y actuación de qué ocurre con la energía eólica. El texto, que también habla del tratamiento de las centrales térmicas, insiste en la importancia de descarbonizar la generación eléctrica, tanto en la edificación de viviendas o instalaciones como en el alumbrado exterior. Y hay un apartado especial para la movilidad, incluidos en los planes de las empresas para el transporte al trabajo de sus plantillas, aparte de que se va a promocionar la movilidad eléctrica y cero emisiones.

Para que todo funcione se prevén dos medidas: medidas para el cálculo de la huella de carbono y medidas específicas para reducirlas, y un código sancionador. Hay un capítulo específico de inspección, seguimiento y régimen sancionador.

Carácter transversal: La ley afecta a todos los ámbitos, especialmente en ámbitos como la agricultura, la ganadería, los recursos hídricos, la energía, la vivienda, el urbanismo, la movilidad, la salud, el turismo, los sectores industriales, las infraestructuras, la gestión forestal o la protección civil.

Educación ambiental. La norma subraya la importancia de la promoción de la investigación e innovación, ya que será necesario un esfuerzo de transferencia de conocimiento e investigador para profundizar en el conocimiento climático y en las respuestas de los sistemas.

Nuevo modelo energético. Se establecen medidas de impulso de las energías renovables, identificando las inversiones de interés foral, las obligaciones de las distribuidoras energéticas, el marco de actuación de la energía eólica, de la descarbonización de la generación eléctrica, el uso de energías renovables y eficiencia energética en la edificación y en el alumbrado exterior.

Adaptación. Tendrán por objetivo minimizar los previsibles riesgos asociados a los efectos del cambio climático en los medios natural, rural y urbano de Navarra y las afecciones a la salud de las personas, a la biodiversidad, los sistemas forestales, a la producción agrícola y ganadera, a las infraestructuras y a la actividad económica en general derivadas de dichos riesgos.

Administración sostenible. La ley parte de que la Administración tiene que ser ejemplarizante. El Gobierno adquiere compromisos en materia de edificación, movilidad, compra pública, eficiencia energética y energías renovables, que supongan un efecto tractor para el cuidado del clima por parte de la sociedad navarra.

Uno de los principales objetivos es reducir para 2030 al menos un 45% el nivel de emiisones de CO2