Hablar de cooperativismo lleva, irremediablemente, a hablar de Corporación Mondragon. Este grupo de cooperativas y empresas es el ejemplo de que, desde Euskadi y en modo cooperación se puede llegar a triunfar en todo el mundo. La historia de Mondragon comenzó a escribirse hace 65 años, cuando el sacerdote José María Arizmendiarrieta -que había llegado a Arrasate en 1941- impulsó la fundación de Talleres Ulgor junto a cinco jóvenes.

Un primer proyecto que fue el embrión de la Experiencia Cooperativa, un grupo que cuenta con casi un centenar de cooperativas, 141 filiales productivas internacionales, 14 centros de I+D, una universidad propia€ y es uno de los principales empleadores en Euskadi y Navarra y una referencia internacional del trabajo en cooperación.

Cuatro áreas de negocio

Mondragon se articula en torno a cuatro áreas de negocio: Finanzas, Industria, Distribución y Conocimiento. La diversificación ha sido uno de los rasgos principales de este grupo del que forman parte entidades tan importantes en Euskadi como Laboral Kutxa fundada en 1959, LagunAro EPSV, Eroski, Fagor, Ulma, Orona, Orbea y Mondragon Unibertsitatea, entre otras.

Desde la fundación de Ulgor en abril de 1956 -luego pasó a ser Fagor ya en 1959-, la historia de Corporación Mondragon ha sido la de un crecimiento constante con el propósito de cooperar en el más amplio sentido de la palabra.

Así, siguiendo un modelo basado en principios y valores humanistas, las cooperativas y empresas que se han ido conformando en todo este tiempo han buscado la generación de empleo y la dinamización económica de Euskadi y hacerlo desde áreas diferentes pero claves en el desarrollo de la economía y la sociedad vasca.

De esta manera Mondragon, ha ido creciendo y ampliando sus fronteras a nivel estatal e internacional y hoy en día ocupa a más de 80.000 personas en todo el mundo, lo que pone en valor el carácter competitivo de su modelo, que ha pivotado históricamente en torno a la innovación y a la adaptación de sus negocios.

Competitividad y cooperación

Con esas bases, Mondragon ha logrado asentarse y ser referente en sus cuatro áreas de negocio. Asimismo, su modelo de gestión ha destacado por su flexibilidad y adaptabilidad a las diferentes situaciones a lo largo del tiempo. Ya lo decía el propio Arizmendiarrieta, "lo importante no es durar, sino renacer y adaptarse". Superada con nota la parte más crítica de la pandemia, Mondragón se enfoca ahora al futuro con una nueva política socioempresarial cuyo reto principal es "ser más competitivos, más cooperativos y flexibles ante los cambios disruptivos".

En definitiva, contribuir al desarrollo de la sociedad con un modelo propio -el cooperativo, que estos días celebra su día mundial- y proyectos de negocio sostenibles.