LA caza es un negocio, que nadie lo olvide, y como tal por sus vísceras circulan personas diversas que lindan con la ilegalidad, a veces se saltan la ley a la torera, cazadores de órdago, aficionados al exceso, gente adinerada que no atiende a cortapisas y un mundillo con menos dinero que busca hacer más a partir de la caza indiscriminada, masiva o, simplemente, por una u otra razón, ilegal. En definitiva, actividades furtivas que en Navarra no han provocado infracciones penales en los últimos dos años pero que sí reflejan una estadística importante de sanciones administrativas.

Las denuncias más comunes por actividades irregulares no se centran en el furtivismo y sí en otras ilegalidades menores. El jefe de la Oficina Técnica del Seprona de la Guardia Civil -39 agentes en Navarra- indica que son aquellas que infringen "las normas de seguridad, como pueden ser no llevar chaleco reflectante, moverse de la postura, entrar en zonas de seguridad con el arma cargada, no señalizar las batidas, cargar con más cartuchos de los permitidos o carecer de la licencia de caza para ese coto". Por estos hechos se han interpuesto este año la mayoría de las denuncias que ha realizado el Seprona, un total de 69, que a partir de ahora que empieza la temporada fuerte irán creciendo exponencialmente quizá hasta alcanzar las 285 denuncias del año pasado.

Medio Ambiente, remitente de las denuncias, acumula importante materia sancionadora. Este año ha registrado un expediente por captura de 205 ranas bermejas en la Ultzama, otro por pesca con butrón artesano y varios más por capturar cangrejos a mano o de noche. En cuanto a la caza se han abierto dos expedientes por cazar becada a la espera en olas de frío, otro por cazar con red y reclamo natural, tres por cazar de noche desde vehículo, otro por coger ocho erizos para comérselos (así lo dijeron) y cuatro más por entrar en Artikutza (finca en Navarra que pertenece a Donostia en la que está prohibido cazar) a capturar jabalí.

Centrando las irregularidades en las actividades furtivas, al fin y al cabo una pequeña porción del todo, en Navarra se ha observado en las últimas campañas el uso de métodos muy sofisticados y una evolución importante en las técnicas de captura, tanto en caza como en pesca. "Antes, por ejemplo, era común verter 20 litros de lejía en una poza poco profunda y caputar ahí todos los peces que salían a la superficie. En fechas recientes se dio un caso de éstos en la zona de Urdax. Pero este fenómeno ya tiende a menos, al igual que el uso de aparatos electrocutantes o la caza con hurón, ligas, cepos o con losetas (al ave se le caía el entramado de tablas una vez que pisaba la losa). Ahora se tiende a que sea todo más veloz y con otros medios, se tiende a cazar desde los coches, con visores nocturnos o a usar focos para la pesca. También se usan reclamos electrónicos o cebaderos mecánicos para jabalíes, que dejan caer maíz cada x tiempo a través de un sistema mecánico y embadurnando los árboles de gasoil, y así se atrae a un gran número de animales", señalan desde el Seprona.

Desde este servicio, así como desde la Brigada de Protección Me-dioambiental de Policía Foral, que engloba a 35 agentes y que ha interpuesto 36 denuncias de pesca en 2009 y 49 de caza (el pasado año fueron 90 de caza y 40 de pesca), señalan que el furtivismo antes se practicaba casi "por necesidad, para alimentarse, pero ahora es más un tema de afición desmedida, para presumir de trofeos y también porque a la gente le pone la adrenalina".

la prevención no les asusta Am-bos cuerpos coinciden en señalar que la actividad preventiva es crucial para poner coto al furtivismo y que la mayoría de las infracciones de este tipo cuestan un mundo de trabajo sobre el terreno. "La prevención es fundamental y en ella se incluye el patrullaje en el campo, la presencia en los apostaderos, y toda acción en ese sentido es positiva", comenta el Seprona, a lo que la división de Policía Foral añade que "sin embargo, esa prevención no asusta al furtivo de verdad. Que su conducta sea fiscalizada por un agente de uniforme no le genera un temor excesivo al furtivo, pero sí lo hace el hecho de que se detenga a alguien de su entorno por un delito similar". La brigada del cuerpo autonómico entiende que el furtivismo "no decrece. El fenómeno sigue ahí en distintas facetas y la mayoría de los denunciados es consciente de la ilegalidad que comete, porque además son gente que pertenece al mundillo de la caza. El colectivo no es muy cumplidor".

El Seprona apunta más allá. "Muchos de los furtivos son gente que trabaja con pajarillos o que pertenece a alguna asociación de Canaricultores u Ornitología. Ahí tienen un trapicheo importante que pueden esconder en sus bajeras o en sus propiedades privadas, adonde sólo nos permite acceder una orden judicial".