El obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López, calificó ayer de "inadmisible en la Iglesia y en la sociedad" el caso de supuestos abusos a un menor por parte de un integrante de la orden de los Carmelitas Descalzos de Castellón y pidió "perdón" por estos hechos. Mediante un comunicado explicó que son los superiores de la orden en la provincia los "competentes para cualquier actuación, tanto en foro eclesial como estatal, al no residir ya en la Diócesis ni tener ningún ministerio encomedado en la misma". El obispo mostró además su "consternación por los hechos denunciados que, de ser veraces, son inadmisibles en la Iglesia y en la sociedad" y ha dicho unirse "al dolor de la víctima, de sus padres y la familia, y les pide perdón".
Castellón. La orden de los Carmelitas Descalzos ha puesto en conocimiento de la Fiscalía en la Comunidad Valenciana un posible caso de pedofilia en el que estaría implicado un integrante de la orden, "siguiendo con ello fielmente las recomendaciones de la Iglesia Católica".
Así lo precisó ayer un comunicado de la Provincia de Carmelitas Descalzos de Aragón y Valencia que detalló que esta puesta en conocimiento del caso a la Fiscalía "no supone prejuzgar conducta alguna y se hace con pleno respeto a la presunción de inocencia de las personas y, al mismo tiempo, con pleno respeto a quien se considera víctima de un ilícito penal".
Se trata de la primera vez que trasciende el hecho de que una congregación religiosa española da cuenta a la Justicia de un posible caso de pederastia por uno de sus miembros.
Los responsables de esta orden en la demarcación Aragón-Valencia han adoptado esta medida tras confirmar con la supuesta víctima los hechos que los padres habían trasladado al vicario general de la orden.
Posteriormente, hablaron con el supuesto agresor y, al encontrar contradicciones en las explicaciones dadas, decidieron poner el caso en conocimiento de la fiscalía ante la posible comisión de un delito y en aplicación, además, de las nuevas normas del Vaticano.
Los hechos se remontan a hace tres años, cuando el joven aún era menor de edad. Según su propio relato, los abusos comenzaron con tocamientos y caricias para terminar con un presunto acoso sexual.
El fraile había pedido a los padres del entonces menor que permitieran a su hijo ayudarle como monaguillo en la celebración de misas. Una vez ocurridos los hechos, los progenitores decidieron que su hijo se trasladara a Perú, donde aún reside.
La orden advierte, no obstante, que esto "no supone prejuzgar conducta alguna y se hace con pleno respeto a la presunción de inocencia de las personas y, al mismo tiempo, con pleno respeto a quien se considera víctima de un ilícito penal".
Los hechos se pusieron ayer en disposición de la Fiscalía de la Comunidad Valenciana para que los investigue, aunque la orden le ha trasladado ya a un convento en el norte de España. También le ha prohibido al supuesto agresos como medida cautelar permanecer a solas con cualquier menor y la administración de sacramentos salvo en caso de muerte.