quiso ver mundo, darse una vuelta o visitar el mercadillo de la localidad por el que, por cierto, pasó. El cabestro, sin nombre, de la ganadería de Macua que ayer sembró el pánico por Fitero al escaparse en el transcurso del desencajonamiento de los toros de la corrida de hoy, vio su momento cuando a las 10.45 horas, una falta de coordinación entre el personal encargado de la operación hizo que nadie se percatara de que el animal continuaba en el interior de un camión. La huida ocurrió cuando el vehículo se encontraba en el desembarcadero de la plaza de toros de Fitero y provocó numerosos sustos.

Según relató el alcalde, Pachi Yanguas, "al parecer, mientras se procedía a desencajonar a los bueyes con objeto de que estas estuvieran en el ruedo para el posterior desencajonamiento de los toros que se van a lidiar con motivo de las fiestas de San Raimundo, una falta de coordinación entre la persona de la localidad que estaba al tanto de la operación y el que conducía el camión, hizo que este último moviera el vehículo sin percatarse que todavía había en el interior uno de los bueyes". El animal, que pesa más de 800 kilos, vio el hueco, saltó a la calle y huyó hacia el campo.

susto sin consecuencias

Una herida leve y dos dardos

En su huida, el cabestro sembró el pánico entre numerosas mujeres que se encontraban en el mercadillo y alguno de los puestos fueron derribados. Una de las más afectadas fue la esposa del alcalde, Mª José Berdonces, que al ver pasar al animal rozándola, se asustó y se cayó al suelo. En un principio, la preocupación se apoderó de los allí presentes porque se encuentra embarazada, pero según confirmó el alcalde sólo sufrió rasguños en las rodillas y su estado era perfecto, al margen del nerviosismo. Tras este incidente, la volvió sobre sus pasos y se adentró en la calle Calatrava, siguiendo por la calle Domingo Huarte para salir a la carretera de Tudela. Tras recorrer un tramo de la vía sin ningún incidente digno de reseñar, se enfiló hacia un pequeño pinar en el que se encuentran los antiguos depósitos de agua potable. La salida de Fitero estuvo controlada por una patrulla de Tráfico de la Policía Foral e, inmediatamente, un destacamento de la Brigada de Medio Ambiente se personó para sedar al animal. Antes, el alcalde fiterano solicitó la ayuda del Ayuntamiento de Cintruénigo, cuyo alcalde puso a disposición de su homónimo el personal y medios que necesitase.

Fue el jefe de la Policía Local, Raúl Navascués, quién llevó al lugar un rifle con la correspondiente dosis de sedante, aunque la misma era pequeña para el tamaño del animal. Por ello, un agente de la Policía Foral esperó a que la res se asentara en el pinar para lanzarle un dardo. Eran las 12.30 horas y hubo que repetir la operación al cabo de unos cuantos minutos porque el buey seguía sin dar muestras de que el sedante le hiciera efecto. Ya aturdido, se consiguió atarlo a una pala mecánica y llevarlo andando hasta el camión, operación que finalizaba al cabo de dos horas y media.