¿Cultivar tomate o amapola del opio?
Los campesinos de san marcos se enfrentan al dilema de plantar hortalizas o la rentable adormidera
pamplona. Guatemala, con 48 homicidios por cada 100.000 habitantes, es uno de los países más inseguros del mundo y por él pasa el 80% de la cocaína que llega al mercado del norte. Narcotráfico y violencia van de la mano en este país centroamericano y las entidades que, como Acción contra el Hambre, prestan su labor en la región sufren sus consecuencias. San Marcos, uno de los departamentos donde trabaja la ONG, fronterizo con México, es conocido por ser una de las rutas de la droga. Sus habitantes se enfrentan al dilema de cultivar amapola del opio como forma de subsistencia. Para ello, algunas comunidades no dudan en pedir ayuda a las ONG, como sucedió en Suchiate, cuyos habitantes contaban con la instalación de un sistema de riego por cuenta de ACH para cuidar su narcoplantación. "El proyecto era para un sistema de riego, pero ante la situación de inseguridad alimentaria de la zona los habitantes prefirieron sembrar amapolas a hortalizas. Para ellos era más rentable la amapola de cara a poder comprar maíz y otros alimentos con su producción que aprender a cultivar tomate u hortalizas", explica el jefe del proyecto en Sibinal, Marvin Eduardo de Paz Ramírez, durante una entrevista que tiene lugar en un hotel donde se aloja un conocido narcotraficante.
La ONG, al tener conocimiento de la situación en Suchiate, modificó el proyecto. "Se le pidió al donante un cambio sabiendo que éticamente no podemos apoyar este tipo de actividades. La modificación se llevó a cabo y con el dinero del sistema de riego se ejecutó la actividad de mano de obra intensiva en dos comunidades, es decir, trabajo a cambio de sueldo", añade.
La comunidad que optó por cultivar la planta de la que se deriva la morfina y heroína atraviesa ahora dificultades tras la reciente detención de dos importantes narcotraficantes en San Marcos. "Después de las capturas que hizo EEUU a través de la DEA, el precio de la amapola cayó y ahora los cultivadores están en una situación complicada porque no hay comprador para su producto y su fuente de ingreso se ha desplomado. Podría surgir un nuevo intermediario y reiniciar la cadena de venta pero hasta el momento no sabemos nada", aclara. La ONG no teme, sin embargo, que en las comunidades donde trabaja se impongan estos cultivos. "Sus habitantes ya ha cambiado y ven mal sembrar amapola. En Suchiate lo hicieron y por eso nuestro apoyo se limitó a actividades agroproductivas. No hemos montado infraestructuras porque sabemos que existe el riesgo de que lo puedan utilizar con este fin", concluye sobre un cultivo que se viene realizando en terrenos comunales y no privados "para que cuando la policía entre a hacer cortes de amapola o marihuana no atrapen a nadie porque el terreno es de todos".
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