javier. Aunque el grueso de peregrinos llegó de 16.00 a 17.00 horas, hubo quien se adelantó a las previsiones. A las 13.00 horas, en la explanada del castillo de Javier, ya merodeaban familias, grupos de ciclistas, patinadores. Eran los primeros peregrinos en llegar.

El lodosano Sergio Jiménez Romero, de 31 años, era uno de ellos. "He salido de Monreal a las 10.15 horas y he llegado al castillo de Javier a las 13.15 horas. Al final he corrido 34 kilómetros en tres horas", indica Jiménez, quien no acudió solo. "Me ha acompañado un coche de apoyo, iban mi mujer, Sara, y mi suegro Jesús Mari". Era la primera vez que realizaba el trayecto corriendo y lo valoró como una experiencia "muy bonita, he disfrutado mucho. Tenía la intención de hacerla aprovechando el buen tiempo", subraya. Jiménez, al igual que otros que se aventuraron a hacer la Javierada corriendo, iba preparado. "Corro cuatro días a la semana con el Club de Atletismo de Lodosa", afirma. Ya en la explanada, tenía la intención de "dar una vuelta, entrar en la basílica y quizás comer aquí". El próximo domingo acompañará a su mujer. Esta vez, andando.

Leire Zabalza Ardaiz, 18 años, y su amiga Ohiane Magallón Larrínaga, 19 años, partieron a las 7.15 horas de Monreal y a las 14.00 ya descansaban en un banco frente al castillo de Javier. "Hemos ganado a nuestros padres", explicaban contentas. Ambas llegaron bien, aunque Leire tuvo que pasar por el puesto de la Cruz Roja para curarse las ampollas. "Te masajean los pies y te los dejan como nuevos, así que ya estoy mejor", indica la joven, quien realizó el camino a Javier por cuarto año consecutivo. Su amiga, sin embargo, ayer vivió la experiencia por primera vez. Le resultó "algo más fácil de lo esperado". "Pensaba que sería duro. Leire me había metido bastante miedo, pero no ha sido para tanto", explica Magallón, quien reconoce que "ha habido un momento en el que no sentía los pies, pero ya se ha pasado. Siempre hay una primera vez para todo".

Pero para los pequeños David y Javier Villafaña, de 8 y 6 años respectivamente, no era la primera, sino que llevaban tantas ediciones como años hace que nacieron. "He llegado a venir embarazada, tirando de la silleta y ahora con ellos andando, así que lo llevan en la sangre", comenta Lola González, madre de las criaturas, mientras repone fuerzas en la explanada con un buen bocadillo de jamón.

La familia Villafaña-González había salido desde Sangüesa por octavo año consecutivo, acompañados por Luis del Pozo padre e hijo. "Llevamos varios años viniendo desde Sangüesa porque los hijos son pequeños, pero el año que viene esperamos salir de Monreal, y dentro de dos, desde Pamplona", concluye González enseñando orgullosa la cruz acreditativa en la que están grabadas la fecha de todas las Javieradas andadas hasta el momento, tanto suyas como de sus hijos.