pamplona

Abandona esta web si eres menor de edad. La advertencia, en letra pequeña y a pie de página, resulta irrisoria. Más que nada porque para llegar a ella uno tiene que pasar antes la vista por un centenar de imágenes pornográficas, acompañadas de textos en los que se alude a ellos como "sementales" y a ellas como "cerdillas". El sitio ofrece más de dos mil vídeos de sexo explícito. Para visionarlos al completo hay que darse de alta y pagar, pero los trailers son gratis y cualquiera puede acceder a ellos. Esta es tan solo una de las ventanas abiertas al porno a la que se pueden asomar sin restricción alguna los niños, cada vez más expuestos a este tipo de contenidos en Internet. "Se los van a encontrar sí o sí porque existen de forma muy abundante. Por lo tanto, hay que afrontarlo", aconseja Jorge Flores, director de Pantallas Amigas, iniciativa que promueve el uso seguro de las nuevas tecnologías. Con él coinciden otros expertos, que recomiendan educar a los menores para que sepan cómo reaccionar cuando el porno se les cuela en el cuarto.

Jorge Flores > Pantallas amigas

"Hay cosas bestiales a las que llegas a nada que te descuides"

Uno teclea porno en el buscador y en menos de un segundo obtiene 655 millones de resultados. Nada que ver con las revistas o películas eróticas que circulaban de mano en mano entre los adolescentes hace veinte o treinta años. "No es ni parecido, no solo en la cantidad, sino en la temática y las formas. Son cosas, en algunos casos, muy extremas. Estaríamos hablando casi de parafilias. Hay cosas bestiales a las que llegas de link en link a nada que te descuides", advierte Jorge Flores.

Partiendo de la base, corroborada por estudios, de que "los adolescentes consumen porno", lo que más le preocupa al director de Pantallas Amigas es el tratamiento "bastante duro y machista" que se hace de las mujeres en ese tipo de grabaciones. "En ese porno más clásico, que abunda en las redes, muchas veces abusan de ese tipo de conductas de macho dominante que castiga e incluso a veces fuerza a las mujeres. En el caso de los adolescentes, me preocupa más los esquemas que ven y que pueden reproducir" que el contenido de las escenas en sí, explica.

Las tabletas y los smartphones, con las que los chavales se conectan a Internet desde cualquier lugar, no han venido sino a complicar el control parental. "Me decía una madre de un chaval de trece años que él no anda en esas cosas, como todas piensan, pero que había ido un fin de semana a no sé dónde, le cogió la tablet para hacer ella una gestión y vio cosas que alucinó. Con un dispositivo móvil pueden hacer casi cualquier cosa. Además, no es tan fácil configurar ciertos filtros", dice este licenciado en Informática.

A pesar de que existen programas que impiden entrar en páginas pornográficas o acotar las horas del acceso a Internet, su recorrido, indica Flores, es limitado. "Hay formas de restringir a los niños más pequeños dónde pueden navegar, pero en el momento en que les abres el espacio a la comunicación y a intercambiar contenidos, ya estás perdido, y ese paso se tiene que dar y cada vez se está adelantando más. Según las estadísticas, ya hay chavales con diez años en Facebook", cuando la edad mínima requerida por la red social para registrarse es de catorce años, señala.

Así como los filtros de texto se han perfeccionado y ya no bloquean el acceso a una enciclopedia por contener la palabra pene, vetar el material audiovisual no es tan fácil. "Si yo subo un vídeo a Internet sin etiquetar ni describir, un programa informático no va a saber si es de deporte o de sexo. Por lo tanto, el filtrado de contenidos audiovisuales es muy complicado", asegura.

Asumido que los menores "se van a enfrentar a contenidos pornográficos con cierta frecuencia y es posible que ocurra cada vez más", Flores considera necesario abordar este asunto con ellos para que "por lo menos no se asusten o no lo malinterpreten". "Posiblemente los padres no estén preparados para hablar con sus hijos de contenidos pornográficos y no sé si en las escuelas pueden acometer eso mediante especialistas externos, pero es algo en lo que se va a tener que ir avanzando necesariamente".

Guillermo Cánovas > Protégeles

"Se protege el disco duro y no el cerebro de los niños"

"Los menores, incluidos los niños pequeños, están accediendo a pornografía de todo tipo en Internet". Lo rubrica Guillermo Cánovas, presidente de la asociación Protégeles, sin ningún género de dudas. "Incluso sin que la busquen, es fácil acceder a ella a través de anuncios, banners o pop-ups que se abren y te invitan a entrar en un sitio determinado". Y lo hacen sin ningún tipo de cortapisa, pese a que está penado facilitar el acceso de los menores a este tipo de contenidos. "Si al dueño de un quiosco se le ocurre vender una revista pornográfica a un niño, va a tener un problema. Sin embargo, en Internet nadie tiene responsabilidad porque no existe un sistema estandarizado a nivel internacional que permita determinar la edad del usuario. Ahí tenemos un problema serio", apunta Cánovas, quien advierte de cómo están creciendo en Internet las páginas que relacionan sexo y violencia, "en las que hay personas que mientras mantienen relaciones golpean o insultan a otras, pero siempre con una misma característica y es que las personas que suelen aparecer experimentando satisfacción al ser humilladas, golpeadas o doblegadas son casi siempre mujeres. Es decir, que la pornografía no son solo fotos y vídeos, son también mensajes".

Para prevenir los efectos negativos que puede tener en un niño ver imágenes de sexo explícito la mejor herramienta es la educación. "Hay que preparar a los hijos para lo que se pueden ir encontrando, según van evolucionando, y advertirles sobre cómo reaccionar ante ciertos contenidos. Si se encuentran algo que les desagrada o les llama la atención, se lo deben comentar a sus padres para que les expliquen qué es eso exactamente", aconseja este experto, para quien "lo fundamental, a edades tempranas, es que la navegación sea conjunta". Los niños, subraya, "necesitan ser educados en el uso de las nuevas tecnologías", ya que "en el colegio se les pide que usen un buscador, pero nadie les enseña a hacerlo".

Partidario de los sistemas de control parental, Cánovas afirma que la mayoría de las familias no los usan. "Llama la atención que en España la utilización de antivirus está muy extendida, es decir, existe una conciencia sobre la necesidad de proteger el disco duro del ordenador, pero no existe una conciencia sobre la necesidad de proteger el cerebro de los niños, con lo cual es de los países donde menos sistemas de filtrado se usan".

Javier Gómez Zapiain > Psicólogo

"Se tiende a hacer que los niños sean adultos cuanto antes"

También para Javier Gómez Zapiain, profesor de Psicología de la Sexualidad de la UPV, la clave para hacer frente a la omnipresente pornografía está en la educación. "Se tiene que normalizar el discurso de la sexualidad tanto en las familias como en las escuelas. En la medida en que eso sea así, los niños estarán más protegidos", defiende este docente. En el caso de los adolescentes, afina, "la actitud educativa no es tanto evitar que vean pornografía, como dar herramientas para que la sepan utilizar y sean críticos para ver lo que es pura fantasía, los mensajes machistas, los atentados respecto a los principios éticos...". Respecto a los más pequeños, recomienda no acelerar su desarrollo. "En el proceso de convertirse en persona hay una dimensión erótica, sexual, que tiene sus tiempos y no conviene anticiparse. Vivimos en una sociedad donde parece que hay una velocidad en hacer que los niños sean adultos cuanto antes y, en ese sentido, puede haber negligencia por parte de los adultos a la hora de respetar esos tiempos. La pornografía a edades prematuras simplemente es inadecuada y hay que protegerles".

Llegados a este punto, Gómez Zapiain "desdramatiza" el debate, "sin llegar a quitarle importancia". "Habría que ponderar. Yo no creo que sea realmente un peligro social que los niños vayan buscando pornografía en la red. Entre otras cosas, porque desde el punto de vista psicológico y evolutivo, el deseo sexual, que es una emoción, está muy ligado a las bases fisiológicas de esa emoción, que aparecen en torno a la pubertad", argumenta. No obstante, admite, puede haber excepciones. "No creo que sea un problema de primera magnitud. Ahora, seguro que hay casos, pero quizás es más por negligencia o despreocupación: Mira, ahí tienes el ordenador, métete. El riesgo de que niños puedan realmente acceder a pornografía depende mucho de la responsabilidad de los padres".