Lazos naranjas para prevenir el ictus
Los afectados rosa ruiz, recepcionista de adacen, y Juan luis garcía, usuario, relatan su experiencia con esta enfermedad
adacen, asociación de daño cerebral de Navarra, organizó ayer, Día Mundial del Ictus, unas mesas informativas y de sensibilización con el objetivo de concienciar a los navarros y navarras sobre el alcance de esta enfermedad. La asociación repartió sus puestos informativos entre el edificio de consultas Príncipe de Viana, el CHN y El Corte Inglés, donde personas voluntarias y familiares colocaron lazos naranjas a las personas que se acercaron a modo de recordatorio de la importancia de la prevención como clave para frenar la incidencia de este accidente cerebro vascular. En Navarra se produce una media de 1.300 nuevos casos de ictus al años, según datos de la SEN (Sociedad Española de Neurología).
testimonios El contacto con Adacen supuso un antes y un después para la vida de Rosa Ruiz Martín, de 63 años, actual recepcionista de la asociación y recuperada de un ictus que sufrió en el año 1995 a los 44 años de edad, calificado por los médicos como "muy grave" y "sin remedio". "El día que tuve el ictus entre andando al hospital y salí sin andar, ya que me provocó una hemiplejia izquierda", recordó Ruiz. "Estuve mes y medio ingresada hasta que me deshauciaron porque los médicos no podían hacer nada debido a la gravedad de la patología. Ni siquiera me mandaron a la clínica Ubarmin para hacer rehabilitación", añadió la recepcionista.
La vuelta a la rutina fue bastante dura para la afectada. Ruiz era contable y tuvo que dejar su trabajo porque, tras el ictus, había perdido algunas facultades cognitivas como la de hacer operaciones matemáticas. "Iba a las tiendas y ni siquiera sabía cuánto dinero me tenían que devolver. Apenas tenía fuerza en los brazos y no podía sujetar las monedas", indicó. Por otro lado, las consecuencias del ictus no solo fueron físicas. "A nivel psicológico me sentía agresiva y tenía ansiedad, algo que también afectaba a la vida familiar. Llegué a recriminar a mis hijos y a mi marido que no me querían ayudar. En realidad no querían hacerlo, pero en el sentido de que consideraban que tenía que ser yo la que hiciese las cosas por mí misma para recuperarme. Yo no era capaz de verlo de esta manera", apuntó Ruiz.
A pesar del diagnóstico de los médicos, la recepcionista de la asociación decidió hacer rehabilitación en casa por su cuenta, hasta que su marido conoció Adacen y la animó a acudir. "En un principio me mostraba reticente, hasta que un día fui, y hasta ahora", comentó. Así, comenzó una nueva etapa de recuperación para la afectada, que consiguió recuperar la capacidad de andar. "He llevado un bastón durante 15 años, y desde hace tres, ando sin él". Por otro lado, la recepcionista animó a las personas que han sufrido un ictus a acercarse a la asociación y a que "aunque en el momento parezca difícil, no se derrumben y que, realicen su rehabilitación constantemente".
El pamplonés Juan Luis García Muñiz, de 48 años, es ingeniero, y trabajaba en una instalación de gas. "Padecí un ictus a los 32 años y tuve que dejar mi trabajo porque cuando salí del hospital había olvidado las operaciones matemáticas más básicas", comentó García, que añadió que tampoco podía andar, hablar y escribir. Además, padeció una amnesia que no le permitía recordar los hechos más recientes, pero sí lo que le sucedió, por ejemplo, hace 20 años. Cuando recibió el alta, su vida comenzó a girar en torno a la rehabilitación. "Hace dos años aprendí a escribir y a hacer operaciones matemáticas sencillas, aunque no con la soltura de antes. Ahora, ando con un bastón por seguridad, ya que puedo caerme, aunque en trayectos largos, necesito una silla de ruedas", comentó García.
El afectado se puso en contacto con Adacen a través de los médicos de la Clínica Ubarmin. "Aunque no trabaje, soy una persona activa y paso las mañanas en la asociación", señaló. Por la tarde, sale con sus amigos, algo que considera otra forma de rehabilitación. "Ir a un bar, enterarte de los precios, pagar y acordarte que tienes que recibir la vuelta, es otra forma de practicar. Además, las amistades siempre son un apoyo moral", explicó el pamplonés que, actualmente, tiene intenciones de independizarse con la ayuda de un cuidador.
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