Pamplona. Jokin Larumbe, de la sección de Hábitats de Medio Ambiente, no considera que haya base argumental para preocuparse por la población de buitres en Navarra. Dice de la misma que se mantiene estable, ligeramente al alza, y no cabe hablar a su juicio de una superpoblación. Larumbe también cree que los casos en los que han aparecido buitres en entornos urbanos "se deben a que cada año, durante los meses de agosto y septiembre, salen unos 1.500 animales jóvenes de los nidos. Las 2.700 parejas suelen poner una puesta máxima de un polluelo y, aunque muchos fracasan, muchos pollos salen del nido sin que sepan alimentarse fácilmente y tratan de buscar sus oportunidades para buscar comida. Este tipo de buitre joven es el que aparece en pueblos o ciudades, nos puede alarmar puntualmente pero es algo relativamente normal. Además, el destino de muchos de estos pollos es que van a tener una alta mortalidad".
El técnico afirma que "la parte de la alimentación de los buitres correspondiente a ganado vivo es inapreciable en kilos respecto a la parte de alimentos que comen (medio kilo de carroña al día, 180 kilos al año cada pieza)". Larumbe cree que es "una buena noticia" la autorización para dejar los animales muertos en el monte para que estos sirvan de carroña para las aves necrófagas. La Unión Europea determinó en su día con la aparición de la encefalopatía espongiforme (mal de las vacas locas) que había que ser prudente con los animales que mueren en plena naturaleza. Es un concepto bueno, que persigue un objetivo sanitario y ganadero, pero hay que hacerlo compatible con los objetivos de conservación. Así, se ha analizado hasta qué punto la alimentación de los buitres es necesaria también para la prevención de enfermedades y de esta forma se minimizan los riesgos de transmisión de enfermedades".
accidente de avioneta Cuestionado también por sucesos en los que se han visto implicados buitres como protagonistas, como por ejemplo el accidente en Milagro de una avioneta en el que murieron dos pilotos navarros tras estrellar un ala de su aparato con una de estas carroñeras, Larumbe dice que "con todo lo duro que fue aquel caso, no es testimonio de una sobreabundancia de buitres. A nadie nos agrada un caso así, pero el componente de la alta densidad de buitres es irrelevante, no puede achacarse a ello".
Del mismo modo, el técnico también responde a las críticas vertidas por grupos ecologistas como WWF, que advertía de que los buitres habían modificado su comportamiento por la instalación de muladares y que atacaban a otras especies de menor tamaño. Larumbe manifiesta que "cuando las concentraciones de carroña son grandes, el que más aprovecha es el animal de mayor tamaño. Cuervos, alimoches, milanos, que llegan primero, no encuentran tanto alimento en la carroña como los buitres. ¿Pero eso es importante? Añade matices a la conservación de esas otras especies. No afecta de forma grave. Nos podría gustar más de otras formas, pero no hemos visto claramente un gran perjuicio en los muladares".