El misionero español infectado de ébola y la religiosa Bohi llegan al hospital Carlos III
El Ministerio de Sanidad decidió ayer sumar al previsto retorno de Miguel Pajares, infectado por una enfermedad que se ha cobrado ya 1.000 vidas, a la monja Juliana Bohi, que lleva 40 años veraneando en Navarra y ha dado negativo en la prueba
Pamplona - Dos ambulancias equipadas con medios de aislamiento biológicos han trasladado a los dos pacientes desde Torrejón hasta el hospital, en el que han entrado por una puerta diferente a la habitual, mientras un helicóptero de la Policía Nacional sobrevolaba la zona.
Las ambulancias del SUMMA (servicios de emergencias médicas de Madrid), cuyos conductores iban protegidos con mascarillas, iban escoltadas por varios coches y motos de la Policía Nacional conformando una larga comitiva.
La entrada al hospital se ha producido por la puerta por la que se accede a los institutos de Investigación Cardiovascular y Oncológicos, lo que ha cogido desprevenidos al más de medio centenar de periodistas que, desde primera hora de la madrugada, hacían guardia en la entrada principal.
El resto del Hospital funciona con normalidad y desde primera hora de la mañana se han ido incorporando a sus puestos los trabajadores sanitarios y administrativos del centro, mientras varios camiones descargaban su mercancía en la cafetería o en el servicio de lavandería.
Cerca de una docena de pacientes a los que no se les había anulado la cita han acudido a hacerse análisis clínicos y, tras ser informados de la situación, han abandonado el hospital.
El sacerdote ha sido internado en el edificio del Carlos III donde se ha habilitado la sexta planta y, en concreto, tres habitaciones individuales de aislamiento con esclusas con presión negativa, aunque esta presión no es necesaria para casos de ébola, según la consejería de Sanidad de la comunidad de Madrid.
El personal del hospital y los equipos de protección personal están listos desde ayer para su uso.
Los treinta pacientes que se encontraban hasta ahora en las instalaciones de La Paz-Carlos III fueron trasladados ayer al edificio del hospital de La Paz con el mismo personal que les atendía.
En el hospital Carlos III están activados los protocolos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que garantizan un riesgo mínimo para la atención a los pacientes con este tipo de enfermedades infecciosas.
La directora general de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, explicó ayer que todos los trámites se han realizado para que "la seguridad esté absolutamente garantizada para toda la sociedad y todos los españoles".
TENSA OPERACIÓN La sanidad española nunca antes se había enfrentado al reto de tratar a un enfermo de ébola hasta que anoche el religioso turolense Miguel Pajares, infectado con el virus en Liberia, se vio inmerso en una tensa operación diseñada para repatriarlo en un avión especial e ingresarlo en el hospital Carlos III de Madrid en una planta habilitada ex profeso para ello. En el aparato, que estaba previsto que despegara a medianoche desde el país africano, estaba todo listo para que viajara también la hermana Juliana Bohi, guineana nacionalizada española, no infectada y con una fuerte vinculación a Navarra. La tensión anoche era palpable tanto en uno como en otro continente, ya que en el hospital de Monrovia los religiosos se oponían a viajar sin las otras dos misioneras contagiadas, mientras que en España crecía el temor a una hipotética propagación del virus que en África se ha cobrado ya casi un millar de muertos.
Los servicios sanitarios del hospital Carlos III bajo las directrices del Ministerio de Sanidad, mientras tanto, se preparaban para recibir al misionero español infectado de ébola con las máximas medidas de seguridad y entre la inquietud del personal sanitario y de los pacientes ingresados en el centro madrileño, que fue desalojado por completo. Empleadas de limpieza, celadores, médicos y enfermeras fueron movilizados durante toda la jornada de ayer para vaciar y habilitar la sexta planta del hospital, así como el resto del centro, que en las próximas semanas se convertirá en un espacio especialmente protegido y en cuarentena.
El ir y venir de ambulancias fue constante durante toda la tarde para evacuar a los pacientes del Carlos III, que fueron trasladados al hospital La Paz. Además, el trasiego de camiones fue también incesante para habilitar el edificio del que se llevaron hasta los archivos y donde se atenderá al religioso bajo un protocolo de máxima seguridad.
El operativo contemplaba el traslado de los misioneros en un avión medicalizado, con todos los asientos forrados con plásticos que serán destruidos y tres cápsulas para pacientes. Tanto el personal que estaba previsto que viajara en el avión como los profesionales que trabajan en el hospital recibieron instrucciones precisas para desarrollar su labor. Todo aquel que entre en contacto con el área donde será ingresado el paciente deberá despojarse de su ropa una vez que salga de la habitación, uniformes que se introducirán en unas esclusas que van a dar a unos cubos especiales, que serán cerrados herméticamente y recogidos por una empresa especializada que se encargará de su incineración.
Al no existir vacuna ni fármacos específicos -salvo un suero experimental que se está utilizando en dos pacientes estadounidenses a modo de conejillo de indias-, el hermano Pajares recibirá un tratamiento de soporte en el centro hospitalario de referencia para enfermedades infecciosas como la gripe aviar, la tuberculosis, gripe porcina y enfermedades tropicales.
Para la hermana Juliana, que veraneó durante 40 años en Mélida, el dispositivo contemplaba su aislamiento en una habitación individual donde será sometida a nuevas pruebas por si se confirmara el contagio del letal virus.
el protocolo
Aviso al personal médico. Una vez acordado el traslado, la noticia se comunica a todas las personas implicadas en el manejo del paciente o de sus muestras dentro del hospital Carlos III.
Transporte especial. El paciente deberá usar mascarilla. El transporte debe ser en una ambulancia especial en la que la cabina del conductor esté físicamente separada del paciente. Al finalizar el viaje, debe ser desinfectada.
Aislamiento. Será aislado en la Unidad de Enfermedades Infecciosas en una habitación individual aislada. Quienes lo traten deberán llevar mascarilla con respirador, guantes dobles, una bata desechable impermeable que cubra todo el cuerpo, calzado impermeable y gafas. Las muestras tienen que sellarse en bolsas de plástico y se introducirán en un contenedor a prueba de fugas.
Sin tratamiento. Al no existir tratamiento específico se le administrará un tratamiento intensivo de soporte. En EEUU se investiga con un suero.
Incineración. Si muere no se le hará autopsia por la alta carga viral de los fluidos corporales. No tendrá velatorio, no será amortajado y el féretro será sellado e incinerado inmediatamente.
Vigilancia. Si alguien entra en contacto sin tomar precauciones (tocar sábanas, ropa, muebles, fluidos...) será puesto en cuarentena 21 días.
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