Fueron nueve largas horas y, pese a que la operación fue bien, la paciente no sobrevivió. Dolores Franco fue la primera paciente a la que se realizó un trasplante de hígado en la Comunidad Foral, el cual se efectuó en la Clínica Universidad de Navarra el 26 de abril de 1990. En 1988, dicho centro hospitalario pamplonés inició la preparación del Programa de Trasplante Hepático auspiciado por el doctor Jesús Prieto, director del Departamento de Medicina Interna y de la Unidad de Hepatología. No obstante, fue la llegada de los doctores Álvarez-Cienfuegos y Fernando Pardo, con experiencia previa en este tipo de trasplantes, lo que supuso el impulso definitivo al proyecto.
“No era la primera vez que el doctor Cienfuegos y yo hacíamos un trasplante, pero fue muy costosa la labor de coordinar el equipo que participó, porque en Navarra sí se hacía por primera vez”, indicó el especialista de Cirugía General y Digestiva de la CUN, Fernando Pardo, el cual ya contaba con experiencia en estas intervenciones en el Hospital Puerta Hierro de la Comunidad de Madrid.
La primera persona en someterse a esta intervención fue Dolores Franco, una mujer de unos 50 años natural de Vigo, que llevaba cuatro meses ingresada en el hospital con una cirrosis terminal. “Después de buscar donantes, encontramos uno en Bilbao, así que fuimos hasta allí para traerlo y poder realizar el trasplante, puesto que en aquel entonces no había otra forma de transportar el injerto”, señaló.
Después de nueve horas en el quirófano, el primer trasplante de hígado de Navarra concluyó con éxito. No obstante, el cuerpo de la paciente, natural de Vigo, rechazó el órgano. “El hígado era bueno, pero por desgracia hizo un rechazo hiperagudo y al cuarto día falló el hígado dramáticamente”, explicó. Por ello, tuvieron que solicitar otro órgano rápidamente, el cual encontraron en Barcelona. “En el momento en el que la retrasplantamos, Dolores estaba realmente mal y no sobrevivió. Falleció pocos días después”, lamentó el especialista.
Pese a empezar el programa “con un fracaso”, pocos días después se realizó el segundo trasplante, en el mes de mayo, el cual ya fue bien. “Cuando empiezas un programa y el paciente fallece es un palo tremendo, porque ha ocurrido en otros programas que los han cerrado inmediatamente; quizás continuamos con este porque nosotros, los especialistas, ya teníamos la experiencia del Hospital Puerta Hierro y el fallo no había sido nuestro”, destacó.
Sobre la puesta en marcha del proyecto, el especialista señaló que fue “dura, larga y estresante, porque había que coordinar y formar al equipo”. No obstante, una vez consolidado, “fue todo rodado” y la Clínica Universidad de Navarra comenzó a colaborar con los hospitales públicos de la Comunidad Foral.
Gran parte de este éxito fue el “entusiasmo” de los profesionales sanitarios en poner en marcha el proyecto de trasplantes. “Después de tantos años, el programa está más que consolidado y obtiene unos de los mejores resultados de todo el Estado”, concluyó.