“La ciudad va a estar llena de personajes de Star Wars y Wallys, y me han llegado a pedir hasta del negro del whatsapp. Nunca fallan los clásicos pero ahora muchos los compran y los personalizan”, aseguraba este miércoles Edurne Cuadrado, dependienta de la tienda de disfraces La Máscara, ubicado en la Calle Abejeras de Pamplona”. Decenas de personas apuran el 2015 en busca del disfraz ideal, a tan solo horas de comerse las doce uvas para dar la bienvenida al 2016.

Algunos esperaban el miércoles en largas colas, otros miraban en cuadrillas pilas y pilas de catálogos, mientras que otros se transformaban en Mario Bross, Pocahontas, jeques o ovejas en los vestuarios.

Eran muchos los indecisos, “como bien manda la tradición las compras a última hora son habituales. Hay clientes que quieren disfraces enteros, complementos o simplemente materiales para confeccionar sus propios atuendos”, según afirmó Sonia Barcos, vendedora de la tienda de disfraces la Golosina, de la calle de San Antón. No obstante, “se ha notado un descenso en la demanda en los últimos años porque los jóvenes creen que van a encontrar precios más baratos en los chinos”, según aseguró Edurne Cuadrado.

Por su lado, a Ricardo Gutiérrez, pamplonés de 27 años, que se encontraba junto con sus amigos sumergido entre cientos de disfraces en una de las salas de La Máscara, las prisas no le amargan las ganas de juerga. “Este año vamos pronto”, comentó irónicamente. Siempre tras la fiesta de Nochevieja decidimos el disfraz para el siguiente año, pero al final nos pilla el toro”, explicó Ricardo, a lo que añadían sus compañeros ser “peores que las chicas” para llegar a un acuerdo. “Nos gusta ir iguales y de lo más loco del catálogo pero hay alguno de la cuadrilla un poco más vergonzoso”, añadió el joven, que estaba disfrazado de bebé.

Asimismo, Edurne Saiz y Ane Ardaiz, de Barañáin, aseguraron que “no sabemos ni lo que queremos. Cada año tiene que ser un disfraz diferente, no se puede repetir. ¡Tenemos bolsas llenas de complementos!”. También señalaron que “hay mucho secretisimo entre cuadrillas y hasta en la propia cuadrilla. Este año hemos decidido ir cada una diferente y ninguna ha desvelado su disfraz”, manifestó Edurne entre risas.

Esta invasión de disfraces durante la Nochevieja en Pamplona hace que muchos navarros se unan a la celebración. Según Ane Ardaiz, que cenará con su familia en Tiebas, “después de las uvas cogeré un autobús que recorre diferentes pueblos”. Sin embargo, hay otras personas que llevan la idea de disfrazarse hasta su propio pueblo como en Artajona. “No solo nos disfrazamos, sino que todo el mundo sale a la calle a ver las carrozas que construyen los jóvenes”, contaba Jerusalén Bañares, que sostenía un hacha de indio para su nieto.

Esta tradición de disfrazarse también se contagia entre generaciones. De esta manera, los más pequeños de la casa aprenden de sus padres, primos o hermanos que en Pamplona el 31 de diciembre “no se sale de gala y el que no lleva un disfraz, llama la atención”, destacó Mónica Armendáriz, vecina de la capital navarra, que se encontraba acompañada de sus dos hijos de 9 y 11 años. “Nosotros lo celebraremos en familia y en casa de mi suegro, y a medida que se van acercando las doce de la noche, nos vamos poniendo los complementos”, según explicó esta pamplonesa.

DISFRACES CASEROS

Algunos se decantan por comprar el disfraz y otros por hacerse con el material para confeccionar su propio atuendo como es el caso de las jóvenes de 17 años, Patricia Rosino, Arantxa Jericó y Laura de la Pisa. “Puede ser que el resultado no sea maravilloso pero es un recuerdo muy bonito porque te echas unas risas con tus amigas”, según manifestó Arantxa mientras trabajaba en el disfraz. Un buzo, sprays y brochas es lo que necesitaron este grupo de amigas para ir de pintores “aunque realmente parecemos una especie de psicópatas”, señaló entre carcajadas Patricia. “Hemos acabado manchadas de arriba abajo, hasta con el pelo pintado estos días. No tenemos mucha vena artística, pero repetiremos la experiencia”.