una invitación a la reflexión y al diálogo sobre la escolarización en el siglo XXI. Una llamada a repensar el devenir de la educación pública para poder afrontar, con herramientas de debate, los mensajes que están vendiendo en los últimos tiempos los defensores del mercado educativo, el neoliberalismo y el neocorporativismo. Estos son algunos de los objetivos del libro Cerrando Círculos en Educación: pasado y futuro de la escolarización, una obra publicada en Madrid, con edición previa en inglés, que han escrito al alimón el catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad Pública de Navarra Benjamín Zufiaurre y el catedrático emérito de Educación de la Universidad de Ümea (Suecia) David Hamilton. Ambos autores reivindican “un nuevo humanismo educativo para el siglo XXI en un mundo globalizado y post colonial abierto, pero también cerrado, por la uniformización post moderna que corresponde desvelar para contrarrestarla mejor”.
El libro ya se presentó en el Parlamento foral, en un acto que corrió a cargo de la parlamentaria de Podemos Tere Sáez, y el catedrático de Didáctica e Organización Escolar de la Universidad de Coruña, Jurjo Torres Santomé. Ambos invitaron a una lectura sosegada de un libro que demuestra, señaló Torres, la importancia de conocer el pasado, ya que la historia nos puede enseñar muchas cosas y nos ayuda a no caer en los mismos errores y hacer frente a los retos”. Tras advertir que vivimos un momento en el que se quiere “privatizar el sistema educativo y demonizar la educación pública, diciendo que no es eficaz”, este profesor valoró la existencia de “otras perspectivas más optimistas, relacionadas con las luchas sociales, que nos permiten pensar que otro mundo mejor es posible”.
Educación-escolarización
De las primeras escuelas del siglo XV al siglo XX
El libro se apoya en la distinción entre educación y escolarización a lo largo del tiempo, y ofrece una lectura positiva, según como se hayan ido reafirmando las infraestructuras de la escolarización en los diferentes contextos, tiempos y circunstancias. “La educación ha existido desde el inicio de la especie humana, mientras que la escolarización, por su parte, supone la concentración institucional de unas rutinas educativas que se cree son repetibles y exitosas. Una combinación de procesos, recursos y prácticas”, señala Zufiaurre y añade que “no es hasta el siglo XVI cuando la organización de la escolarización moderna se formaliza bajo el paraguas de términos como didáctica, curriculum, clases... y que, desde entonces, formatean un léxico educativo aún vigente”.
Las primeras escuelas surgen en el siglo XV y XVI vinculadas a intereses religiosos y confesionales. Para el siglo XVII, la evolución se dirige hacia la caracterización de lo escolar en formato de crianza mediando formas naturales y republicanas de organización. La fenomenología de la Ilustración, tanto en Europa como en América, marca la evolución de la escolarización como un asunto de preocupación pública para el siglo XVIII. El resultado es la creación de escuelas dirigidas al desarrollo del bien público y de la ciudadanía. “La generalización de lo escolar, primero a una educación elemental para todas y todos (s.XIX), después Secundaria (s. XX), continuada y superior y para toda la vida, y ya avanzado el siglo XX la homogeneización reformista en clava de mercado de lo educativo, nos ofrece nuevas claves para repensar lo educativo”, explica Zufiaurre.
Y es bajo unos principios universales que derivan del Renacimiento y la Ilustración que ambos autores reivindican “un nuevo humanismo educativo para el siglo XXI”. Y es que, a juicio de Zufiaurre, “estamos ante el final de la escolarización moderna y es posible buscar otra lectura donde la Ilustración tiene sentido”.
Siglo XXII
Los cinco desafíos para combatir el neoliberalismo
En opinión de estos autores, en la actualidad, las aspiraciones educativas neoliberales “están lesionando la vida democrática hasta el punto que el derecho universal a una educación en igualdad de condiciones se encuentra socavado por la segregación educativa que afecta a la mayoría de los individuos y, en especial, a las minorías sociales”.
Ante este panorama, Zufiaurre plantea cinco desafíos que debería afrontar el sistema educativo para preparar ciudadanos autónomos capaces de comprender y superar los problemas de la vida. En primer lugar, propone reorganizar el conocimiento escolar sobre cuatro pilares: espacio científico (matemáticas, biología, física, química...); espacio lingüístico (lenguas territoriales, modernas y clásicas, literatura...); área cultural (geografía, historia, ciencias sociales, economía, religión...); y espacio estético-cultural (arte, música, expresión personal, tecnología aplicada...). Asimismo, abogan por prestigiar la profesión docente a nivel social y por reformular la organización de lo escolar como ocupación femenizada. El cuarto desafío es auspiciar un sistema escolar multicultural y multidimensional. “Un sistema educativo inclusivo y receptivo a la diversidad cultural sólo puede fructificar en un clima escolar sustentado en el trabajo colaborativo y cooperativo donde se actué practicando hábitos sociales dispuestos a confrontar los posibles conflictos lingüísticos, religiosos, identitarios, culturales y étnicos que se presenten”. Y, por último, ambos catedráticos proponen identificar unos valores ciudadanos como objetivos educativos , ya que es a través de la educación y la escolarización que se promueven unos valores ciudadanos de comprenderse unos a otros, compartir principios y sopesar y aceptar distintos puntos de vista.
Actualidad
De reformas y conciertos educativos
En la presentación del libro, Zufiaurre también abordó algunas cuestiones de actualidad como los conciertos, la LOMCE o la evaluación del profesorado. En su opinión, para llevar a cabo un giro en el actual sistema escolar encaminado hacia un nuevo humanismo educativo “no hace falta ninguna ley”. La legislación, insistió, “es la que marea”, y en España “ha habido demasiadas leyes”. Incluso afirmó que “todas las reformas educativas del siglo XX han sido fallidas”.
En relación a los conciertos, este profesor, que se mostró más partidario de ampliar el sistema de becas que de concertar a los centros, remarcó que los colegios concertados “deben rendir un servicio público, lo que no puede ser es que hagan una selección de los matriculados o digan que no al alumnado que llega de fuera”. Al hilo de esta cuestión se refirió a la evaluación del profesorado: “Me parece bien que se evalúe al profesorado, pero no se puede hacer si los centros no tienen autonomía. ¿Qué evaluamos? ¿Sueldos? ¿Recursos? No es igual trabajar en un centro que en otro”.
Benjamín Zufiaurre (UPNA). Comenzó su vida laborar en los 70 como profesor de Idioma Moderno. En aquellos años participó en los Movimientos de Renovación Pedagógica. Estudió Pedagogía en la Universidad de Barcelona, donde completó su doctorado. En 1985 ingresó en la Universidad de Zaragoza y en 1990 en la UPNA, donde es catedrático de Didáctica y Organización Escolar. Es investigador visitante en unas 15 universidades.
David Hamilton (Universidad de Ümea, Suecia). Comenzó en los 60 como profesor de Ciencias. Estudió e hizo su doctorado en la Universidad de Edinburgo y después trabajó en las de Glasgow y Liverpool y terminó como catedrático de Pedagogía en la Universidad de Ümea, donde es emérito.