PAMPLONa - Un vecino de un concejo de Tierra Estella, A.G.A.G.E., de 55 años de edad, ha sido condenado en el Juzgado de lo Penal 1 de Pamplona a dos años de prisión (18 meses de cárcel por un delito de robo con fuerza continuado en casa habitada y 6 meses de prisión por un delito continuado de indemnidad sexual) después de que accediera en repetidas ocasiones a la vivienda de una vecina, sustrajera del tendedor la ropa íntima que tenía colgada y utilizara dichas prendas para masturbarse.
Al acusado se le aplicó la atenuante de trastorno mental para alcanzar un acuerdo que le permitió que se le suspendiera la pena de cárcel durante los tres próximos años a condición de que no cometa ningún otro delito. Además, se le impone una prohibición de aproximarse a menos de 50 metros de su vecina y familia, de su domicilio, lugar de trabajo o de estudios y, asimismo, el procesado tendrá que continuar un tratamiento psicológico para agresores sexuales.
ATENUANtE DE TRASTORNO MENTAL Según reconoce la sentencia, en el momento de los hechos el procesado padecía una parafilia (un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer se encuentra en objeto, situaciones, actividades o individuos atípicos) con conductas fetichistas y transvestistas que afectaban de manera grave-moderada a sus facultades de razonamiento y voluntad. Por este motivo, la atenuante que se le aplica al condenado es cualificada (es decir, rebaja su responsabilidad penal y, al final, la condena, de manera notable).
Por lo que expone la resolución judicial, el acusado, que no tiene antecedentes penales, accedió al menos desde agosto de 2014 al huerto de su vecina en un concejo de Tierra Estella del que ambos son vecinos con el propósito de apoderarse de ropa íntima del tendedero de forma semanal. Posteriormente, y con el ánimo de satisfacer su líbido, “se enfundaba esas prendas y se masturbaba”, relata el fallo. Con similares propósitos, el acusado también se introducía en el vehículo de la víctima y realizaba otros actos de índole sexual.
Como consecuencia de los hechos, la víctima colocó el tendedero con ropa en una terraza elevada a unos tres metros, anexa a su vivienda, pero ello no fue obstáculo para que el procesado de nuevo accediera a ella. De esta forma, el acusado tomó una escalera de una longitud considerable y así logró nuevamente apoderarse de la ropa íntima de su vecina para idénticos fines que lo hacía con anterioridad. Igualmente, la vecina cerró el vehículo que dejaba aparcado junto a su vivienda y, sin embargo, el acusado seguía miccionando en la parte exterior del automóvil.
El acuerdo fue posible después de que la Fiscalía -que pedía dos años de cárcel y una multa de 3.240 euros- y la acusación particular -que solicitaba tres años de prisión- modificaran sus peticiones iniciales de pena y se conformaran con el acuerdo que aceptaba la defensa del procesado. - E.C.