El teléfono de la casa familiar de los Bravo-Pérez, en Lorca (Murcia), suena durante un buen rato antes de que una voz responda al otro lado. Después de varios tonos, es Ginés Bravo el que levanta el teléfono. Pero la llamada no va dirigida a él, sino a su hijo, Carlos: un murciano de 24 años recién licenciado en Medicina por la Universidad de Navarra al que ayer le notificaron que había logrado el primer puesto en el examen MIR (médico interno residente) de 2016, con una nota de 3,89/4. Desde lo más alto de una lista de la que cuelgan más de 10.000 médicos en busca de especialidad, Carlos Bravo podrá optar a cualquier hospital y especialidad que desee.

“Ahora mismo no está, pero llámale en una hora y media y te atenderá”, indica su padre, Ginés, también médico. Carlos ha salido a comer para celebrarlo, explica. Aprovechando la llamada, se le pregunta por cómo ha recibido la noticia la familia. “Uff... -medita-. Con una satisfacción tremenda”. Y eso que no es la primera vez que el expediente académico del recién licenciado proporciona alegrías a su familia. Porque Carlos Bravo López lo ha ganado todo: desde varias olimpiadas de Biología realizadas en su tierra hasta el Premio Extraordinario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra en 2015. A la hora acordada, Carlos Bravo ya se encuentra en casa y atiende la llamada, que no ha sido la única a lo largo de día. “La verdad es que siento satisfacción y alegría”, asegura quien, tras terminar sus estudios de Bachillerato, decidió cambiar de aires y dejar su Lorca natal para estudiar en Pamplona. “La Universidad de Navarra cumplía muchas de las expectativas que yo tenía en aquel momento, tanto en calidad docente como humana”.

Llegó en 2010 al Colegio Larraona -“Mi casa durante seis años”, recuerda-, y comenzó unos estudios que fueron rodados de principio a fin. 65 matrículas de honor lo atestiguan, aunque apenas concede importancia a los reconocimientos. “No tengo ni idea si son tantas, no las he contado nunca. En ningún momento tengo como objetivo el resultado final de un examen”, apunta. Para él, lo verdaderamente importante se resume en tres claves: “Motivación, mucho trabajo y compañerismo”.

ahora, a elegir especialidad Carlos Bravo aprovecha estos días para descansar en su localidad natal, pero pronto tendrá que volver a tomar decisiones que afectarán al resto de su carrera. La primera, la elección de especialidad a partir del 14 de abril. “Todavía no lo tengo del todo claro, porque estoy dudando entre cuatro: cardiología, neurología, hematología o dermatología. No es lo mismo estudiar una asignatura durante la carrera que luego vivir el día a día de la especialidad”. Lo que sí tiene claro es que quiere trabajar en un hospital. “Si puedo intentaré compaginar el MIR con algo de investigación, pero me imagino que será complicado”, reflexiona.

Para terminar de decidir especialidad, en los próximos días visitará varios hospitales tanto en Murcia como en Madrid, sus dos destinos preferentes para desarrollar el MIR, después de que ha pasado seis años en Pamplona. “La verdad es que solo guardo buenos recuerdos, tanto de la ciudad como de la universidad, de la que he aprendido todo lo que he podido”.