Los centros Civican y Río Irati de la Fundación Caja Navarra han logrado los sellos UNE 170.001.1 y 170.001.2, que los certifica en accesibilidad universal según los criterios de AENOR (Asociación Española de Normalización). Se trata de los primeros edificios que alcanzan esta distinción en Navarra en este ámbito.En el acto, celebrado ayer en Civican, participaron el presidente de la Fundación Caja Navarra, Javier Miranda, el director general de la entidad, Javier Fernández, y el director de AENOR en Navarra y La Rioja, Emilio Flamarique, además de Javier Remírez, vicepresidente primero del Gobierno, Javier Remírez.

Durante su intervención, Javier Miranda destacó que, “además de ser un hecho histórico en Navarra, sitúa a nuestra entidad como una referencia en accesibilidad universal y, especialmente, en la manera de relacionarse con todas las personas que utilizan tanto nuestros espacios como nuestros servicios. La accesibilidad es una exigencia y una fuente de derechos para muchas personas”.

Por su parte, Javier Fernández incidió en el esfuerzo realizado por todas las personas que conforman la entidad. “Se trata de una certificación muy exigente que ha requerido de una labor exhaustiva y una formación específica. Hemos llevado a cabo un cambio cultural en la asociación”.

Emilio Flamarique, de AENOL, afirmó que, “con esta certificación, la Fundación Caja Navarra da un paso más para reforzar su política de accesibilidad universal, encontrando el punto de confluencia entre el respeto a esta obra arquitectónica y garantizar el acceso a todos los ciudadanos”.

El objetivo de la accesibilidad universal en estos centros es que las personas que los utilicen tengan la experiencia más completa y satisfactoria posible. De este modo, se adaptan los espacios físicos, se les dota de las herramientas tecnológicas necesarias, se dispone de una correcta señalización y, especialmente, se forma a las personas que trabajan en ellos para que den la mejor respuesta posible a todas las personas que quieran disfrutar de sus servicios.

Patricia Segura, con una discapacidad auditiva, y Naiara López de Goikoetxea, con movilidad reducida, explicaron en primera persona sus experiencias como trabajadoras del centro. López de Goikoetxea es empleada en las oficinas de la Fundación y siente frustración, rabia y pena cuando llega a algún lugar al que no puede acceder por no estar adaptado para personas con movilidad reducida. “A veces lo asumes como normal y vas a otro sitio, pero si vas con alguien es peor, porque privas a esa persona de entrar y te sientes tú mal”.

Para Patricia Segura, que trabaja en la recepción de Civican, es “un agobio” tener que estar pendiente del lugar en el que estás y de sus condiciones. “Si vamos a ir a un sitio en el que hay mucho ruido en el ambiente, yo no puedo estar. Además, con las mascarillas tengo que estar adivinando todo lo que no he escuchado”. Las dos coinciden en que lugares como Civican, que están adaptados, son sitios en los que pueden “estar a gusto, tranquilas y seguras, poniendo toda la atención en disfrutar”.

Por último, Javier Remírez remarcó que el Plan de Accesibilidad para 2022 se va a presentar “ya” y que el compromiso del Gobierno es ir adaptando los lugares a todas las personas y “pasar de las palabras a los hechos”.