El regreso a la vida normal tras el infarto ha sido progresivo y ya estoy haciendo casi todo lo que hacía antes. Todavía con cierto respeto, pero la verdad es que estoy muy contento. Sigo haciendo deporte y estoy hasta compitiendo en tenis. Me han quitado algo de comida, pero se lleva bien. Creo que hasta lo podré celebrar un poco en Sanfermines”.

Quien habla es Alberto Sanz, al que pusieron un stent tras sufrir un problema cardíaco en noviembre. “Es verdad que es un suceso que te cambia la vida entera, pero cada vez voy haciendo una vida más normal. Al principio no podía ni andar diez minutos seguidos. Luego, he ido mejorando poco a poco y estoy muy orgulloso y satisfecho del plan de rehabilitación que hay en nuestra comunidad. Me he sentido muy arropado y querido y al final hemos hecho casi hasta cuadrilla entre nosotros”.

Alberto Sanz acudió al curso de reanimación junto a su mujer, Adriana Ojuel y considera fundamental que todo el mundo tenga este tipo de conocimientos. “Esta formación es como un seguro de coche. Esperamos no tener que utilizar estos conocimientos, pero hay que tenerlos porque le puede pasar a cualquiera”, explica.

Adriana Ojuel, que además es maestra, coincide en la importancia de la formación. “Nosotros tuvimos un susto en casa y hay que estar preparado. Parece que es algo que nunca te va a pasar, pero te lo puedes encontrar en cualquier momento y con cualquier persona, sea cual sea su edad”, explica.

“Ya me ves a mí. Tengo 40 años, soy deportista, un persona muy activa y no fumo. No cumplía muchos indicadores para sufrir un episodio cardíaco, pero me ha tocado y, por suerte, he podido salir adelante”, recuerda Alberto. “Sí. Lo hemos vivido con mucha normalidad y nos sentimos muy afortunados de que Alberto esté bien”,concluye su mujer, mientras los dos se arrodillan para ensayar un masaje cardíaco a un muñeco.