– ¿Por qué es tan importante que el colectivo LGTBI haya vuelto a salir a las calles este 28-J?

–Para el colectivo LGTBI o transbollomarica todos los días son de lucha. Desgraciadamente, tenemos que seguir saliendo a la calle para exigir los mismos derechos y unas vidas dignas y libres de violencias. En los últimos años, están aumentando los discursos de odio y la presencia del fascismo y es muy preocupante que estos discursos hayan podido acceder a las instituciones. Frente a ello, el colectivo LGTBI seguiremos inundando las calles de protesta y de reivindicación.

¿En qué situación se encuentra ahora el colectivo?

–Es innegable que ha habido avances en las últimas décadas, pero todavía quedan muchísimas cosas por hacer. A nivel autonómico, tenemos una ley de igualdad LGTBI que todavía tiene muchos puntos por desarrollar. Lo que necesita son recursos y voluntad política para llevarla a término. En el aspecto más local, el Ayuntamiento de Pamplona todavía no ha puesto en marcha el Plan de Igualdad LGTBI que tenía planteado después de realizar su diagnóstico. Hay muchas cosas por hacer en educación, a nivel de sensibilización y de incidencia política. Hay muchos logros por conseguir todavía. También queremos recordar que hay muchos compañeros y compañeras que tienen que emigrar de sus países por ser quienes son y amar a quien aman. Queremos denunciar que este sistema cisheteropatriarcal, capitalista y racista sigue jerarquizando entre cuerpos y entre vidas. Se han conseguido muchas cosas gracias a la lucha de los colectivos y la movilización social, pero queda mucho por conseguir para que todas las personas tengamos derechos iguales.

¿Qué le parece la Ley Trans que se acaba de aprobar?

–Creo que todos los derechos que se consigan para el colectivo que sea son un avance. Seguramente haya muchas cosas que han podido quedar atrás, como es la situación de las personas migrantes. Hay una serie de debates abiertos, pero no entendemos desde los colectivos el revuelo que ha creado que se apruebe una ley que reconoce derechos a personas que los tenían negados y paliar una situación de desigualdad. Eso no implica quitar derechos a otros colectivos. A nosotras, todas las mejoras que se hagan en materia de igualdad nos parecen un avance.

¿Qué tipo de discriminaciones siguen sufriendo las personas de este colectivo? Todavía se dan en ámbitos como el laboral, el educativo o el sanitario.

–Sí. El análisis general es que el heteropatriarcado es un sistema total que impregna toda la sociedad. No hay espacios libres de LGTBI-fobia. Aunque haya habido avances y skolae esté ahí, en educación sigue habiendo mucho por hacer. Sigue habiendo bullying en las aulas, en las redes sociales, problemas en el entorno laboral, en el deporte y también en la calle. En los últimos años ha habido un auge de las agresiones en el espacio público y han aumentado las denuncias. Desgraciadamente, tenemos que seguir hablando de LGTBI-fobia cotidiana y estructural.

Por eso sigue siendo necesario este día de lucha y reivindicación.

–Efectivamente. Nos gusta recordar que la conmemoración del orgullo proviene de los disturbios de Stonewall en 1969. Fue lucha y confrontación ante las violencias que sufre el colectivo. Frente a lógicas de mercantilización de la lucha o de la simbología LGTBI, reivindicamos que el orgullo no está en venta ni es una fiesta de colores. Se trata de luchar por los derechos básicos de las personas. Está claro que la fiesta también nos gusta porque también puede ser política, pero el orgullo es un día de reivindicación y lucha.