“Lo mejor que podemos hacer con las personas que sufren demencias es procurar una estimulación cognitiva al inicio, mantener unos hábitos de vida saludables, evitar o minimizar los factores de riesgo vascular y mantener una buena interacción social”, aconseja la doctora Rosa Larumbe, neuróloga del Hospital Universitario de Navarra (HUN) y vicepresidenta de la Sociedad Navarra de Neurología, debido a la inexistencia actual de tratamientos realmente eficaces. Así lo manifiesta en el último vídeo de Píldoras para la Salud, que publicará hoy en su página web el Colegio Oficial de Médicos de Navarra, con motivo de la celebración del Día Mundial del Cerebro.

La doctora Larumbe, según expone el Colegio de Médicos, describe la demencia de forma genérica como “un proceso químico, patológico, que conlleva un deterioro progresivo de las capacidades intelectuales de la persona como pueden ser la memoria, el lenguaje, la concentración, las funciones visoespaciales y también una alteración de la conducta”.

La neuróloga explica cómo dichas dificultades van a condicionar un empeoramiento en la capacidad funcional de la persona: “Primero se alterarán las funciones más complejas, como pueden ser planificar el día a día en casa, las finanzas y, conforme el proceso avanza, se van a afectar otras actividades más cotidianas. Entonces, cuando el proceso va evolucionando, las actividades de autocuidado también se van a ver comprometidas”.

El 70% de las demencias, alzhéimer

En cuanto a las causas de las demencias, Larumbe apunta que son diferentes, pero las más frecuentes son las enfermedades neurodegenerativas y, entre ellas, la más común es el alzhéimer, que viene a representar el 70% de todos los casos de demencia.

Además, otras patologías degenerativas son la demencia por cuerpos de Lewy, la demencia frontotemporal y la vascular. “Pensamos siempre que son enfermedades que ocurren en edades avanzadas, de ahí que, en el pasado, se hablase de demencia senil”, relata. No obstante, aclara, las enfermedades que producen demencia, las neurodegenerativas, “pueden aparecer también en edades más tempranas, por debajo de los 65 años, aunque son casos menos frecuentes”.

En cuanto al factor hereditario, la neuróloga afirma que “no hay una herencia como tal, aunque sí que es verdad que un porcentaje de casos, menos en el alzhéimer, pero más en otras, como por ejemplo la demencia frontotemporal, son genéticamente determinadas”.

De forma infrecuente, advierte la doctora Larumbe, la demencia puede deberse a otras enfermedades potencialmente tratables o reversibles, como la hidrocefalia del adulto o algunas encefalitis. “El diagnóstico de estas enfermedades que causan demencia se basa sobre todo en la historia clínica, en la exploración y se apoya fundamentalmente en estudios complementarios, como pueden ser pruebas neurorradiológicas o analíticas de laboratorio”, señala la especialista.

Evolución variable

Al tratarse de enfermedades degenerativas, su curso va a ser progresivo e irreversible, pero el inicio de la enfermedad, como puede ser en el alzhéimer, suele empezar afectando a la memoria, “de manera que en los primeros años y durante un tiempo prolongado, la persona puede mantener la autonomía, buena calidad de vida y buena funcionalidad”.

Sin embargo, con el paso del tiempo, estas patologías afectan a otras funciones cognitivas, lo que se manifestará en una mayor limitación. No obstante, la evolución es variable de unas personas a otras y de unas enfermedades a otras. En general, la evolución es lenta, entre 8 y 10 años en el caso del alzhéimer, aunque la supervivencia oscila. – M.P.M.