Saben su nombre de pila. Ricardo. Lo veían nadar casi a diario en la piscina recreativa de Burlada. Y ayer, cuando observaron que se hundía, tardaron segundos en sacarlo del agua y salvarle la vida. Ion Albes, de 25 años y vecino de Pamplona, fue el primero que se lanzó a la piscina cuando el equipo advirtió la emergencia. “Estábamos alerta, porque le vemos nadar habitualmente, y en cuanto hemos visto que se le hundía la cabeza, me he tirado a por él”, explica Ion Albes, de 25 años y vecino de Pamplona.

Junto a él, se lanzó al agua también Iñaki Arbea, de 20 años y vecino de Burlada. Entre los dos socorristas, con la ayuda de un usuario que se encontraba en las proximidades, extrajeron al bañista de la piscina. “Estaba prácticamente morado, casi azul”, relata Ion.

Mientras sus compañeros sacaban al hombre del vaso Amets Cerviño, de 20 años y vecina de Lakuntza, corría al botiquín a por el desfibrilador. “No sabía cómo estaba el hombre, pero por si acaso tenía que llevar el DESA. Es nuestro trabajo y, aunque estas cosas no suelen pasar, cuando pasan hay que saber reaccionar”.

Simultáneamente, Mikel Mahugo, de 23 años y vecino de Pamplona, corría a llamar al 112. “He facilitado a SOS Navarra la localización, les he dicho que teníamos un posible ahogado y que estaba en parada cardiorrespiratoria. Les he pedido que enviasen una ambulancia lo antes posible”, indica Mikel.

Mientras tanto, Ion e Iñaki ya habían sacado de la piscina al hombre. “Ha empezado a soltar agua por la boca y hemos visto que no respiraba. Le he hecho cinco insuflaciones para meterle oxígeno, para que no haya lesiones cerebrales, y le hemos empezado a hacer el masaje cardiaco. Poco a poco le ha vuelto el color a la cara”, explica Ion.

Después de secar al hombre con una toalla y colocarle los parches del desfibrilador, los socorristas comprobaron que el dispositivo no indicaba que era necesaria una descarga, sino seguir con las maniobras RCP. “Después de hacerle más compresiones, ha recuperado la consciencia y ya estaba respirando. Le hemos vuelto a poner en posición lateral”, comenta Iñaki, que también trasladó hasta el lugar de la intervención el equipo de oxigenoterapia. “Le hemos puesto la mascarilla para darle oxígeno y entonces también ha empezado a hablar”, añade Ion. “Es un gran alivio, sientes alegría”, apunta Amets.

Los socorristas colocaron al hombre una manta térmica, en el momento que llegaba hasta las instalaciones una ambulancia convencional, primero, y después una medicalizada. También acudieron policías municipales de Burlada con otro DESA por si era necesaria su utilización. “Los sanitarios le han hecho algunas pruebas y todo estaba bien. Se lo han llevado en la camilla”.

La esposa del hombre, que se encontraba en la piscina, agradeció en el lugar su decisiva intervención a los socorristas. “Sientes mucho orgullo por el trabajo que hemos hecho. Hoy hemos salvado una vida”, afirma Ion, que admite que al finalizar la actuación “me he puesto a llorar, te emocionas”. “No quieres que pase esto nunca, pero cuando pasa, quieres que acabe así. Porque parece que nuestro trabajo es estar aquí mirando la piscina. Pero cuando pasa algo así, te das cuenta de que nuestra labor es fundamental”, concluye Mikel.