El almacén de escayolas de Koldo Gracia es ejemplo de los daños ocasionados en la Rochapea por la crecida del Arga. “Estábamos en la bajera y un vecino nos avisó. De repente vino un chorro, y 20 minutos después ya teníamos 30 centímetros de agua inundando el local”, expresa, añadiendo además la rapidez con la que ocurrió. 

En total, Gracia estima que perdieron entre 20.000 y 25.000 euros. “Por lo menos, no solo pude sacar la carretilla elevadora, que suele tener un precio de 37.000 euros, sino que yo tuve suerte y el proceso de recuperación fue rápido. Conozco otros negocios que tuvieron que pasar una odisea para recuperarse un poco”, reconoce, con lástima hacia otros establecimientos. 

“La perita que me asignaron empatizó bastante conmigo y aceleró los procesos burocráticos para que pudiera recibir la indemnización y reabrir en las mejores condiciones”, explica el responsable del almacén. 

REPARACIONES

Una catástrofe como la sucedida en 155 municipios navarros tiene dos partes: la catastrófica en sí misma, y el día de después, cuando hay que reparar todo lo dañado e intentar mejorar el establecimiento ante otra futura riada. “Nosotros no solo tuvimos que limpiar gran parte del local, con ayuda de familiares en este caso, sino que también tuvimos que pintar todo el negocio, con el subsiguiente gasto añadido”, sentencia Gracia. 

 Aún con todo en contra, a día de hoy Gracia afirma que, en su local, “las ventas van bien, teniendo en cuenta las circunstancias”, aunque eso no implica que el susto haya desaparecido. Con temor, Gracia confiesa que tiene miedo de que vuelva a pasar, ya que “todavía no estamos preparados para eso”.