Un estudio de la Federación de Mujeres Jóvenes, refleja que 2 de cada 10 mujeres que tienen una cita por Tinder sufren un episodio de violencia sexual y el 70% de ellas declaran que han sido víctimas de coacción para mantener relaciones sexuales. Este tipo de aplicaciones son nidos de prostitución encubierta y la pornografía es una de las fuentes principales de educación sexual ante la falta de alternativas. “Ser mujer implica un factor de riesgo para sufrir violencia sexual”, afirma Elisa Seco, psicóloga especializada en violencia de género y agresiones sexistas, trabajadora del centro Albea, donde acuden chicos y chicas jóvenes con problemas afectivo-sexuales.

Actualmente existe una mayor visibilidad debido a “un cambio político y social de concienciación de la violencia machista”, señala. De esta forma se facilita a la sociedad identificar con mayor facilidad las conductas y actitudes machistas. “Estos casos ahora ocupan más espacio en los medios de comunicación, porque antes la gente ni sabía que existía la posibilidad de denunciar”, apunta. Muchas veces las pacientes no vienen directamente por esta situación, sino por un problema ajeno vinculado a algún episodio pasado de agresión sexista”, explica. Parte de su trabajo es encontrar el origen del problema, porque la víctima en muchas ocasiones no identifica que eso qué le ha sucedido sea una agresión sexual. “Yo sí veo un aumento de visibilidad y sensibilidad con este tema”, añade.

"Todos conocemos a algún agresor en potencia que manipula" DIARIO DE NOTICIAS

Elisa Seco apunta que el foco social “normalmente se centra en la víctima, cuando debería ser en la conducta del agresor”. “Si no hubiese agresor, no habría violencia. El problema reside cuando todos somos partícipes de estos hechos al mirar hacia otro lado”, exclama la psicóloga. “Puede haber mucha gente presente, y no hacer ni decir nada”, cuenta, “nos volvemos cómplices de esta violencia a las mujeres”. Este tipo de violencia tiene un origen social, de un sistema patriarcal. En los círculos más cercanos de nuestro entorno se pueden apreciar este tipo de conductas. “Si reímos la gracia ya somos parte del problema”, explica Seco. Se ve la violencia machista como un monstruo al que alimenta toda la sociedad con sus actos. Pero, ¿se puede frenar la conducta del agresor? “Hay muchos mitos en torno a la figura del agresor o maltratador, incluso se dice que son enfermos mentales. Pero no lo son. Son conductas que todos debemos deconstruir”, expresa. “Al final todo es un aprendizaje. Interiorizamos mensajes machistas cada día. Pero toca desaprenderlos”, añade. “Aquí trabajamos con muchos hombres sobre técnicas de control y conductas de celos”, comenta. Son personas que están identificando lo patológico que puede llegar a ser aquello que están viviendo y quieren trabajarlo. “Es lo mejor que pueden hacer por ellos mismos y por sus relaciones”, señala.

"La culpa la tiene únicamente el agresor" DIARIO DE NOTICIAS

A lo largo de la entrevista, Elisa Seco hace especial hincapié en que “el sistema patriarcal distribuye una serie de roles de género atribuidos a los hombres y las mujeres. Lo qué la mujer debe ser y está bien visto, y aquello qué el hombre debe ser y comportarse de una forma adecuada. Les fomentan desde que son pequeños a cumplir con esos roles”, explica. “Y esa distribución de roles es la que genera la jerarquía y la desigualdad que, muchas veces, es en las relaciones afectivo-sexuales donde se hace más evidente”, detalla. ”No suelen venir inmediatamente después de haber sufrido un episodio de violencia sexual, intentan rehacer su vida y al final acuden para pedir ayuda. No pueden hacer como si nada, es un trauma que tienen que tratar”, destaca Elisa Seco. Haciendo una lectura de casos de violencia extrema en Navarra como el de Nagore Laffage o La Manada, expresa su descontento con que “se controle constantemente qué hace la víctima, que pierde todo su derecho a seguir con su vida y nadie cuestiona la vida del agresor ni sus movimientos”, añade. En muchas ocasiones, remarca que “son ellas mismas quienes se culpan de qué ha pasado”, y se les ayuda a entender que “la culpa de todo solo tiene el agresor". No puedes hacer nada porque tú no controlas la situación”. La respuesta es simple, te ocurrió por el hecho de ser mujer. Todos conocemos a algún agresor en potencia, que manipula, presiona y hace sentir culpables a sus víctimas. Si en vez de callar le pusiéramos freno, las cosas serían distintas”, comenta.

Tinder, una herramienta virtual de doble filo

Tinder es una herramienta útil para conocer personas y establecer relaciones sociales o, para establecer relaciones afectivo-sexuales. Sin embargo, por las características de un

mundo virtual, entraña sus riesgos. Tinder se ha convertido en la plataforma de citas con más usuarios en España. Varios son los y las jóvenes que cuentan con ella en sus teléfonos móviles. Según un estudio realizado por la Federación de Mujeres Jóvenes, el 22% de las mujeres que tiene una cita por la aplicación sufre una agresión sexual y el 70% de las usuarias reconoce haber sufrido coacción para mantener relaciones sexuales. “Esta coacción lleva a una violencia indirecta hacia las mujeres”, señala Elisa Seco. “Las características del contexto online hacen más

probable que exista más violencia, porque el riesgo es mayor”, aclara. Tras la pantalla son varios los perfiles que utilizan lenguaje, fotos y expresiones degradantes para el resto y la aplicación apenas toma medidas. “Esta red social debería tomar medidas, que implican cambios desde la propia aplicación. Verificar todos los perfiles. Revisión constante de los mismos. Informar a todos los usuarios que puede denunciar o bloquear y cómo hacerlo”, expresa.

La aplicación de cintas Tinder. DIARIO DE NOTICIAS

Además de las agresiones sexistas, esta aplicación se ha convertido en la tapadera de varios casos de situaciones de compra-venta de relaciones o ciertos servicios afectivo-sexuales. Varios son los perfiles que se anuncian como ‘sugar baby’ o cómo ‘sugar daddy'. Una forma dulce de denominarse como trabajadora sexual y cliente. “Si alguien ve un perfil de ‘sugar baby’ o ‘sugar daddy’ se debería distinguir de una relación habitual, igualitaria y sana, y en muchos casos, podría estar bien diferenciarlas en otro tipo de redes más selectivas para evitar normalizarlas en la sociedad por las consecuencias que conlleva”, explica. De esta forma reivindica que rechace el concepto. “Que un número alto de mujeres se muestre de esta forma, como sugar baby, y sobre todo, ‘sugar daddys', no ayuda en gran medida al progreso de una sociedad más igualitaria”, añade. Siempre que se mantenga el sistema social patriarcal van a seguir existiendo roles de género. “Van a seguir perpetuando un rol sumiso y otro dominante, y en muchos casos suele ser por vulnerabilidad económica”, detalla.

Existe una necesidad y alguien tiene ese dinero que la otra persona necesita. “Suelen ser personas que a nivel madurativo son más jóvenes, no tienen tanta información ni formación, y emocionalmente cuentan con una baja autoestima”, expresa. “Porque decir trabajadora sexual y cliente no queda bien socialmente, y estos nuevos conceptos lo dulcifican e incluso son más aceptados”, explica. “Decir que soy trabajadora sexual a la gente le genera rechazo, en cambio si digo que tengo un ‘sugar daddy' y me río, le quita importancia al asunto y parece hasta algo divertido”, apunta. De esta forma se empieza a desvirtuar ese verdadero servicio sexual encubierto. “De todas formas utilizan su cuerpo como producto de compraventa”, añade.

De ningún modo todo esto significa que usar Tinder sea algo malo. “Todo lo contrario, tener Tinder está a la orden del día y todos en algún momento han tenido la aplicación y no es malo. El problema es cuando se hace un uso equivocado de esta herramienta de ligar o socializar”, añade.

El porno y la carencia de educación afectivo sexual

La pornografía es la principal vía de educación sexual tanto en niños, adolescentes como en adultos. “De ahí recogen los modelos de referencia y comportamiento en sus relaciones afectivo-sexuales”, señala Elisa Seco. “Todo gira en torno al hombre, a su placer, qué quiere y qué necesita. No se pregunta el consentimiento de la mujer y se cosifica muchísimo, y al llevarlo a la práctica no se tiene en cuenta a sus compañeras y su placer”; explica. “Lamentablemente, la práctica sexual se acaba en estos casos cuando el hombre llega al orgasmo, el disfrute de ella da igual. Para llegar al placer real ambos deben disfrutar de la relación, con o sin orgasmo, y por supuesto, de manera consentida”, señala la psicóloga.

Muchas veces las prácticas sexuales que se encuentran en ese tipo de páginas son una representación muy similar a una violación, se puede denominar “un falocentrismo constante”. “Si no tienes otra alternativa de educación sexual, el porno, por desgracia, se convierte en tu referente”, expresa. “Al tomar esas ideas, sus relaciones sexuales no son ni siquiera afectivas. No hay besos ni caricias”, destaca de la frialdad con la que se mantienen esas prácticas y se llevan luego a cabo en la vida real.

La educación afectivo-sexual. DIARIO DE NOTICIAS

Otro caso claro de violencia contra las mujeres es mediante la difusión de vídeos sexuales sin su permiso. “Para empezar es un delito hacerlo, y segundo, difundiendo el vídeo y riendo la gracia somos cómplices de ese tipo de violencia”, destaca. Elisa Seco explica que “si hay plataformas que publican estos contenidos, normalmente páginas porno, y los comparten se promueve que haya más”. Es conocido por todos que este tipo de conductas de violación de la intimidad de las personas que aparecen en esos vídeos han llevado al acoso social, y en algunos casos, terminar en suicidio. “Hay que promover e informar a los hombres que el feminismo se consigue gracias a ellos también. Si caminamos juntos es posible, pero por separado no”, admite Seco sobre la importancia de trabajar hombres y mujeres en materia de igualdad. “Ya no es solo que lo hagan por sus compañeras mujeres, para ellos también es beneficioso para ellos”, añade.

Los roles de género y de conducta que se imponen por parte de la sociedad a los hombres “coartan su libertad”. “No pueden expresar sus emociones libremente, no se pueden mostrar vulnerables porque así les han educado”, explica Seco. Asegura que “suelen acudir a la consulta antes las mujeres que los hombres a pedir ayuda, pero porque por los roles de género, socialmente se les está más permitido a ellas pedir ayuda y sentirse más vulnerables que a ellos”, aclara. Seco declara que “vivimos en una sociedad que tiene todo al alcance de su mano y sigue desinformada. Mientras se mantengan esos roles de género y conducta habrá desigualdad y violencia sexista”.