Helena Escalada (Pamplona, 1974) es médica de Familia en el centro de salud de Marcilla, presidenta de la asociación de acogimiento familiar de Navarra, Magale, y madre de acogida de tres menores desde hace 12 años, y desde hace dos semanas preside también la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar. No tiene mucho tiempo libre, pero llega a todo. Conocía de cerca el mundo de la acogida, pero hace más de una década se metió de lleno al acoger a tres hermanos en desamparo, “la mejor decisión” de su vida. Fue entonces cuando cogió también las riendas de Magale, asociación que este año cumple su 20º aniversario y que ya cuenta con 74 socios y socias.

Magale cumple ahora 20 años, ¿cómo surgió la asociación?

–En 2003 nos empezamos a juntar padres y madres de acogida con intereses comunes para ofrecernos autoapoyo, que es una de las cosas que más nos ayudan, y es entonces cuando se decide crear una asociación, porque existía esa necesidad de colaborar y apoyarnos.Desde entonces, nos hemos ido organizando cada vez más y mejor y teniendo una buena relación con la Administración, para poder colaborar con ella en la búsqueda de familias. Ahora también formamos parte de la Mesa del Acogimiento de Navarra, en la que también están colectivos como Xilema, Nuevo Futuro, centros residenciales y Justicia, Educación y Salud.

¿Cuál es el principal objetivo de la asociación?

–Que las familias de acogida tengan el mayor apoyo posible. Porque una cosa que detectamos es que familias que quieran acoger hay, el problema es que es algo desconocido y se necesitan más apoyos. Sí que es verdad que Navarra es una de las comunidades que más ayudas económicas da a las familias. Aquí por un menor acogido las ayudas son de unos 800 euros al mes. Si tienes dos, por el segundo te dan la mitad. Pero está estudiado que un menor tiene unos gastos mensuales de entorno a 800 euros, con lo cual con eso se cubren la mayoría de sus gastos. El objetivo es que no haya familias que por dinero no puedan acoger.

Pero la realidad es que falta familias de acogida...

–Sí, claro. En Navarra hay más de 300 niños esperando en centros de acogida. Además, tienen que saber que hay muchos tipos de acogimiento, no solo el convivir. Hay acogidas de fin de semana; se puede ser simplemente referente o mentor del niño o niña; se puede ayudar a un joven estando un rato con él... Hay muchas formas. También aconsejaría empezar siendo una familia de acogida de urgencia, que son las que primero acogen y ahí puedes ver si es lo tuyo. Lo que es importante es que toda la familia esté de acuerdo en dar el paso, porque implica tener un familiar más, un nuevo hijo, un nuevo hermano, un nuevo primo, un nuevo nieto...

Lleva 12 años con menores en acogida. ¿Cómo empezó todo?

–Nosotros conocíamos familias de acogida y su realidad, entonces fue algo que nos llamó y nos animamos a acoger. Los primeros meses son de muchas emociones, muy intensos. Para mí son los mejores. Al final los niños son muy agradecidos, lo único que necesitan es a un adulto que se vuelva loco por ellos. Que haya estabilidad emocional en el hogar para ellos es algo extraordinario. Y sin duda ellos te dan a ti el doble y son capaces de agradecer la ayuda que les das. Es lo mejor que he hecho en mi vida.

¿Qué es lo más duro de la acogida? ¿Y lo más bonito?

–Lo más duro es respetar su historia y darte cuenta de que su familia biológica ha intentado hacerlo lo mejor posible. Al final los padres son personas fundamentales para los niños. Y lo más bonito, además de lo que te he dicho antes, es el acompañar a una persona y crear con ella un vínculo que es para siempre. Incluso hay familias de urgencia, que solo tienen una acogida de tres meses, que luego les hacen visitas durante años. Es algo muy fuerte. Cada vez se trabaja más para que sea la familia biológica la que presente al menor a la de acogida.

¿Cómo suele ser el trato con la familia biológica?

–Se suele tener contacto, salvo que haya habido un problema gordo, porque el menor necesita que las familias se entiendan y se conozcan. Es como un divorcio, vive con la de acogida pero necesita que la familia biológica le apoye.

¿Y los menores? ¿Lo entienden?

–Es complicado, por ejemplo, al estar con desconocidos porque ¿cómo te presentas? Cuando son pequeños no suele pasar nada, pero cuando se hacen mayores tienen más problemas para explicar que con quienes viven no son sus padres biológico             s. Pero hay de todo. Por ejemplo, mi hija de acogida siempre dice: “Yo tengo dos familias y me siento especial por eso”. Luego es verdad que hay quienes no entienden por qué les ha ocurrido eso a sus padres biológicos, pero después van viendo que no son unos ogros, que son personas que han tenido problemas en la vida.

Acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar. ¿Cómo lo afronta?

–Veo que Navarra es una de las mejores comunidades en acogimiento familiar. Ha sido un puntal a la hora de hacer cambios legislativos. Ahora estamos muy metidos con el cambio del sistema de acogida, para pasar del residencial al familiar. Queremos desinstitucionalizar la acogida.