María Bautista Hidalgo tiene cinco años y, al igual que su hermana Elisa, de 8 años, le encantan las tortugas y los globos de color azul. El 13 de agosto de 2021 le diagnosticaron a María leucemia, una enfermedad que supuso “un cambio de vida” para toda la familia.

“Es un palo muy duro que te digan que tu hija tiene cáncer”, sentencia Elisa Hidalgo, madre de María y Elisa. Sin embargo, la ayuda psicológica ofrecida por ADANO les ha enseñado a ir día a día. “Ahora estamos pendientes de ella; no podemos hacer planes a largo. Nuestras vacaciones se basan en que estemos los cuatro en casa y son las mejores vacaciones del mundo. Es un regalo; vemos la vida de otra forma. Es bonito, aunque no lo parezca, porque estamos presentes en el tiempo; el futuro es lejano”, reflexiona Francisco Bautista.

Tanto María como Elisa, a pesar de la edad, son conscientes de lo que están pasando, pero lo afrontan con inocencia y ternura: “María muchas veces juega con Elisa a los médicos y le dice ‘ven, que te voy a poner la quimio’. Ambas lo tienen muy presente”, explica la madre.

La pequeña de 8 años sufrió uno de los grandes cambios.”Cuando estuvimos en el Hospital con María, mis padres tuvieron que venir de Jaén para estar con Elisa, pero fue complicado para ella que no estuviéramos en casa ni su hermana ni sus padres”, explica Elisa Hidalgo.

ADANO han acompañado a la familia desde que estuvieron en el hospital: “Llevamos teniendo apoyo psicológico cada dos semanas desde hace dos años y Elisa ha recibido uno especializado para ella. Además han recibido ayuda burocrática y cuando María ha estado en el Hospital venían para jugar con ella o nos ayudan con el juego o con actividades propias del día a día”, explica Francisco.

Elisa estaba sola con María cuando entraron a urgencias, “todavía no sabía que tenía leucemia, pero los médicos de la UCI me estuvieron tranquilizando hasta que ya al día siguiente vino Francisco. Recibimos la noticia con mucha tristeza, pero también nos tranquilizó saber qué es lo que le pasaba. Detectar la enfermedad ya era algo muy difícil”.

Durante el tiempo en el que estuvo María en el hospital hubo algo que nunca le faltó: la sonrisa. “Es una niña muy fuerte. Cada vez que las enfermeras le preguntaban ‘¿cómo estás?, ella siempre respondía ‘bien’ y se reía mucho. Ella nos lo ha puesto muy fácil porque ha asumido las cosas con muchas ganas de seguir adelante, que es un impulso para nosotros como padres”.

María juega con su hermana, mientras sus padres las miran. “No es todo bonito, hemos pasado muchísimos momentos duros, pero esto nos ha enseñado que unidos podemos sobrellevar mejor esta situación. Ahora estamos preocupados por el azúcar, pero vamos tranquilos porque ella está bien. Vamos a ir día a día por muchas ganas que tengamos de que acabe el tratamiento”. Ver a sus hijas felices es una ventana a la esperanza.

María y Elisa quieren pintarse la cara de tortuga porque tienen una mascota. Francisco y Elisa no solo les han enseñado a disfrutar del día a día, también han aprendido la importancia de ciudar y querer a los suyos.