El 20,5% de la población navarra es mayor de 65 años. Un 0,4% más que hace dos años. Un 10,8% más que en 1970, y un 8,9% más que en 2000. Acercarse al envejecimiento de la población es abordar retos estructurales presentes y futuros, sociales y en última instancia de carácter económico y político, para acometer no solo la sostenibilidad de las pensiones, sino las necesidades dotacionales, en cuidados, atención, acompañamiento, salud, para un colectivo que en los próximos años se hará aún más voluminoso, dado el baby boom de los sesenta y setenta, y que la población migrante se irá haciendo mayor.

La vejez es un proceso paulatino de pérdida de capacidades, y por lo tanto de potencial vulnerabilidad, pero ante todo es una fase muy diversa. Las personas mayores constituyen un sector de la población que según su edad, su red social, su nivel económico o estado de salud requiere distinta atención, pero que a medida que cumple años se vuelve potencialmente más vulnerable o dependiente. Abordamos las claves de este desafío social de la mano de dos sociólogos navarros, Sergio García-Magariño y Javier Espinosa, que coinciden en constatar que se está invirtiendo la pirámide poblacional. “El sistema de protección social estaba pensado para personas que se morían a los 68 años y ahora las mujeres se mueren de media a los 86 y los hombres a los 81”, apunta García- Magariño.

Sea como fuere, una sociedad avanza en la medida que hace frente a nuevos desafíos y conquistas sociales, y que reflexiona sobre aspectos más cualitativos, culturales, de valores, sobre qué significa el envejecimiento en la sociedad actual. Porque todo reto o carencia tiene ante sí una oportunidad de progreso.