“Soy sorda bilateral profunda. Tengo cofosis, que es lo más sordo que hay –no percibe ningún sonido–. Me diagnosticaron al nacer, porque mi hermano mayor es sordo y entonces ya estaban un poco atentos, y luego tengo una hermana oyente. Me pusieron un implante coclear en el oído derecho a los 2 años. ¿Qué pasa? Que estuve toda la vida oyendo de un oído y hace tres años –el 27 de agosto de 2020– tuve un accidente de coche en la autopista de Zaragoza y me tuvieron que cambiar el implante porque no era compatible con la resonancia magnética para hacer el diagnóstico entero. Entonces, en una complicada operación me reimplantaron el derecho, me cambiaron por uno nuevo compatible y, de paso, me hicieron un segundo implante en el izquierdo y ahora tengo dos”. Amaia Jáuregui Idoate, de 31 años, resume de este modo su experiencia y recalca que ha trabajado mucho el lenguaje, con apoyo de Logopedia pero también en casa, y “por eso oigo bien y hablo yo creo que bien” –asiento–. 

Esta vecina de Loza, concejo del municipio de Berrioplano, fue una de las primeras pacientes a las que se hizo un implante coclear en la Comunidad Foral y, como asegura, “ha dado buen resultado”, si bien menciona que a su hermano se lo hicieron “más tarde” y “no tuvo la misma suerte. Él es un sordo signante aunque se maneja bastante bien”. 

Etapa educativa

“La implicación del profesorado es muy importante”

Tras finalizar el Bachiller, Amaia se graduó en Fisioterapia y ahora trabaja en una consulta privada en Villava-Atarrabia. “Durante la Primaria es súper importante tener mucho apoyo de Logopedia y que el profesor esté implicado”, destaca la joven, que reconoce que su colegio “era el preferente de sordos entonces y tuve un profesorado bastante estable. Todo el ciclo de Infantil era con la misma maestra y el resto, también”. En esa etapa, comenzó a utilizar la frecuencia modulada (FM), que “es un aparato que se pone el docente para que nosotros oigamos directamente y no perdamos el sonido”. Con ese apoyo, estudió “sin problema la ESO, Bachiller y la carrera”. 

A su juicio, la “barrera más gorda” que se ha encontrado ha sido “el inglés, porque nos exigían el listening como a los demás”. No obstante, reitera que no todas las personas sordas son iguales y, por ello, incide en la importancia de “centrarse en las necesidades que tiene cada una. Igual una necesita intérprete de signos, otra FM, otra exámenes adaptados...” 

“Es súper importante que se mejoren las adaptaciones en todo lo público, sobre todo en Educación”

Amaia Jáuregui Idoate - Joven fisioterapeuta con discapacidad auditiva

Por todo ello, con motivo del Día Internacional de las Personas Sordas, reclama más adaptaciones en todos los servicios públicos pero sobre todo en Educación. “Me parece importante que se sigan manteniendo y, si es posible, mejorarlas”, porque con estas medidas de apoyo “marcas ya el futuro de ese niño”. Asimismo, aboga por que los menores con discapacidad auditiva “estén integrados en la sociedad”, de manera que sus compañeros los vean como “uno más”. 

Por otro lado, critica que “hoy en día en las oposiciones” tienen “una barrera dentro de las discapacidades” por el modo en que se valora el conocimiento de idiomas. “En todos piden aprobar el listening, entzun o escucha. Si no sacas esa parte, no te dan el título oficial. Entonces, un sordo nunca va a poder optar a esa puntuación”, explica y, por ello, plantea que al menos “se les puntúe algo” la parte de conocimientos de esa lengua que sí puedan acreditar. Igualmente, denuncia que en la formación on line hay otra “barrera importante”, ya que muchas veces no es accesible para ellos y deberían subtitularla.

Identidad sorda

“Menos mal que aprendí la lengua de signos”

Mi madre –Blanca, una de las fundadoras de la asociación Eunate– siempre nos decía que la lengua de signos era súper importante. De pequeña no la utilizaba mucho, solo en casa con mi hermano, pero mis padres insistieron que tenía que aprenderla porque nunca se sabe y menos mal, porque cuando tuve el accidente, en plena pandemia, no oía nada”, una etapa que recuerda como “complicada” y “agotadora”. Tras el siniestro, pasó un año entero de rehabilitación hasta que pudo recuperar una audición “normal”. “Gracias a la lengua de signos he podido hacer una vida normal”, reconoce la fisioterapeuta, que entonces constató “la importancia de que el implante está muy bien, pero si falla tienes que tener otra alternativa”. Defiende que las personas sordas conozcan tanto la lengua de signos como la oral, que tengan todas las herramientas posibles, y considera que el debate entre esas dos posturas no es bueno. “Al final somos la misma comunidad y tendríamos que estar en el mismo barco. Cada uno mira a su lado y son importantes las dos cosas”. 

“Tras el accidente vi la importancia de que el implante está muy bien pero si falla tienes que tener otra alternativa”

Amaia Jáuregui Idoate - Joven fisioterapeuta con discapacidad auditiva

Para Amaia, su sordera “es una ventaja y una virtud. Si una persona no me acepta o no me entiende como soy, puerta. Si en un grupo veo que no hacen nada porque esté integrada, hago criba”. En su círculo de amistades hay oyentes y sordos y, para juntarse, Eunate ha jugado un papel fundamental: “En la adolescencia hacíamos actividades, campamentos, salidas... ha sido súper importante para la autoestima y era un sitio en el que nos sentíamos arropados”.