El director general de Educación del Gobierno de Navarra, Gil Sevillano, calificó este viernes el acoso escolar como “un problema de salud pública de difícil detección” y remarcó la apuesta del Gobierno por mejorar en la prevención. Así lo indicó en una comparecencia en el Parlamento foral en la que presentó el estudio Bullying y cyberbullying en la Comunidad Foral de Navarra: estudio epidemiológico de la prevalencia de estudiantes víctimas, agresores y observadores, cuyos datos se dieron a conocer en junio.

Según el estudio, casi la mitad del alumnado navarro de entre 10 y 18 años dice haber sufrido acoso escolar. El 18,5% de las víctimas no compartió las conductas sufridas con nadie, un 16,9% se lo confió a sus padres y un 11,6% lo compartió con amigos y amigas. En menor medida, lo comunicaron al profesorado (5,6%) o a hermanos y hermanas (5,3%).

El mayor porcentaje de las víctimas o cibervíctimas, cuando han sufrido las conductas de acoso, no han hecho nada (25,3%) o lo han contado a una persona de su confianza (20,3%). Pocos dicen haberse vengado de los agresores (4,7%), buscar ayuda psicológica (2,1%), denunciar a la policía o a la justicia (2,1%) o hacerle lo mismo a otra persona (1%).

En términos de emociones experimentadas, el 19% sintió rabia, ira o enojo. En segundo lugar, el 11,2% se sintió solo, triste y deprimido. Otros reportaron ansiedad (9,6%), deseos de venganza (9,4%) y miedo (9 %). También se destacaron sentimientos de vergüenza (7,2%), impotencia (7,1%) y rencor (7,1%).

Respecto a los efectos a largo plazo, el 21,3% afirmó que apenas les afectó; el 7,1% admitió que dejó una huella muy negativa, manifestando sentirse peor, más inseguros, tristes, con más problemas para hacer amigos, menos ganas de ir al colegio, y experimentando más problemas físicos, incluyendo la necesidad de ayuda psicológica por depresión y ansiedad. El 2,2% sufrió efectos muy graves, llegando a tener ideación suicida o realizando tentativas de suicidio.

En lo que respecta a los agresores, la mayoría dice que han agredido porque la víctima se lo merece (4,2%). De las razones más frecuentes caben destacar el racismo (2,5%), pensar distinto al agresor (2%), para evitar ser víctima (1,7%), por homofobia (1,6%), por ser torpe o débil (1,1%), por ser amanerado siendo chico (1%).

Ante esta situación, Sevillano destacó la “necesidad urgente de prevenir e intervenir en casos de bullying y cyberbullying”. “Los porcentajes de víctimas y agresores son significativos, y dada la gravedad de las consecuencias para el desarrollo y la salud mental de todos los involucrados, debemos considerarlo como un problema de salud pública y trabajan en su prevención”.