Doctora en Estudios Interdisciplinares de Género por la Universidad de Alicante y profesora de la Universidad Pública de Navarra, Lydia Delicado participó en el Planetario en la jornada de violencia sexual y jóvenes con una charla sobre Hipersexualización cultural, pornografía y violencia sexual en la sociedad digital. La docente recordó que las plataforma productoras de contenido pornográfico son líderes en el tráfico digital en el mundo, “pertenecen a las élites económicas, por lo que queda claro la capacidad de influir que tienen”.

Delicado abordó que el contexto cultural de la pornografía actual se encamina según las expertas a una desafección y distancia emocional que resultan claves para entender el actual modelo. “Se produce una desconexión empática”, un vacío sentimental y emocional que lleva a que los actos violentos que ocurren dentro de la pornografía haga que los jóvenes normalicen esa violencia.

Abordando la supuesta libertad que ofrece la plataforma Onlyfans, red social basada en contenidos eróticos y sexuales, Delicado defendió que “la voluntad de subordinarse sexualmente y la libertad de estar en una situación de servidumbre sexual no existe” no pudiendo ser considerado esto libertad “aunque tú tomes la decisión”. De esta forma, aludió a la necesidad de hacer una intervención y “regular no solo el acceso” sino estableciendo también “prohibición y persecución de cierto contenido” ya que una parte importante de las agresiones que se filman no son una simulación sino que se producen en la realidad. Esto, mencionó, se constata con el daño integral de la producción de pornografía a las mujeres implicadas con “desgarros y daños internos muy importantes más allá de toda la parte psicológica y la disociación” que estas mujeres necesitan realizar. “Torturar fuera de la pornografía es violencia pero dentro de la pornografía ha cobrado legitimidad”, lamentó, explicando que el principal problema en este asunto es que la pornografía se establece dentro de la libertad de expresión considerándose que, como tal, no se puede limitar.

Advirtió por ello sobre el fortalecimiento de un “mensaje legitimador de la violencia” a través de contenidos pornográficos en los que la humillación de la mujeres es común y en los que existe “gran presencia de agresiones a las mujeres recibidas con reacciones neutrales o positivas” por parte de ellas, lo que “genera asimilar lo que se ha producido como algo normalizado”.

El porno, alertó la especialista, crea una “distancia emocional” que está también “cocinando personalidades con capacidad para violentar” puesto que “si la empatía está fortalecida no se produce violencia”. De igual modo ahonda en un modelo de sexualidad “anclado en una idea de acumular y consumir muy similar a la cultura del capitalismo” a través de una “indiferencia recíproca” en la que no se espera un encuentro profundamente humano sino “un consumo serial de cuerpos” en el que el éxito está asociado a tener el mayor número de encuentros sexuales, refirió la experta en género.