En palabras de Antonio Andrés Pueyo, catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona, uno de los aspectos más positivos de la sociedad actual para prevenir la violencia sexual es que existe “una gran intolerancia social hacia ella. Nunca antes han existido tantas leyes para prevenir la violencia a menores y para protegerles de ella”.

Por ello, precisamente, el hecho de convivir a diario con hechos delictivos vinculados con los delitos sexuales, que en España al contrario de lo que se pudiera pensar se estima que ocupan una tasa media-baja respecto a otros países, envuelve a la ciudadanía en un “pánico social. Nos asustan las noticias que hablan de ello”.

El experto, impulsor de la plataforma Prevensi, que ofrece herramientas de prevención en el ámbito de la violencia sexual hacia los menores, acudió esta semana al Planetario de Pamplona para participar en la "VI Jornada sobre Violencia contra la Mujer. Violencia sexual y jóvenes ¿y ahora qué?", organizada por la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer.

En el contexto de esas jornadas el profesor Andrés Pueyo centró su ponencia en la distinción entre pedofilia (se trata de un trastorno, “hay pedófilos que nunca han cometido violencia sexual”) y la pederastia (una tipología delictiva, “son delincuentes que hacen cosas que causan un daño”) y en que la prevención por ejemplo del abuso sexual infantil para no solo por la intervención con las víctimas, sino porque se actúe desde el punto de vista del tratamiento psicológico con los agresores. “La prevención no consiste en que los niños se sepan defender, sino en que se traten de evitar nuevas víctimas. Hay muchas creencias erróneas sobre los agresores sexuales. Son un grupo muy heterogéneo que lo único que tienen en común es que ejercen violencia sexual sobre menores”. Tampoco se declaró partidario de prevenir a golpe de un endurecimiento punitivo, porque “ello no va asociado a una reducción de delitos”.

En el mismo escenario, el delegado del Gobierno en Navarra en funciones, Valentín Velasco, se encargó de la apertura de las ponencias y resaltó lo que muestran todos los indicadores, que no es otra cosa que un aumento de estos delitos de violencia sexual entre los jóvenes, si bien aclaró que se trata de “un incremento parejo al incremento de la criminalidad en general”. El último informe del Ministerio del Interior, referente al 2021, revela que el 48% de estos delitos tienen como víctimas a menores, destacando cómo dato positivo que “se trata de delitos que tienen una gran eficacia policial” siendo esclarecidos más del 80% de los casos. En el caso de Navarra, de las 264 infracciones penales denunciadas como violencia sexual, 208 fueron esclarecidas, el 78,8%. De dicho informe sobresalen que de las 104 casos de abuso sexual denunciados (aquel que ahora ha cambiado su tipología con la Ley del sólo sí es sí y se considera también agresión, aunque no se use fuerza o intimidación), se resolvieron 86; de los 26 casos de abuso sexual con penetración hubo 24 que terminaron con la detención del autor y de las 80 agresiones sexuales denunciadas, en 67 se esclareció el delito cometido. Los asuntos que más dificultades presentan a la hora de dar con el delincuente son aquellos en los que se contacta con menores de edad a través de medios tecnológicos y redes sociales.

La baja reincidencia de los agresores sexuales

El catedrático Andrés Pueyo también recordó los estudios que señalan que el nivel de reincidencia entre los agresores sexuales es bajo respecto al de la delincuencia general. Se sitúa en torno a un 15-20% en una prevalencia de 5 años desde la salida de prisión, mientras que en el resto de delitos alcanza un 40%. En caso de que hubiera tratamiento con esos agresores se reduce al 10% la reincidencia, aclara Josean Echauri, del gabinete navarro de psicología jurídica forense Psimae, donde atienden a la mayoría de agresores y víctimas de la Comunidad Foral. Echauri explicó los dos programas de tratamiento para agresores, en prisión y en ambulatorio (libertad), el Programa de Control de la Agresividad Sexual (PCAS), y el Fuera de la Red, que se pueden prolongar hasta dos años. “Sabemos que los tratamientos funcionan y son efectivos. Siempre queda uno de cada diez agresores que reincide, pero la mayoría de los que tenemos son agresores primarios, por primera vez. Eso sí, quien reincide, lo hace en muchas ocasiones”.