Los Centros de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O) atendieron en 2023 a 2.135 personas con depresión mayor –de las cuales el 65% eran mujeres–, un 5,9% menos que el ejercicio anterior pero un 11,55% más que en 2020. Asimismo, cada año registran una media de 600 casos nuevos. Concretamente, el año pasado fueron 592, un 21,5% menos que en 2022 (754), pero un 18,16% más que en 2020 (501). Se trata, como destaca el psicólogo clínico David Brugos Miranda, jefe del servicio de Área de Recursos Intermedios de Salud Mental, de “un problema de salud pública importante” –no obstante, estas cifras solo reflejan los casos que llegan a la red especializada, los más graves–, que “será la primera causa de discapacidad en jóvenes y adultos para 2030 y, además, genera una tristeza extrema”. 

El trastorno depresivo mayor, expone, es “uno de los trastornos mentales más comunes”. Puede afectar a individuos de todas las edades y, según la Organización Mundial de la Salud, más de 300 millones de personas alrededor del globo terráqueo la padecen, siendo el principal factor de riesgo de suicidio en la población entre 15 y 29 años, que se sitúa como la segunda causa de muerte entre los jóvenes.

Pero qué se considera depresión

No todo lo que coloquialmente denominamos como depresión lo es. El especialista señala que esta enfermedad puede afectar de diferentes maneras, pero suele englobar alguno de los siguientes síntomas: tristeza prolongada o sensación de vacío; sentimientos de desamparo o desesperanza; de culpabilidad o inutilidad; enfado intenso e irritabilidad; inquietud; dificultad para concentrarse; fatiga; cambios en los patrones del sueño; modificaciones del apetito; dolor crónico, dolores de cabeza o de estómago; pérdida de interés en las actividades que se realizan habitualmente; alejamiento de familiares y amigos; y pensamientos sobre la muerte o el suicidio. 

“La depresión es un problema de salud pública importante y será la 1ª causa de discapacidad para 2030”

David Brugos Miranda - Jefe Recursos Intermedios Salud Mental

El doctor Brugos diferencia entre “la depresión mayor, que es cuando necesitan una atención psiquiátrica o de psicología clínica, y los estados depresivos más adaptativos, más leves, en fases iniciales, donde se pueden hacer cosas para prevenir, porque lo que queremos es no psiquiatrizar, psicologizar, medicalizar a la gente, porque estamos en un momento que hay pacientes que van a las batas blancas para cualquier cosa (problemas sociales, económicos, laborales...) y eso tiene dos partes malas”.

Por un lado, prosigue el experto, “el problema de la autogestión, que las personas dejan de confiar en sí mismas para trasladarle a otro qué hago con mi vida y a la larga eso no empodera; al revés”. Y, la segunda consecuencia, que “no va a poder atenderse al que realmente esté grave si vamos todos para todo”. En esa línea, menciona que, al igual que sucede con las Urgencias, la población debe aprender a identificar cuándo pedir ayuda, cuándo no y cómo hacerlo y Salud, por su parte, proporcionar información al respecto.

Así, apunta que en un proceso de salud mental las señales que marcan, de alguna manera, la conveniencia de acudir a un especialista es que “lo que te sucede ocurre muy intensamente, de modo que interfiere mucho en tu vida, te impide trabajar, conectar con tu gente, salir a la calle, te genera un malestar de 0 a 10 muy fuerte y, a veces, se prolonga en el tiempo”. 

Apoyarnos entre todos

Como explica, esta patología mental está causada por “una combinación de diversos factores de tipo genético, biológico, psicológico, social y ambiental”. Señala que “las personas con antecedentes familiares, así como las que sufren enfermedades severas como el cáncer, corren un mayor riesgo de desarrollar depresión” y añade que “hechos traumáticos que podamos vivir o el estrés también pueden desencadenar un episodio”. Por todo ello, considera “clave detectar lo antes posible la aparición de los primeros síntomas y así poder hacer algo”.

Y es que, antes de estar tan mal, el psicólogo sostiene que “tenemos recursos” y, de hecho, apunta que “la primera solución preventiva es precisamente el apoyo entre todos, potenciar lo comunitario, la reducción de la soledad”. En líneas generales, para combatir esta patología, considera “fundamental” mantener el contacto con los demás y procurar disponer de una red de apoyo social con personas de confianza a las que podamos expresar sentimientos; pedir ayuda a familiares o seres queridos cuando uno se encuentre triste o solo; y permanecer en entornos en los que sentirse acogido, cuidado y entendido, evitando relaciones negativas, con compañías demasiado pesimistas.

Además, insta a confiar en nuestros propios recursos para afrontar las dificultades, siempre con ayuda del círculo más cercano. En ese sentido, recomienda mantener un estilo de vida saludable, practicar actividad física de manera regular, preferiblemente al aire libre y junto a otras personas, tener tiempo para el ocio, priorizar las tareas particulares sin caer en niveles elevados de exigencia y permitiéndose los fallos, plantearse objetivos y metas realistas, así como comprender que superar una depresión puede requerir de un largo tiempo.

“No es señal de debilidad”

Si a pesar de todas estas medidas preventivas, no logramos evitar los síntomas depresivos o estos cada vez son más intensos, Brugos recomienda pedir ayuda profesional. No obstante, recuerda que “la depresión no es una señal de debilidad” y, cuando adquiere ya esa forma, es “muy complicado salir de ella sin esa ayuda” extra. 

En cuanto al tratamiento, aboga por utilizar “pautas de manejo y educación emocional, psicoeducación” cuando “hay un cuadro que no es relevante clínicamente”. “Si la depresión va subiendo de intensidad, ya podemos introducir la psicoterapia. Y, si sigue aumentando, el fármaco. Sin embargo, en España muchas veces lo hacemos al revés por un tema de recursos. Hay pocos psicólogos, hay más Medicina, y entonces a veces empezamos dando antidepresivos lo primero”, dice, aunque “no es culpa del médico, que hace lo que puede y quiere ayudar. Te ve sufrir y dice qué alternativas me dais. No tengo otra arma: te doy antidepresivos”, expone.

Por todo ello, con motivo del Día Mundial de la lucha contra la Depresión –que se celebra este sábado–, Brugos quiere transmitir a la sociedad un mensaje de confianza en sus propias capacidades: “Todos somos agentes de salud personal, somos nuestros propios agentes de manejo y no lo digo eludiendo responsabilidades, sino al revés. Confía en ti, trabaja por ti, vamos a confiar en nosotros... y si no, no te preocupes, que te ayudaremos” a superarlo.

INCIDENCIA

Pacientes con diagnóstico principal de depresión atendidos en 1ª consulta en Salud Mental

  • Año 2020 501 (65%M/35%H)
  • Año 2021 611 (65%M/35%H)
  • Año 2022 754 (64%M/36%H)
  • Año 2023 592 (62%M/38%H)

PREVALENCIA

Pacientes con diagnóstico principal de depresión atendidos en los centros de Salud Mental

  • Año 2020 1.914 (66%M/34%H)
  • Año 2021 2.078 (67%M/33%H)
  • Año 2022 2.269 (66%M/34% H)
  • Año 2023 2.135 (65% M/35% H)

TRATAMIENTOS

  • Medicamentos antidepresivos. El psicólogo David Brugos explica que entre los tratamientos para la depresión, existen los medicamentos antidepresivos y la psicoterapia. Respecto a los fármacos, señala que “pueden ser útiles para reducir los síntomas de depresión en algunas personas, especialmente aquellas con trastornos severos”.
  • Psicoterapia. La psicoterapia, sostiene el experto, “es también un tratamiento efectivo, ya sea de forma independiente o en combinación con medicamentos”. Entre sus beneficios, cita “un efecto más prolongado contra la reaparición de los síntomas, incluso después de concluir el tratamiento”.

51.000 EN ATENCIÓN PRIMARIA

  • En 2023 había unas 51.000 personas con un episodio depresivo abierto en Atención Primaria de Navarra, lo que supone el 7,5% de la población –tantos casos como habitantes hay en Tudela y Zizur–. En el Estado, según la Encuesta Nacional de Salud, aproximadamente un 9,2% de las mujeres tiene depresión, frente a un 4% de hombres. Además, se estima que afectará a una de cada seis personas en algún momento de su vida.