El avance del feminismo es imparable, pero no hay que bajar la guardia. Queda un largo camino por recorrer hacia la igualdad real, demasiadas brechas de género por cerrar y muchos discursos que niegan la violencia contra las mujeres por contrarrestar. Los logros alcanzados en las últimas décadas en ámbitos como el acceso de las mujeres a la educación, empleo y a la participación en las instituciones son incontestables. Sin embargo, la desigualdad persiste en áreas como la situación económica, la organización social de los cuidados o las conductas relacionadas con la salud. Y a estas brechas se suman discursos antifeministas que calan en parte de la población, muchos de ellos jóvenes. 

Por ello, la lucha feminista, que este viernes 8M se visibilizará en ciudades y pueblos de todo el mundo, es más necesario que nunca y requiere la implicación de todos los agentes políticos, económicos y sociales. Representantes de algunas de estas instituciones y colectivos se dan cita en este reportaje en el que se ponen en valor los avances y se citan los puntos de desigualdad así como los retos pendientes

“La tendencia a la igualdad en Navarra es lenta, pero consistente; avanzamos. Eso sí, hasta dentro de 33 años, según el ritmo de evolución actual, no se obtendrá la plena igualdad”. Así lo asegura Edurne Jáuregui Fernández, subdirectora de Ciudadanía, Empoderamiento y Participación de las Mujeres del Instituto Navarro para la Igualdad (INAI), que le gusta poner el foco “en lo logrado” aunque “quede tanto por conseguir”. “El feminismo ha sido el impulsor de los principales cambios sociales, políticos y culturales que se han podido alcanzar”, afirma Jáuregui, quien considera vital el trabajo conjunto entre el movimiento feminista, las asociaciones de mujeres y las instituciones.

“El feminismo ha sido el impulsor de los principales cambios socales, políticos y culturales logrados”

Edurne Jáuregui Fernández - Subdirectora del INAI

Para Edurne Calvillo Olorón, militante de Eguesibarko feministak el principal avance registrado en los últimos años es la mayor visbilización. “Hay más voces que se escuchan y más personas dispuestas a escuchar. No sé si más conciencia al respecto. La gente entiende que sintamos miedo al volver a casa, pero hace falta que ellos asuman que las calles también son nuestras y que no pueden seguir violentándonos”, afirma Calvillo. A su juicio “hay que cambiar el foco y romper con un sistema que sigue perpetuando desigualdad y violencia. Las cifras de asesinatos machistas no descienden, nos siguen violando y seguimos padeciendo el mayor porcentaje de exclusión y laboral”. La mujer ha avanzado “gracias a las mujeres feministas que hemos ido conquistando espacios”, pero hace falta una ruptura radical. “Las instituciones y los hombres deben asumir su parte. Ya lo dice el lema de este año: Haceos cargo ya”, afirma. 

PROTAGONISTAS

Irene Lapuerta Méndez, directora Máster en Estudios de Género de la UPNA

Amelia Fdez. de Monje Arregui, jefa de Negociado de Coeducación

Edurne Jáuregui Fernández, subdirectora del INAI

Alicia Giménez García, coordinadora de Acción contra la Trata

Joy Ogbeide,mediadora de Acción contra la Trata

Edurne Calvillo Olorón, militante de Eguesibarko feministak

Rakel Arjol Echeverría presidenta de la Federación de Peñas de Pamplona

Los avances conseguidos por las mujeres en ámbitos como el acceso al sistema educativo, al empleo, a la participación en las instituciones y, en general, a todos los espacios de la esfera pública son “incuestionables”, asegura Irene Lapuerta Méndez, directora académica del Master Universitario en Género, Mujeres e Igualdad de la UPNA. Ahora bien, esta profesora remarca que los hombres están aún muy lejos de la corresponsabilidad real en las tareas domésticas y los cuidados. “Ellos asumen las tareas más gratas mientras que la carga mental del trabajo sigue recayendo en las mujeres. Hay que avanzar en corresponsabilidad garantizando un reparto equitativo de las tareas entre hombres y mujeres, pero también implicando a las administraciones públicas y a las empresas en su provisión”, remarca Lapuerta.

“Es prioritario revisar nuestra organización social del cuidado y poner la vida en el centro”

Irene Lapuerta - Dtra, Máster Estudios de Género UPNA

Esta profesora también ve avances en la mayor toma de conciencia y percepción social de manifestaciones específicas de las violencias contra las mujeres, pero “queda mucho por hacer en la prevención, detección y abordaje”. Para ello, destaca, es clave el impulso de la coeducación y la educación afectivo-sexual, el objetivo precisamente de Skolae. Un programa pionero que puso en marcha el Departamento de Educación en 2017-18 y que, según afirma Amelia Fernández de Monje Arregui, jefa de Negociado de Coeducación del Departamento de Educación, “está provocando en el alumnado un cambio de mirada y una mayor conciencia respecto a actitudes sexistas o la diversidad sexual”.

Hace ocho años, afirma Alicia Giménez García, coordinadora de Acción contra la Trata, “poca gente se llamaba a sí misma feminista y hoy casi está mal visto no considerarse como tal. El avance de las mujeres y de todas las personas que creen en un mundo más igualitario es imparable”.

El nombramiento de Rakel Arjol Echeverría como presidenta de la Federación de Peñas de Pamplona, un colectivo eminentemente masculino, es solo un ejemplo de que el mundo está cambiando. “Es importante que las mujeres asumamos cargos de responsabilidad y nos involucremos al mismo nivel que los hombres”.

"Es importante que las mujeres asumamos cargos de responsabilidad y nos involucremos al mismo nivel que los hombres”

Raker Arjol - Presidenta Federación de Peñas

Brechas de género: Una desigualdad estructural

Los avances están claros, pero existe el peligro, advierte Jáuregui, “de creer que hemos logrado todo y con ello se desactive la necesidad de seguir avanzando”. Y no será por todo lo que queda por conseguir. “Hay diferentes brechas de género (salarial, en los cuidados, en las pensiones, en la salud, en la creación de la tecnología o en el deporte) que, como sociedad, no podemos asumir y para su reducción es necesario seguir aplicando la perspectiva feminista. Las mujeres cobramos menos, los cuidados recaen en nosotras lo que limita nuestra acceso y promoción profesional...”, afirma la responsable del INAI, que añade que “esas brechas aumentan si eres mujer y migrante o con una discapacidad”.

Para Edurne Calvillo, desde que nacemos, “existe una construcción que reproduce patrones que ahondan en esa desigualdad entre mujeres y hombres. El ejemplo de los cuidados es muy significativo. Nos hemos incorporado al mundo laboral pero seguimos asumiendo el rol de cuidadoras casi en exclusivo”. Para esta militante feminista, la brecha machista es más profunda. “Se supone que a igual trabajo corresponde mismo salario pero la desigualdad es más compleja. Es un tema de oportunidades, no tenemos las mismas precisamente por esas construcciones sociales. Es algo estructural”, afirma. 

“No quieren prostituirse pero no les dejan otra opción; quieren escapar de la violencia y sufren más”

Joy Ogbeide - Mediadora Acción contra la Trata

Al hilo de esta reflexión, la mediadora de Acción contra la Trata Joy Ogbeide recuerda que “hay muchas mujeres atravesando situaciones muy difíciles, que no podemos ni imaginar, y están aquí, son nuestras vecinas. Mujeres sin documentos, sin poder trabajar o acceder a una vivienda digna; mujeres que han vivido muchas violencias e historias traumáticas que no pueden contar. Mujeres luchadoras que sacan adelante a familias enteras. Debemos ser conscientes de las desigualdades que existen y darles nuestro apoyo”.

De pie. Edurne Jauregui (subdirectora del INAI), Amelia Fdez. de Monje (equipo Skolae) y Alicia Giménez (coordinadora de Acción contra la Trata). Sentadas. Edurne Calvillo (militante Eguesibarko Feministak), Joy Ogbeide (mediadora de Acción contra la Trata), Irene Lapuerta (directora del Máster en Género, Mujeres e Igualdad de la UPNA) y Rakel Arjol (pta. Federación de Peñas). Unai Beroiz

Y por supuesto existe la desigualdad más extrema que no es otra que las violencias contras las mujeres, entre las que se encuentran la prostitución. “La clave está en entender que las mujeres no estamos a la venta. El sistema prostitucional mercantiliza a las mujeres que están en situaciones muy vulnerables, y que no cuentan con alternativas. Y los consumidores se aprovechan de esta situación de desigualdad extrema para imponer su cota de poder. Hay que poner el foco en esa supuesta necesidad masculina de invadir nuestros cuerpos y acabar con la demanda de prostitución”. afirma Giménez. En esta misma línea, Ogbeide añade que “mientras el negocio genere dinero van a seguir trayendo a niñas y jóvenes de cualquier lugar. Ellas quieren escapar de la pobreza y la violencia, pero luego caen en situaciones de más violencia”. Para evitar que esto suceda, esta mediadora dice que “debemos concienciarnos en origen y destino. Ellas no quieren prostituirse pero no les dejan otra opción”. El trabajo de acompañamiento de estas mujeres que han sufrido tantas violencias “es largo, cuesta reparar el daño sufrido”.

Reto prioritario: Potenciar y revisar el sistema de cuidados

Para el INAI, uno de los grandes retos es consolidar una arquitectura para la igualdad en la Administración Foral que permita incorporar la perspectiva de género en todos sus ámbitos. En el ámbito de violencia, recuerda Jáuregui, “está prevista la apertura del Centro de Atención Integral a las Violencias Sexuales y también queremos incorporar un nuevo recurso de alojamiento para mujeres víctimas de violencia”. Otro objetivo es reordenar el servicio de Atención Integral para personas LGTBI y “avanzar hacia un modelo socioeconómico con igualdad de género, potenciando el sistema de cuidados dónde reconozcamos su valor como sostenimiento de la vida”.

“Hay que cambiar el foco y romper con un sistema que perpetúa desigualdad y violencia”

Edurne Calvillo Olorón - Militante Eguesibarko Feministak

Este es el reto social que destaca también Lapuerta. “ Es prioritario revisar nuestra organización social del cuidado y avanzar hacia una sociedad donde la vida esté realmente en el centro. Eso pasa por revisar la duración de la jornada laboral y su organización, la progresiva eliminación de las jornadas partidas y el impulso a la flexibilidad horaria; universalizar el ciclo 0-3 y avanzar hacia la gratuidad de los comedores escolares; revisar nuestro sistema de licencias parentales, incentivando que los hombres cuiden en solitario, y manteniendo la igualdad, intransferibilidad y plena remuneración en el diseño de los permisos; el desarrollo de una prestación económica universal para la crianza; la profesionalización y equiparación de las condiciones laborales de las empleadas del hogar; y el desarrollo de la protección a la dependencia”, resume Lapuerta.

"Hace ocho años poca gente se llamaba a sí misma feminista y hoy casi está mal visto no considerarse como tal"

Alicia Giménez - Coordinadora de Acción contra la Trata

Asimismo, esta profesora añade que la UPNA tiene sus propios retos como son garantizar una formación e investigación con perspectiva de género. “Nuestro lema es Ciencia + igualdad = excelencia porque, sin perspectiva de género, sin tener en cuenta las necesidades, vivencias y realidades diferenciadas de mujeres y hombres no es posible formar, ni hacer ciencia de calidad. Y eso es lo que la UPNA puede aportar: una comprensión rigurosa de los fenómenos y los mecanismos de desigualdad de género. Solo desde el conocimiento de la realidad se puede formar a ciudadanos y ciudadanas responsables y a profesionales que contribuyan a la transformación social y democrática de nuestros contextos”. Y en esta línea se impulsó el Máster Universitario en Género , Mujeres e Igualdad. “El objetivo es ofrecer formación a profesionales e implementar el enfoque de género en sus procedimientos de trabajo. Queremos avanzar en esa igualdad efectiva, que trascienda el papel, para que permee en la comprensión de la realidad, en el conocimiento que construimos y en la investigación que realizamos”, remarca.

Para Edurne Calvillo, el feminismo “está muy teorizado y le falta calle”. Hay que organizarse y responder desde la acción. No se pueden tolerar todas las ideas ni se pueden aguantar tanta injusticia”, afirma esta militante de Eguesibarko Feministak, que considera que otro reto es cuestionar los privilegios que ciertas mujeres tienen sobre otras. “Un feminismo en el que no estemos todas no nos sirve”. En este sentido, Ogbeide insiste en la importancia de ser conscientes de las discriminaciones que sufren las mujeres por su color de piel, su origen sus estudios, su situación económica... “Somos diversas pero iguales”, afirma. Y por supuesto el mayor reto: que un día no sea necesaria esta lucha.