Para aprender a narrarnos primero hay que escuchar los relatos de otras mujeres. La periodista y escritora Cristina Fallarás defendió el pasado lunes la necesidad de “romper el silencio” sobre las agresiones machistas en su charla Se acabó, un acto organizado por Lunes Lilas Navarra con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo

Fallarás profundizó a lo largo de la tarde en la necesidad de que las mujeres se narren a sí mismas a través de su propia voz, como la periodista impulsó con el hashtagh Cuéntalo, o desde la seguridad del anonimato que también ella les brindó con la creación de #Se acabó. Tras la primera sentencia del caso de La manada, donde se estableció que fue abuso y no agresión, Fallarás impulsó en Twitter #Cuéntalo para animar a que cada mujer contara su propia historia de abusos y violencia. Mientras, en #Se acabó, que surgió a raíz del beso no consentido de Rubiales, Fallarás actuó como mediadora de estas mujeres, quienes le compartían en privado sus experiencias y ella las hacía públicas desde su cuenta personal de Instagram manteniendo siempre su anonimato. Fallarás recordó que tuvo que abandonar Twitter debido a los insultos y amenazas que tanto ella como sus hijos recibieron. En el caso de la última iniciativa, la situación fue muy distinta, ya que su final llegó de la mano de la propia red social. “Ahora todo es mucho más silencioso porque no hace falta que todos esos machos furiosos se metan conmigo en una red social, sino que es Instagram quien decide apagarme”. 

A pesar de este cierre, Fallarás no dejó de incidir en seguir contando los relatos. Siendo testigo de movimientos como el Me too, la periodista calló en la cuenta de que su fuerza radicaba, sobre todo, en los testimonios. “Tenemos que relatar la violencia sexual y machista una a una”. Y explicó los dos motivos principales. Por un lado, para crear “mecanismos de identificación” que permitan que otras mujeres puedan reconocerse en las historias de las demás. Por otro, porque “aprendes a narrarte a través de escuchar el relato de otras, lo que también te ayuda crear comunidad y dialogar con el resto”. De esta forma, Fallarás recordó todas esas historias que mujeres narraban pensando que no era violencia y creyendo que solo les pasaba a ellas, para descubrir que no eran las únicas. “Esta ruptura del silencio es fundamental”.

Narrar la violencia

Fallarás también remarcó el cambio que ella misma notó al permitir que las mujeres pudieran contar sus historias de agresiones desde el anonimato, ya que “narrar en público una agresión sexual es muy difícil” y exige unos pasos a seguir “dificilísimos” que la periodista enumeró. Primero tienes que aceptar la agresión y recordar que ha sucedido. Después te la tienes que contar a ti misma eliminando espesuras como la de la culpa. Acto seguido te sientas delante de un teclado y la pones en palabras, porque no es lo mismo pensar que narrar. “E imaginaos si se lo mandas a una desconocida como yo para que lo haga público”. Fallarás pidió respeto para aquellas mujeres que “no quieren salir con su nombre, porque ese momento ya llegará cuando denuncien y estén preparadas para enfrentarse a lo que ocurre”.

La ruptura definitiva

Para la periodista, situaciones como el cierre de su cuenta de Instagram suponen “una bofetada a la idea de que el silencio se puede romper definitivamente. Nada es definitivo, compañeras”, añadió. Por eso, tanto Fallarás como Tere Saez, responsable de Lunes Lilas Navarra, pidieron a los y las asistentes de la charla su salida a las calles en el 8M debido a que “nos están quitando las vías de comunicación y nos están apretando las tuercas en lugares en los que creíamos que podíamos hablar”, aseguró Fallarás, quien añadió que “nos quedan las calles y no podemos dejar de salir a ellas para que nos vean con fuerza porque vienen tiempos muy feos”. En este sentido, recordó que “parece que hace mucho tiempo que nos narramos, que contamos aquello que sufrimos, que nos hacen y que vivimos porque a las cosas buenas una se acostumbra pronto. Pero no hace tanto tiempo”. 

Además, para no volver a situaciones como la sentencia de La Manada, donde “esa gente no sabía qué es a lo que llamamos agresión sexual, tenemos que narrarlo porque cuantas más agresiones sexuales contemos, ellos no podrán decir que no las conocen y, sobre todo, si somos muchas, será irrefutable”. 

Consentimiento

La periodista también mostró su preocupación ante “el cuestionamiento del consentimiento que se está haciendo en este momento”. Explicó que “poner en la misma balanza el consentimiento y el deseo es una idiotez porque son dos ámbitos distintos”. Fallarás aseguró que pedir el consentimiento es “exigir la soberanía sobre el acceso a nuestros cuerpos en cada instante en el que tú estés conmigo. Cada paso merece consentimiento”. 

Asimismo, añadió su inquietud ante la “infantilización” que se está haciendo del deseo femenino, “como si una no supiera lo que quiere o no, y como si el consentimiento fuera malo y no un acto gozoso”. Y aseguró que cuando, como ella, trabajas en los testimonios, “te das cuenta de que no hay ninguna mujer que no sepa que no había consentimiento en lo que le han hecho”.