Jennifer Rodrigues, de 31 años, salía de cuentas este domingo 14 de julio y ya desde la noche anterior parecía que el parto iba a ir como un reloj. Esta vecina del barrio de San Juan y su marido, Gorka Peral, de 45, habían pasado la noche del 13 al 14 un tanto en vela, con contracciones cada 40 minutos, y ellos, que son una pareja que ya tiene dos hijos (un niño de 5 años y una niña de 12), decidieron aguardar en casa a una mayor frecuencia de las contracciones para no tener que ir y volver al domicilio en caso de que no estuviera el alumbramiento a punto y el viaje no fuera en balde. Luego resultó que apenas tuvieron que esperar puesto que su chiquilla no llegó ni siquiera a nacer en el hospital.
La primera alarma era sin embargo más que cierta. Hacia las 5 de la mañana Jennifer ya notó los síntomas propios de que su niña estaba a punto. "Me están dando deseos de pujar", me dijo, y "me fui rápido a buscar el coche, que lo tenía aparcado un poco lejos de casa", comenta Gorka esta mañana de lunes, esperando el alta médica de su esposa y que todos vuelvan a casa. Al regresar con el vehículo, Jennifer le esperaba con su hija de 12 años en el portal "y con muchos dolores", relata ella, "y casi casi a punto de salir", recuerda él.
"Me giré y vi la cabeza de la bebé que ya estaba fuera"
Tomaron dirección por la avenida Baja Navarra porque se dirigían a la Clínica San Miguel, donde están asegurados y donde tenían previsto que fuera el nacimiento. "Le pedí que aguantara un poquito, pero ya llegando a la plaza de Merindades me dijo que ya no podía más, que parara la ambulancia que veíamos delante. Me giré y vi la cabeza de la bebé que ya estaba fuera. Y me puse a llamarles".
Gorka se puso a la par del vehículo de Cruz Roja y empezó a llamar la atención a los sanitarios ocupantes. Cuando bajó la ventanilla, le dijo: "La cabeza de la niña está afuera y mi mujer está dando a luz. Fue entonces cuando prendió las luces, las sirenas y me dijo 'dale para Solchaga (el actual ambulatorio doctor San Martín)'. No nos dio tiempo ni a entrar al edificio. Me detuve enfrente y ahí ya la atendieron". Y Sheylin ya no esperó más.
Nacimiento en el coche
Esta bebé, de 3,810 gramos, nació en el asiento delantero derecho del Opel Granland de sus padres. Gorka recuerda que había un gran equipo asistiendo el parto y que él estaba muy nervioso y no fue necesario que interviniera. "Me aparté un poco y cuando vi que estaba bien, al menos me dio tiempo a grabar con el móvil". Jennifer explica que sus otros partos también fueron "muy rápidos aunque se retrasaron un poco en la fecha", aunque no tanto como es obvio como el de Sheylin. "Ha dormido bastante bien, toda la noche, desde las 10 hasta las 5 de la mañana. Ha abierto los ojos y ha estado tranquilita".
Sobre el equipo de Cruz Roja, Gorka relata que "fue todo como perfecto. Venía viendo la ambulancia todo el tiempo delante de mí y se me alejó un poquito, hasta que pude darle alcance. No se me borra de la mente la cara de ese conductor cuando lo paré y que lo hicieran con el corazón. Tenemos que darles las gracias".