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“Nos dijo que él también quería ser ovacionado”

José Gutiérrez es un adolescente de 15 años con espina bífida necesita de dos férulas especiales para caminar

“Nos dijo que él también quería ser ovacionado”Cedida

El mayor problema de José es aceptarse a sí mismo con lo que tiene”, señala Beatriz Sádaba, madre del joven de 15 años con Espina Bífida. “Con los años, he aprendido que no puedo decirle a mi hijo que puede ser un Cristiano Ronaldo, porque no es verdad. Sería crearle un objetivo que acabaría frustrándose”.

En la vigésima semana de embarazo de Beatriz, en el diagnostico prenatal habitual, los resultados afirmaron que José Gutiérrez, vecino de Iturrama, tenía la patología de Espina Bífida. “Te das un susto morrocotudo al escuchar eso, pero enseguida te llenas de fuerza para seguir adelante”, recuerda su madre.

Los principios son complicados en casi todos los ámbitos de la vida, pero en una persona con una enfermedad como esta, lo es más. La cantidad de consultas visitadas, test y pruebas realizados superan las de cualquier niño. Aunque la intensidad de la enfermedad es baja, el pamplonés necesita de dos férulas especiales para caminar. A día de hoy, acude al colegio de El Redín como cualquier otro chaval. Es allí donde le han conducido a su nueva pasión: el teatro. “Es una actividad en la que José se siente uno más, todo el mundo tiene un papel en una obra de teatro. José es feliz ahí”.

"José ha encontrado su pasión"

José tiene muchas limitaciones. No puede realizar deportes de contacto, como muchos otros, ni muchas de las actividades que su profesor de gimnasia del colegio propone a los alumnos, y José, hace otras. Si hay que correr, él hace dominadas. Está conociendo sus límites y aprende a vivir con ello. Está en ese punto. Quererse a sí mismo como es. Beatriz asegura que “el proceso es suyo. Nosotros le acompañamos y estamos ahí para cuando lo necesita. No podemos echarle la bronca si se enfada consigo mismo. Lo entendemos y le apoyamos. A veces una mirada basta para entender lo que significa para José enfadarse o alegrarse”. José tiene limitaciones, pero también las tiene quien sufre miopía o quien no puede comer gluten. “No todo el mundo vale para todo”, le repite su madre. Ahora, en su tercer año haciendo teatro, triunfa. Ha encontrado su pasión y se siente, por fin, uno más. Quizás el teatro sea como la vida. Una obra de arte en la que encontrar nuestro papel. “Él también quería ser ovacionado”. Lo ha conseguido.