El Instituto Navarro de la Memoria, en colaboración con la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el Banco de ADN del Gobierno de Navarra, ha identificado recientemente los restos de Ignacio Francisco Caneda Deza, natural y vecino de O Grove (Pontevedra), que fueron exhumados del cementerio de Berriozar en marzo de 2022. De filiación anarquista y marinero de profesión, fue condenado el 11 de julio de 1934 en la audiencia de Pontevedra a 4 años, 7 meses y un día de prisión menor.
El gallego ingresó en el Fuerte de San Cristóbal –ubicado en la cima del monte Ezkaba– el 28 de junio de 1936, con 19 años. Con otros 24 compañeros, Caneda fue asesinado en ese mismo penal el 1 de noviembre de 1936, bajo la acusación de intento de fuga en un episodio poco claro. 21 de ellos fueron inhumados en el cementerio municipal de Berriozar. En 2022, en base al informe aportado por la asociación Txinparta-Fuerte de San Cristóbal al Plan de Exhumaciones del Gobierno foral, el Instituto Navarro de la Memoria abordó, junto con el equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la exhumación de esta fosa.
La de Ignacio Francisco Caneda Deza es la cuarta identificación genética obtenida en esta exhumación, gracias a los trabajos del laboratorio de Nasertic, que gestiona el Banco de ADN del Gobierno de Navarra. Hasta la fecha ya han sido identificados José Creagh, Tomás Nache y Tomás Mardones y entregados sus restos a sus familiares. Se da la circunstancia de que la familia de Ignacio Francisco Caneda conoció que su familiar se encontraba en esta fosa a través de la prensa gallega, al leer la nota que se publicó tras la identificación de Tomás Mardones. Tras contactar con el Instituto Navarro de la Memoria, se tomaron las muestras de ADN que han permitido su identificación. Por ello, el Instituto Navarro de la Memoria solicita colaboración a la ciudadanía para contactar, a través de su correo inm@navarra.es, con las familias de los 15 presos exhumados en Berriozar de los que no se cuenta con muestra genética para el cotejo.
Asimismo, el pasado domingo 10 de noviembre, el equipo técnico de la Sociedad de Ciencias Aranzadi también exhumó los restos de Antonio Ferrer Molina, otro preso que perdió la vida en el penal de Ezkaba. Antonio Ferrer era natural y vecino de Carcaixent (Valencia), estaba casado con Consuelo Alcoy y tenía un hijo. Militante de la CNT, fue juzgado por rebelión militar en consejo de guerra celebrado en Valencia el 31 de agosto de 1941, del que resultó condenado a 20 años. El 17 de marzo de 1944 ingresó en el Fuerte de San Cristóbal, donde falleció dos meses después.