“Todo lo que atenta a la autoestima de la persona puede generar un TCA”. David Brugos Miranda es Jefe del Área de Recursos Intermedios de Salud Mental. Día tras día, Brugos atiende casos de TCA en Navarra y trata de fomentar la concienciación ante estos trastornos. “Se trata de la primera causa de mortalidad en muchos países del mundo y la tercera enfermedad crónica más prevalente en la adolescencia”, asegura. “Estamos ante un problema de salud pública importante que tiende a asociarse con otras patologías físicas y mentales como la depresión o la ansiedad”.
“Como en todos los trastornos psicológicos, no se puede hablar de una única causa, sino de un conjunto de factores que favorecen la aparición de los TCA. Además de los fisiológicos, la nueva realidad tecnológica ha afectado en las concepciones del cuerpo ideal”, admite el psicólogo. Desde la Gerencia de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud, “muy consciente y sensibilizada con esta realidad”, desarrollan servicios especializados para la atención al TCA desde hace 10 años, encontrándose en la actualidad en una fase de reorganización de estos programas con la intención de poder intervenir de un modo más precoz e intensivo en los TCA. “Dentro de unos meses, publicaremos los cambios que hemos venido determinando en la organización de los programas de detección, evolución y pronóstico de los TCA”, vaticina Brugos.
El tratamiento y seguimiento de los casos de TCA se centran en el control de peso y constantes, tratamiento farmacológico y psicológico. “Los objetivos de estos tratamientos son aumentar la conciencia de la enfermedad, la motivación para el cambio, la reestructuración cognitiva (sustituir la idea de delgadez extrema como “ideal” por la de una persona sana con peso normal), el manejo de las consecuencias (aislamiento social y pérdida de curso o empleo), la psicoterapia y el soporte social”, aseguró el psicólogo.
“Este tratamiento consta de cuatro fases. Primero se realiza un tratamiento de las alteraciones somáticas en fase aguda. A continuación, se realiza un tratamiento de los problemas psicopatológicos del paciente. La tercera fase está orientada al reajuste del paciente a su medio familiar y social, y finalmente, la última fase se centra en la prevención y al seguimiento de la recuperación alcanzada”, relata. En los últimos años, los casos de TCA han aumentado, aunque en los últimos 40 años se ha dado un proceso de estabilización en esos datos. “La pandemia ha afectado también en los casos de TCA. La unión que tienen estos trastornos alimenticios con la depresión, la ansiedad y el estrés, han hecho que las consecuencias psicológicas que dejó la pandemia potencien casos en los TCA”, admite el profesional de la Salud Mental.
Brugos resalta que “los factores predisponentes, es decir, los rasgos de personalidad, son tan diversos que casi cualquier conducta puede provocar un trastorno”. “Entre estos rasgos destacan la baja autoestima, el perfeccionismo, la inseguridad, los rasgos de ansiedad generalizada, la dificultad para asumir el papel de adulto, no asumir los cambios físicos de la pubertad, la idealización de la delgadez y la deficiente adquisición de la identidad”, apunta.
“Es importante que desde Educación y la sociedad en general se conciencie de estos trastornos. Sé que se están tomando medidas al respecto y creo que esto puede favorecer a la detección precoz de casos para que no lleguen a situaciones graves o crónicas”, cerró Brugos. Información y conciencia, claves.