Los Trastornos de Conducta Alimenticia (TCA) son un grupo de trastornos caracterizados por una alteración persistente en el comportamiento alimentario que conlleva un deterioro significativo de la salud física y/o el funcionamiento integral de las personas que lo padecen. Aunque los hay algunos que están en proceso de constatarse como tal, los tres principales trastornos son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
El 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios, una enfermedad que sigue en aumento y forma parte de la sociedad navarra. Aunque parezca que son trastornos que afectan únicamente a los jóvenes, los hay de todos los casos. El perfil del paciente de TCA toca todas las edades y géneros. Datos del Área de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud indican que un 1% de la población sufre algún trastorno alimenticio. Desde 2010, Salud Mental ha atendido a 1350 navarros por TCA, unos 100 casos por año.
El pasado año, 362 pacientes fueron tratados por los profesionales, de los cuáles 100 eran menores. Se estima que el 20% de los pacientes de TCA tiene pensamientos suicidas. La realidad de los trastornos alimenticios afecta de manera considerable al género femenino. De los 100 pacientes que recibe Salud Mental al año, se estima que 85 de ellos son mujeres. Por cada navarro que tiene TCA, 20 mujeres la padecen. Aunque el dato del 1% pueda parecer nimio, la realidad es que el 4,1% de las mujeres en Navarra sufre un trastorno de conducta alimenticia.
Los tratamientos por anorexia y bulimia han aumentado en Navarra en un 0,31% y 0,76% respectivamente, aunque se mantiene estable en el Estado. En la actualidad existe una proliferación de las redes sociales, influencers y medios de comunicación con información fake sin ninguna evidencia científica. Un bombardeo de banners sobre distintas dietas inadecuadas, ayunos intermitentes y cambios físicos bruscos inmediatos. Como sociedad, es primordial realizar una reflexión sobre el modelo de belleza, con una orientación hacia la aceptación de la diversidad corporal y la puesta de la propia valoración personal en otros aspectos importantes además del físico.
Asimismo, es necesaria un revisión de la concepción de salud ya que las concepciones erróneas que se divulgan sobre la “alimentación saludable” con dietas agresivas y la reducción o eliminación de grupos elementales de nutrientes provocan estos trastornos en la juventud. Los profesionales de Salud Mental invitan a otra reflexión: la relación entre rendimiento y desempeño. Quizás es posible encontrar ese equilibrio entre el esfuerzo para lograr las metas profesionales y el autocuidado en lo social y emocional.
Señales de alarma
Existen ciertos signos físicos, psicológicos y conductuales que pueden significar la aparición de algún tipo de trastorno alimenticio. La delgadez, la ausencia de menstruaciones regulares, erosiones dentales, hipertrofia de glándulas salivares y las callosidades en la mano pueden ser signos físicos de TCA. La obsesión con la comida, las calorías y el peso, la alteración de la percepción de la imagen corporal o síntomas depresivo-ansiosos pueden ser los psicológicos.
En cuanto a los cambios de conducta, esconder la comida, los vómitos autoprovocados, el uso de laxantes, las visitas continuadas al baño, el ejercicio físico intenso y la toma de medidas continuas de peso y tamaño pueden ser significar un atisbo de TCA. Los profesionales, ante estos síntomas, determinan un proceso de primeros auxilios. El primer paso es la detección, a lo que sigue una concienciación y divulgación de información acerca de los trastornos alimenticios y sus peligros. Si estos dos procesos no funcionan, sea en el hogar o en algún centro educativo, el siguiente paso es pedir ayuda. La atención profesional y la detección precoz puede salvar vidas.
El 20% tiene pensamientos suicidas. Casi una cuarta parte de las personas con TCA ha tenido pensamientos suicidas alguna vez en su vida.
Un tercio de los atendidos en 2023 son menores. De los 362 casos en tratamiento que se registraron en 2023, 100 fueron casos en menores.
Se calcula que 4 de cada 100 mujeres navarras sufren o han sufrido un trastorno de conducta alimenticia. El 4,1% de las mujeres en Navarra sufre un trastorno de conducta alimenticia.
Los tratamientos por anorexia y bulimia han aumentado en Navarra en un 0,31% y 0,76% respectivamente, aunque se mantiene estable en el Estado.