En busca del mejor disfraz de Nochevieja: Patricio Estrella, unas chanclas de dedo y el Señor Burns drogado
Las cuadrillas desafiaron el frío y deambularon por las calles del Casco Viejo de Pamplona para lucir sus atuendos y dar la bienvenida al 2025 por todo lo alto, entre risas, fiesta y trajes variopintos
Es la misma historia de siempre. La de lo tradicional o lo innovador; la de los trajes cutres de última hora o la de cuidar hasta el último detalle del disfraz desde hace meses. Pamplona, como cada año, ondea en el maravilloso péndulo de lo incierto con la llegada del Año Nuevo. Algunos repiten o reciclan los atuendos de los años anteriores, otros crean prendas de lo más extravagantes y originales, y algunos perezosos optan por salir con la ropa del día y decir que van "de secreta". Y no pasa nada porque, en esta ciudad, en la que imperan las opiniones radicalizadas, tiene una noche en la que todo da igual y conviven las dos Pamplonas, la de lo clásico y la de lo moderno.
Los Sanfermines ya tildan a la capital navarra como un lugar perfecto para la fiesta, y lo de los disfraces lo acentúa; de manera que se convierte en el mejor escenario para que los días previos lleguen camadas de visitantes para conocer la Pamplona de invierno. La del frío, las luces navideñas y la Pista de Hielo. Ángel Luis de la Poza, Marco Embuena, Hugo Muñoz, Pedro Gavilán, David Martínez y Daniel Eredia proceden de Granada y de Madrid y, precisamente, ellos son los encargados de traer el hielo a Paseo Sarasate: "Venimos con la pista desde hace tres años, pero nunca habíamos salido de fiesta en Nochevieja", anunció David. Algunos lo asocian con el frío, otros con la pereza. No obstante, como a la tercera va la vencida, "nos hemos animado a salir todos juntos, que en Pamplona se pasa muy bien y el ambiente está chulo", apuntó Pedro. Así que, vestidos con un buen pijama "calentito" de Sullivan y alcohol, pudieron remediar los cero grados y hacer frente a la primera noche del año. "Aunque se está mejor aquí que en la pista de hielo; eso es un congelador", bromeó Daniel.
En plena calle Zapatería, una cuadrilla de quince monjas y un "obispo en funciones" de Altorricón (Huesca) se encontraba realizando un ritual religioso. "Estoy enseñando a mis hermanas a que recen diez padrenuestros y un avemaría antes de que se vayan a dormir porque cometen muchos pecados por el día", explicó Carlos Bret, el obispo del grupo. Según contaron, cada Nochevieja visitan una ciudad distinta en la que poder celebrar el inicio de año. "Nos habían hablado muy bien de Pamplona, además nos gusta mucho disfrazarnos", señaló Lía Lumberres. Además, venimos a confesar a la gente de Pamplona porque nos han dicho que no van a misa y debemos difundir la palabra del Señor", añadió Carlos. En cuanto a cómo surgió la idea del disfraz, "es evidente que fue por inspiración divina. A nosotros solo nos tocaba cumplir con la Palabra", apuntó Itzan Litiber.
Y de lo más típico, a los trajes que no defraudan cuando pasan cerca. A los que se les pide una foto para que quede inmortalizado en el recuerdo. Por plena avenida Carlos III se paseaban seis chanclas del pie derecho con las uñas pintadas de rojo. Y, en el dedo pulgar, se atistaban las caras de Camino Esparza, Ainhoa Usubiaga, Saioa Aznar, Ainhoa Garriz, Andrea Unzu y Saioa Araiz, de 23 años y oriundas de Pamplona. Esta estrambótica idea nació porque les gusta ir "cutres" y disfrutan haciendo manualidades y "este año para despedir la era, hemos pensado que lo mejor era crear unas chancletas con cartón, sábanas, mantel, goma y tiras", explicó Andrea. A pesar del esfuerzo en preparar el traje, las personas que iban un poco más perjudicadas por el alcohol no lograban discernir entre si iban de chanclas o, simplemente, de pie. Con todo, eso no fue problema para que les dijeran que eran el mejor disfraz de la noche: "Además, tampoco pasa nada. Nuestra expectativa es terminar la fiesta solo con el pie", rió Ainhoa.
Por otro lado, las primas Etayo (Laura, Elena, Marta, Ana, Iranzu, Paula, Claudia y María) ya conocieron el año pasado el éxito con su disfraz de Homer Simpson, así que solo tenían que repetir la fórmula. "Llevamos pensando desde verano de qué podríamos disfrazarnos y no encontramos una idea mejor. De Patricio Estrella somos inconfundibles", valoró Laura. Además, Homer y Patricio tienen los mismos ojos, así que "hemos podido reutilizar algunos elementos del año pasado", gritó Marta. Todavía no saben a qué disfraz se tendrán que enfrentar en 2026, pero defendieron que "nos gusta ir un poco feas. El año pasado nos moló mucho la idea de la calva, aunque nos dolía la cabeza, pero estábamos espectaculares". Con o sin la certeza del atuendo del próximo año, las Etayo se quedan con las palabras de la gente que ayer admiraban sus disfraces. "Nos han dicho que tenemos muchos huevos por ir así, nos han pedido fotos. Hay que ser humildes, pero somos el mejor disfraz de la noche", concluyeron.
Los individuales
Aunque los disfraces grupales son los más llamativos, hubo quienes batallaron con sus trajes individuales en la lucha por el mejor disfraz. Entre los trajes de mexicano, los de preso y los de dinosaurio, se escondía una hoja de marihuana a la que todos señalaban y le pedían fotos. La joven que lo portaba era Kristina Zarza, de 18 años y natural de Villafranca. "Creo que nunca antes se había visto este disfraz. Yo he venido a jugar y a ofrecer algo atrevido, que no estoy viendo cosas demasiado originales este año", comentó. Durante gran parte de la noche, Kristina mantuvo los brazos doblados para no fastidiar las puntas de su traje (también lo aprovechó para protegerse del frío), pero "puedo sacarlos por unos agujeros que hay encima. Lo que pasa es que no queda tan bien. Para lucir hay que sufrir", dijo. Sin embargo, ella no quiso revelar dónde había encontrado ese atuendo. "Es un secreto. No se sabe si lo he comprado o lo he hecho. Todo depende de un misterio", respondió.
Entre tanto, Ilunber Ayestaran, de Burlada, iba a tientas por la Plaza del Castillo mientras gritaba "¡2025, paz!". Con una amalgama de "cosas para tirar que he encontrado en casa" imitó al señor Burns de aquel capítulo de Los Simpson en el que aparece en el bosque. "La gente me ha preguntado que si soy una mosca, un árbol de Navidad... pero nadie me entiende. Yo no voy disfrazado, yo solo deseo paz y quiero provocar risas, que hay mucha desgracia últimamente", apuntó. Con todo, Ilunber sugirió que su traje de Nochevieja perfecto sería que alguien se pusiera "un abrigo hasta arriba y diga que es un hombre sin cabeza".
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