El concurso nacional de Estructuras ha celebrado esta mañana su V edición en la Universidad Pública de Navarra y 170 estudiantes de la ESO, Bachillerato y de grados universitarios han puesto a prueba su maqueta tipo torre construida únicamente con espaguetis y cola blanca o pegamento térmico. Un certamen didáctico que fomenta la innovación, la creatividad y el trabajo en equipo de los jóvenes talentos.
El Aula Fernando Remacha de El Sario ha acogido esta mañana a las jóvenes promesas de la ingeniería y de la arquitectura navarra. Una pasión que comparten, por lo menos, los 170 alumnos participantes en esta V edición. Un número récord en este certamen que se comprime en 55 equipos divididos en la categoría Júnior –estudiantes desde 3º de la ESO hasta 2º de Bachillerato– y en la Sénior –estudiantes universitarios–.
Los más pequeños han conformado 14 equipos compuestos por 56 participantes de los centros Miravalles-El Redín, Jesuitinas y Liceo Monjardín. La categoría superior ha doblado esta cifra con un total de 114 concursantes distribuidos en 41 grupos –35 de la Universidad de Navarra y 6 de la Universidad Pública de Navarra–.
Los nervios y la emoción se han convertido en protagonistas de la jornada, que ha comenzado con la recepción de las estructuras a las 8.00 horas en el campus de la universidad –desde el inicio del certamen se alterna cada año entre el campus de la UPNA y el de la UN–. Los Júnior, tras una primera toma de contacto y el ajuste de los últimos detalles, han hecho a las 9.00 horas frente a la ronda clasificatoria que determinaría su pase a la final.
El primero escalón ha sido verificar que la maqueta reunía una altura entre 1 metro y 1,2 metros, un peso menor de 4,8 Kilos y que para ello habían usado como únicos materiales 1 kilo de espaguetis, cola blanca o pegamento térmico. Después, una balanza se ha asegurado del peso y, por último, la torre debía superar ‘la máquina’, la prueba de fuego. Este aparato creado ad hoc para el concurso por Ingenialma, simula progresivamente “el movimiento oscilatorio tal y como sucede en un evento sísmico real”, explica Daniel García, ingeniero de Ingenialma.
Las construcciones de los Júnior han tenido que aguantar durante un minuto el movimiento semejante a un terremoto de magnitud 2-3º en escala Richter, más la pesa de 2 kilos que se ha colocado encima de la torre. El equipo de 3º de la ESO de Jesuitinas, conformado por Ane Bernardini, Haizea Navarrete, Vera Villava, Adriana Oyarzun y Gabriela Echavarri, ha sido el único de su categoría que ha vencido a la temida máquina, soportando 7 kilos de peso y batiendo el récord en su categoría.
Una victoria que las ha proclamado ganadoras Junior. “Empezamos a finales de enero e íbamos todos los viernes al taller. Como nos presentamos el año pasado, fuimos viendo los errores y los hemos mejorado. Esta vez hemos hecho los espaguetis más gordos y resistentes”, explica Ane Bernardini.
En la categoría Sénior también pocos equipos han sido los que han conseguido acceder a la final. De las 41 maquetas iniciales, tan solo cuatro han soportado los 10 kilos y el movimiento sísmico. “Sí que nos esperábamos pasar a la final porque es la construcción del año pasado reforzada y mejorada”, confiesa Daniel Novoa, estudiante de 3º de Ingeniería Mecánica en la UPNA y ganador del concurso –en un triple empate– en 2024.
Un perfeccionamiento que le ha llevado, de nuevo, a la medalla de oro. Sin embargo, el triunfo no ha sido claro ni poco reñido. Frente a la obra maestra de Daniel y Juan Mina, su compañero y estudiante de 4º de Ingeniería Industrial en la UPNA, se ha encontrado la resistente maqueta de Iñigo Juárez y Javier Elustondo, estudiantes de Ingeniería en la UPNA.
Si la maqueta de los ganadores ha soportado los 17 kilos, la de Iñigo y Juan ha soportado los 30. Sin embargo, la torre de este último grupo pesaba 5,2 kilos, es decir, 400 gramos más de lo que permitía la normativa y, por tanto, no han podido alcanzar el premio a mejor capacidad estructural.
La entrega de premios ha puesto a las 13.00 horas el broche final a la jornada de innovación. “Me encanta ver a montón de gente joven que pasa su tiempo libre dándole al coco y resolviendo problemas”, ha expresado Javier Goicoechea, vicerrector de Enseñanzas en la UPNA. El jurado también ha reconocido el alto nivel de las estructuras presentadas, destacando diseños innovadores y realmente resistentes al movimiento sísmico. Así, a pesar de que todos los participantes han ganado por su dedicación e ingeniosidad, solo 19 de ellos han conseguido el galardón.
“Me encanta ver a montón de gente joven que pasa su tiempo libre dándole al coco y resolviendo problemas”
El premio a la mejor capacidad estructural Sénior, dotado con 1.000 euros se lo han llevado Juan Mina y Daniel Novoa, de la UPNA; a la mejor capacidad estructural Júnior, dotado con 400 euros lo han conseguido Ane Bernardini, Haizea Navarrete, Vera Villava, Adriana Oyarzun y Gabriela Echavarri, de Jesuitinas; al mejor diseño Categoría Sénior, dotado con 200 euros lo han recogido Leonardo Rafael Teles, Ignacio Juan del Amo y Nicolás Estella, de la UN; al mejor diseño Categoría Júnior, dotado con 200 euros, para Juan Andrés Moina, Mikel Aizpurua, Nicolás Aguado y Eloy Wu, del colegio El Redín; al mejor diseño de los estudiantes de la UN, dotado con 100 euros a Blanca Pérez, Marcela García y Fernando González y al mejor diseño de los estudiantes de la UPNA, dotado con 100 euros se lo han llevado Iñigo Juárez y Javier Elustondo.