Un obrador de pastelería con sabores del mundo en Sancho el Fuerte
Acción Contra el Hambre presenta un proyecto en el que 9 mujeres migrantes dan sus primeros pasos en hostelería
Son nueve mujeres migrantes con mucho interés por la gastronomía. Sin embargo, debido a las múltiples barreras de entrada –se tiene que hacer una gran inversión inicial, el sector inmobiliario no se adapta a sus necesidades y, además, les suelen exigir condiciones que no pueden asumir– no se atrevieron en su día a emprender y comenzar a cocinar sus primeros pasos en el sector hostelero. En este punto, entra Acción Contra el Hambre como ingrediente clave para crear una gastroeskola sostenible, un proyecto financiado por Fundación Caja Navarra y Fundación la Caixa a través del programa Innova.
“Durante el trayecto, ellas han ido trabajando en distintas fases –desde calcular cuánto cuesta desarrollar la empresa, a cuánto pueden vender sus productos o qué canales de marketing pueden usar para llegar a la gente– hasta llegar a este obrador con alimentos elaborados de forma artesanal en el que cada chica trae la esencia de su país y la adapta al mercado pamplonica. Todo está hecho con alma y con calma, a fuego lento”, apunta Consuelo Lobato, técnica de emprendimiento de Acción contra el Hambre.
Mujeres emprendedoras
Luisana Gamboa –venezolana de 39 años– y Nataliya Lipinska –ucraniana de 45 años– serán las encargadas de liderar el obrador situado en la avenida Sancho el Fuerte, 5, que inauguraron esta tarde con productos de todo tipo: postres, galletas, empanadas, bocados salados, pintxos de brownie o tartas, entre otras cosas, que cada semana irán alternando.
Luisana llegó a este proyecto a través de conocidos. Después de migrar, no le permitieron homologar su título de Educación Infantil y tuvo que buscarse las castañas para llegar a algo que le gustara. “Mis amigos me hablaron acerca de Acción Contra el Hambre y, en esta ocasión, estaba decidida a emprender y tener un establecimiento donde poder vender las cosas que cocino”, comentó. Y, después de seis años y muchos vaivenes vitales hasta llegar a este proyecto, afronta este reto con “muchas ganas porque lo que tenía en mente ya no es un sueño sino una realidad. Ahora solo nos queda estar pendientes de cómo va a funcionar el negocio”, reconoció.
Por su parte, Nataliya llegó a Pamplona por “un gran amor”. Su marido se mudó hace ocho años y ella decidió viajar con él. En ese entonces ya tenía muy claro que su especialidad era la elaboración de tartas –de hecho, ya ha preparado más de mil– y, en cuanto le hablaron del proyecto del obrador, ella decidió poner sus manos en la masa y dedicarse en cuerpo y alma al obrador. “Esto es una oportunidad para aprender cómo funcionan los negocios en España porque en mí país ya lo sé, y era mucho más sencillo. Así que me está enseñando a saber manejarme. Además, trabajar con Luisana es muy fácil. Compartimos todo, equipo, recetas; ella aprende a hacer tartas mientras que a mí me explica a hacer postres típicos venezolanos. Y es muy bonito porque hay mucha sinergia entre ambas. Creo que todo va a salir muy bien porque hemos invertido todo nuestro cariño y esfuerzo”, dijo mientras sonreía.
Itinerario formativo
Mientras que Luisiana y Nataliya ponen en marcha este negocio, que sabe a sus historias personales, las otras siete mujeres que han colaborado en la inauguración del obrador continuarán durante 20 días más realizando la parte formativa del proyecto. Y, en cuanto este periodo finalice, tratarán de continuar con este patrón y comenzar sus potenciales negocios.
Ana Laura Vázquez –mexicana de 54 años que lleva en Navarra desde 2021– es licenciada en Administración de Instituciones, estudió una carrera de Gastronomía y, gracias a la gastroeskola, ha tenido la oportunidad “de conocer a mujeres apasionadas por la alimentación y que tienen muchas ganas de crecer e innovar. Muchas de nosotras llegamos con una mano delante y otra detrás, sin conocer la cultura española, así que hemos tenido que descubrirnos como equipo y discernir qué es lo que los navarros quieren para poder acondicionarlo con nuestras costumbres”, explicó Ana Laura.
De hecho, esta colaboración entre todas las mujeres se ha convertido en el elemento estrella para el buen funcionamiento de este primer obrador: “Yo pruebo lo de mis compañeras y ellas prueban lo mismo. Por ejemplo, Olena Hubska –cocinera natural de Ucrania– hace chocolates de autor, pero no se queda en su producto, sino que valora cómo podemos insertarlo en nuestros platos y postres. Hemos trabajado en equipo de una forma muy bonita. Y es un regalo tener una experiencia tan abarcadora”, apuntó. En ese sentido, valoró este camino como un acompañamiento y un aprendizaje multidisciplinar, en donde “de lo ordinario, de algo que antes hacíamos en nuestras casas, podemos hacer cosas maravillosas, como un obrador, un negocio y un sueño”, concluyó.
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