En la víspera de que comience el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, el arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, ha despedido, en un funeral en la Catedral de Pamplona, al último papa.

Autoridades navarras, encabezadas por la presidenta del Gobierno, María Chivite, y el presidente del Parlamento, Unai Hualde, han acudido a la despedida, a la que gran número de ciudadanos se han acercado. Inicialmente, el funeral fue programado para el lunes pasado, pero debido al apagón, el Arzobispado lo pospuso a este martes.

Durante el funeral, Roselló ha señalado que la muerte del papa "ha dejado un sentimiento de soledad que se ha instalado en mucha gente. Ese carácter cercano, campechano y humano lo hacía como de casa. Los que hemos podido compartir algunas conversaciones con él, sentimos que nos falta algo".

"Supo escuchar el clamor de los pobres"

Francisco se convirtió, según ha dicho el arzobispo, en un mensajero y constructor de la paz a través de su encíclica "Fratelli Tutti", buscando la "amistad social" y el entendimiento entre todos los pueblos. "Todavía resuena la bendición urbi et orbi del domingo de Pascua, su llamada a la paz. Estas fueron de las últimas palabras 'Quisiera que volviéramos a esperar en que la paz es posible'", ha dicho.

Roselló ha destacado que el papa "supo escuchar el clamor de los pobres, supo abrazar y besar unas llagas de dolor muy duras, las llagas de las víctimas de abusos de la Iglesia".

Además, ha recuperado las palabras del papa Francisco cuando dijo que "la buena política no está encerrada en grandes edificios con largos pasillos", sino que "escucha la realidad, está al servicio de los pobres y se preocupa por los desempleados".

El arzobispo ha terminado señalando que "la vida del papa Francisco nos compromete a continuar su legado, y a pedir al Espíritu Santo, en el cónclave que comienza mañana, que nos conceda un padre y pastor que la Iglesia necesita en este momento y pueda continuar el camino iniciado por el Papa Francisco".