Un joven de Madrid de 25 años de edad se enfrentó recientemente en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra a una pena de entre 8 y 9 años de prisión, que le solicita la acusación particular y la Fiscalía, respectivamente, al entender que es el autor de una serie de proposiciones sexuales realizadas a través de Instagram a dos chicas menores de Navarra, a las que proponía sexo a cambio de dinero.

El procesado, que ha tenido más procedimientos abiertos por hechos similares en otros juzgados del Estado, alegó que jamás había contactado con dichas menores, que no las conocía de nada, que además no le interesan las chicas porque declaró que era gay aunque no le gustaba hablar de su vida privada y, por último, que compartía las claves del wifi de su casa con sus amigos, con los amigos de su hermano y compañeros de trabajo de su madre porque “a mi casa viene mucha gente y siempre dejamos que todo el mundo se conecte a la red y compartimos la clave”.

Cuenta asociada a su correo

Un atestado de la Policía Foral descubrió que su cuenta de Instagram estaba asociada a un correo electrónico de gmail (correo con su nombre y apellidos) y que se habían conectado para mandar los mensajes a las menores desde el wifi de su casa. Sobre este hecho que se le imputa, el acusado manifestó que en 2011 creó aquel correo, que había perdido la contraseña hace años y que no le gustan las redes sociales. “He cambiado de hábitos”.

Al procesado le acusan de enviar mensajes en Instagram a dos menores de Navarra en enero de 2022, cuando ellas tenían 14 y 12 años, y les propuso mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, en varias ocasiones y días distintos, ofreciendo cantidades que oscilaron entre los 300 y los 900 euros a cambio de realizar distintos tipos de prácticas sexuales.

El encuentro no se produjo

De igual modo, el acusado intercambió con las menores mensajes de contenido sexual explícito, remitió hasta en cinco ocasiones la imagen de sus partes íntimas y les propuso concertar un encuentro para mantener relaciones sexuales, para lo cual él se desplazaría a Pamplona, si bien el encuentro no llegó a producirse y las menores tampoco le enviaron imágenes suyas, que él les había pedido. En una ocasión también les propuso realizar una videollamada con la finalidad de masturbarse ante ellas.

El procesado dijo que él tampoco era quien había realizado dichas proposiciones y que no podía haberse ofrecido a venir a Pamplona porque “no tenía carnet de conducir, ni vehículo propio, ni dinero porque entonces no estaba trabajando”. Las menores no tuvieron que declarar en el juzgado y se proyectó el vídeo de la prueba preconstituida que realizaron en el Juzgado de Instrucción 3 de Pamplona.

Los peritos de la Policía Foral acreditaron en su informe que para haber utilizado la cuenta de Instagram del procesado era imprescindible conocer las contraseñas de su correo electrónico y acceder al mismo para poder manejar dicho perfil en redes sociales.