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Conmoción en Tudela por la muerte de Emilio Garrido Sáez, presidente de la Orden del Volatín hasta hace unos días

Emilio Garrido Sáez era muy conocido en la capital ribera y era todo un ejemplo de lucha y superación contra las enfermedades, ya que había vivido cuatro trasplantes de riñón

Conmoción en Tudela por la muerte de Emilio Garrido Sáez, presidente de la Orden del Volatín hasta hace unos díasDiario de Noticias

El tudelano Emilio Garrido Sáez, de 57 años de edad, presidente de la Orden del Volatín hasta hace unas semanas, falleció este lunes por la tarde en un accidente de tráfico en la A-68 en el límite de la Comunidad Foral con Aragón, entre las localidades de Cortes y Mallén. Su muerte ha causado una honda conmoción en Tudela, donde hace uso días ofreció una rueda de prensa para anunciar que dejaba la presidencia de la Orden del Volatín.

El fallecido, de 57 años, era muy conocido en la capital ribera y era todo un ejemplo de lucha y superación contra las enfermedades, ya que había vivido cuatro trasplantes de riñón. La semana pasada anunció que dejaba la presidencia de la Orden del Volatín que pasaba a manos de Celes Sebastián, y en su balance destacó que el objetivo del colectivo que presidía era “trabajar por y para Tudela”. Durante su mandato de tres años y medio al frente de la Orden del Volatín, toda una institución en Tudela, ha destacado por su discreción y labor callada, tratando de “cambiar la imagen de la Orden y desvincularla de ciertas cosas a las que se les unía y de la imagen de ser ‘unos tíos gordos con capa’”.

Cuatro trasplantes

En 1986, a pesar de haber adoptado un estilo de vida saludable, Emilio tuvo que entrar en diálisis y, mientras tanto, realizar su grado en Biología “como una persona normal, a pesar del cansancio y de las muchas horas que pasas en el médico”, contaba a DIARIO DE NOTICIAS hace unos meses. Dos años después, recibió su primer trasplante. Era solo el primero, el último en 2007 le fue donado por su padre, después de que los otros tres trasplantes no funcionara.

Emilio Garrido estaba casado con una enfermera a la que conoció gracias al tratamiento que recibió en Barcelona. Su lucha constante contra la enfermedad nunca le frenaron para alcanzar altos niveles profesionales y sociales, siendo parte muy activa en la vida social tudelana. En la actualidad era el director de la planta de residuos de Aspace en Aoiz. Precisamente decidió dejar la presidencia de la Orden del Volatín, algo que ya comunicó en su discurso de despedida en las Fiestas de la Verdura, por “motivos exclusivamente laborales y personales”.

Toda su familia ha estado muy implicada en la asociación Alcer, de hecho su padre Emilio, es responsable de la misma en la Ribera. Emilio Garrido y Carmen Sáez (que falleció hace unos años), los padres de Emilio, no dejaron de luchar cuando en Tudela no había un centro de diálisis, de hecho, lograron que se instaurara. Esa perseverancia fue una de las primeras cosas que Emilio y su hermana Ana, que también necesitó transplantes de riñón, aprendieron de sus padres. “Si ellos no se rindieron, ¿por qué lo tenía que hacer yo después de los dos trasplantes fallidos? Si a mí me vino bien para librarme de la mili”, decía entre risas a DIARIO DE NOTICIAS.

El accidente ocurrió hacia las 19.15 en la A-68 entre Mallén y Cortes, cuando al incorporarse a la autovía su coche y un tráiler que transportaba vehículos chocaron frontalmente. Los dos ocupantes del camión, uno de ellos un niño, resultaron ilesos.