Periodista, escritor y analista político, Michel Mompontet es una cara muy conocida desde hace décadas entre los franceses gracias a programas en la televisión pública como Envoyé Spécial, Mon Oeil o Carnets d’Utopie. Natural de Dax (1961), analiza para este periódico los resultados de las elecciones legislativas y las posibles derivadas políticas de las siempre trascendentes votaciones francesas. Francia ha terminado su ciclo electoral de 2022 y el resultado es un cambio radical del paisaje político que afecta a las bases y tradiciones políticas de la V República fundada por De Gaulle en 1958. Un país fragmentado en tres grandes bloques ideológicos, -el centro (Macron), la izquierda (Mélenchon) y la extrema derecha (Le Pen)-, y una presidencia de la República sin mayoría absoluta en la Asamblea Nacional por primera vez desde 1988, conforman un panorama casi inédito y lleno de interrogantes. En Iparralde los resultados electorales dieron dos diputados a Macron y uno a Mélenchon.

El resultado de las elecciones legislativas es la gran fragmentación del paisaje político francés pero el telón de fondo es la enorme abstención, sobre todo entre los jóvenes. ¿Qué están diciendo con esa indiferencia hacia el sistema político?

–La abstención entre los jóvenes es terrible. El 70% de los jóvenes no han votado y los pocos que han votado lo han hecho a los extremos. Hay una crisis democrática, como si el futuro no interesaría a los jóvenes. No hay una noticia más triste para una democracia que el ver a las nuevas generaciones sin ningún interés en los asuntos públicos, el bien común, en el futuro. La noche electoral estaba con unos jóvenes que me decían: “Las elecciones no nos hablan a nosotros, no nos interesa, tenemos otras formas de hacer política mediante asociaciones”. Son unas generaciones muy pesimistas, no entienden ni quieren entender el valor de la política para cambiar las cosas.

¿Quiénes serían los responsables de generar esta apatía entre los jóvenes?

– Las culpas siempre son compartidas. Sería de los dirigentes que no han sabido escuchar y hacer pedagogía. También de los medios de comunicación, que utilizan temas escandalosos que dividen a la sociedad, en vez de hacer pedagogía para explicar cómo la política interfiere en las vidas cotidianas, y también de los jóvenes, que prefieren estar en TikTok o mandando fotos. Cuando hablo con los jóvenes les comento por ejemplo lo que ha pasado con la Ley del Carbono en la Unión Europea, que se cambió el fin de semana pasado, muy importante para controlar las emisiones, y no quieren saber nada. Tienen un sentimiento pesimista, de derrota y una apatía desesperante.

Muchos analistas políticos hablan del agotamiento del sistema político francés. ¿Francia camina hacia una crisis de régimen?

–No tenemos ni idea de lo que va a pasar, es una situación totalmente inédita. Un presidente como Macron, que ha sido reelegido en las presidenciales, normalmente en las legislativas obtiene una mayoría absoluta de diputados. Muchos franceses votaron a Macron para parar a la ultraderecha, pero un mes más tarde han votado contra él. Macron es Macron, no tiene partido porque él mismo es su propia fuerza y su propia debilidad a la vez. En la cultura política francesa no estamos acostumbrados, como los alemanes o los italianos, a estudiar nuevas fórmulas para gobernar con diferentes componentes políticos.

¿Macron se va a entender en algún tema con Mélenchon o Marie Le Pen?

–Los partidos políticos que están ahora en la oposición en la Asamblea Nacional son bastante radicales. Las NUPES de Mélenchon y la ultraderecha son partidos radicales que no quieren saber nada de Macron. Quieren una crisis constitucional para cambiar todo. La ultraderecha plantea una utopía racista, nacionalista, xenófoba, populista, y la ultraizquierda en el fondo también quiere un cambio radical del sistema político. Este miércoles Macron hizo un llamamiento en televisión a los partidos políticos para buscar un terreno de compromiso de cara a la gobernabilidad y la aprobación de leyes. Pero al día siguiente los partidos de la oposición le dijeron que no quieren saber nada.

¿Puede haber otro estallido social como el de los chalecos amarillos o ese descontento puede ser canalizado a través de la Asamblea Nacional por la fuerte presencia de Mélenchon o Marie Le Pen?

–La estrategia de los chalecos amarillos era ante todo bloquear. Lo que escucho ahora de los dos partidos más potentes de la oposición es lo mismo: bloquear este sistema. Los chalecos amarillos acabaron pero persiste la ira, el sufrimiento, la miseria. Hay mucha gente que tiene miedo porque no entiende este sistema económico y social y solo plantean el bloqueo como opción.

El margen político de Macron es muy limitado en este momento.

–El primer cálculo de Macron es ir avanzando en su programa para que los franceses descubran que los dos partidos principales de la oposición están bloqueando y actuando en contra de los intereses de Francia. Macron cree que después de dos o tres meses, los franceses se van a dar cuenta de que las promesas electorales de estos dos partidos son disparatadas. Entonces es posible que convoque nuevas elecciones para terminar con este bloqueo porque tiene el poder constitucional para hacerlo.

Otro tema es cómo va a afectar la debilidad política de Macron a la Unión Europea con una guerra en Ucrania y el liderazgo de Olaf Scholz en Alemania, más tibio y diferente al que tuvo Angela Merkel.

–Macron fue el jueves a Bruselas para negociar la ayuda a Ucrania. El Macron que fue a Bruselas no es el Macron que fue a Kiev hace una semana, es mucho más débil. También es mucho más débil la coalición de gobierno alemana. Si vemos la fuerza política de los que mandan ahora en Europa, es el sueño de Putin. Con las legislativas francesas Europa ha perdido mucho poder de decisión. ¿Quién va a tener el poder político suficiente para aprobar la ayuda económica o el envío de armas a Ucrania si los dos actores más potentes de la Unión Europea tienen a sus líderes en posiciones muy frágiles? En Alemania la situación también es complicada por la fuerte inflación, la crisis ecológica por el carbón y las centrales nucleares… La debilidad de Macron y Scholz es una muy buena noticia para Putin.

En el campo de la izquierda, Mélenchon ha sido inteligente y hábil para unir a casi todos los partidos tras las presidenciales, aunque parece que una vez dentro de la Asamblea esta unión tiene bases débiles.

–Mélenchon, uniendo a toda la izquierda, ha conseguido algo muy potente pero no era una unión política sino electoral. Al día siguiente de las elecciones ya dijo que tenían que ser un único grupo parlamentario. Fue casi el final de las NUPES porque los verdes, los socialistas y otros partidos de izquierda no quieren pasar a tener el mando único de Mélenchon. No creo que las NUPES vayan a durar unidas mucho tiempo. Este es uno de los grandes cálculos de Macron. Piensa que si va un poco más a la izquierda en temas sociales o sobre Europa, va a recuperar los votos del Partido Socialista y de otros grupos de izquierda que le puedan facilitar la mayoría en la Asamblea que se unirían a los votos de Les Republicanos de Valérie Pécresse, aunque le faltarían todavía 35 votos para llegar a la mayoría absoluta.

El 2017 el Partido Socialista Francés presidía la República, cinco años después solo es un partido testimonial. ¿Va a desaparecer definitivamente?

–En política se aprende que nada ni nadie muere del todo. La elección presidencial con Anne Hidalgo como candidata ha sido el final de una historia. Un final que ha durado porque con Benoît Hamon como candidato socialista en las presidenciales de 2017 también fue un fracaso. La candidatura de Hidalgo es el final del final. Los jefes y cargos políticos importantes del Partido Socialista no le han apoyado casi nada, solo en la última semana de campaña, Hollande salió para apoyarla pero muy poco.

Pero pasar de la presidencia de la República a casi la desaparición es un caso único.

–Como partido puede estar acabado pero las ideas de la socialdemocracia no están acabadas. Hoy en día, el terreno ideológico y político de la socialdemocracia lo ocupa Macron. No hay sitio para dos. No hay que olvidar que el 60% de las personas que votaron al Partido Socialista en 2017 ahora votan a Macron. Podría ser que la hipotética desaparición de Macron de la escena política en 2027 signifique una resurrección para el Partido Socialista pero quién sabe...

Otro aspecto de la campaña de las legislativas ha sido la polarización de los medios de comunicación a favor de un candidato u otro pero sobre todo contra Mélenchon.

–Los militantes de Macron dicen que en el último mes de campaña, Mélenchon estuvo muy expuesto mediáticamente, que tuvo mucha más presencia que Macron. Por contra, los partidarios de Mélenchon dicen que los medios de comunicación están a favor del presidente. Cada vez que pierde un partido, la culpa es siempre de los medios de comunicación. Está muy de moda hablar mal de los periodistas y los medios de comunicación para explicar los fracasos políticos. Antes era un técnica de la ultraderecha pero ahora la utiliza todo el mundo. Sarkozy o Fillon utilizaron el odio al periodista y ahora los de Macron y los Mélenchon también lo usan.

Usted lo sabe bien porque en 2015 Marie Le Pen pidió su cabeza a la dirección de la televisión pública francesa a raíz de una sátira que hizo de sus candidatos. ¿Cómo vivió esta situación?

–Mi cadena me apoyó pero fue un momento muy violento para mí. Para los militantes de la ultraderecha fui el enemigo público número uno durante más de un mes, recibiendo amenazas e insultos. Yo era el horrible periodista de ultraizquierda. Claro que, visto desde el punto de vista de la ultraderecha todo el mundo es de ultraizquierda..

En la extrema derecha en este ciclo electoral hemos visto una lucha entre Éric Zemmour y Marie Le Pen, que ha ganado claramente ella. ¿Por qué ha fracasado Éric Zemmour que llegó a superar en las encuestas a Le Pen y tenía un apoyo mediático increíble?

–Éric Zemmour llegó a tener el 20% de intención de voto en las encuestas. Estaba continuamente en todos los medios de la derecha porque es un buen “espectáculo” televisivo. Él ha ayudado a percibir a Marie Le Pen de forma más suave, más amable, menos racista. Recuerdo reportajes en televisión donde Marie Le Pen aparecía con sus gatitos o cocinando para su familia mientras que Zemmour era el espantapájaros, el ogro. Al final, Le Pen ha conseguido 89 diputados y Zemmour ha desaparecido del todo. La responsabilidad de los medios con Le Pen es enorme. El caso Zemmour representa también la crisis de los medios de comunicación.

Puede ser Marie Le Pen la verdadera árbitro política si los partidos de NUPES van cada uno por su cuenta en la Asamblea Nacional?.

–En la configuración política que ha salido de las elecciones, Rassemblement National va a ser la fuerza política número uno de la oposición. La mayoría de sus diputados no tienen ninguna experiencia política, por lo que va a ser complicado para Le Pen tener un grupo que funcione de forma coherente. Ahora, el centro de la ultraderecha francesa ya no es el partido, es la Asamblea Nacional y por eso Marie Le Pen ha dejado la presidencia de su partido y se va a centrar en la Asamblea. Después de los cinco años de mayoría absoluta de Macron, la Asamblea ha pasado de ser un lugar sin poder a ser una institución con poder político, que también es importante para la democracia, por terminar la entrevista con algo positivo.